sábado, 31 de diciembre de 2011

La utopía sirve para caminar


Dice Galeano, parafraseando a su amigo Fernando Birri, la utopía sirve para caminar. Este es mi deseo para el 2012, que todos caminemos juntos y avancemos en la consecución de nuestra felicidad un poco más. Que sigamos persiguiendo la utopía. Que nunca dejemos de hacerlo. Que reivindiquemos nuestro derecho a la felicidad y al delirio. Y que consigamos ambas cosas.




sábado, 24 de diciembre de 2011

Pequeño vals vienés

Durante los últimos días no sé cuantas veces he escuchado esta canción. La letra, como es bien sabido, la compuso Federico García Lorca, allá por 1930. No estoy seguro, pero me parece que no vio la luz hasta cuatro años después. La música es inconfundible. Es Leonard Cohen en estado puro. Es fácilmente reconocible. Existen muchas versiones musicadas de este maravilloso poema. A mí la versión que más me gusta es la de Leonard Cohen (su propio hijo Adam tiene otra). A esa, a la de Leonard Cohen, es a la que yo me refiero cuando digo que en estos días la he escuchado en innumerables ocasiones.

La que he colgado aquí, como todo, la encontré en youtube. He puesto esta versión en castellano (existen otras versiones, cantadas por otros artistas) porque me parece que es la más transparente, la que nos permite apreciar la belleza de la composición de Lorca.

El poeta lo tituló "Pequeño vals vienés". Leonard Cohen le puso música y a la nueva composición surgida le llamó "Take this waltz" (Toma este vals).

El enlace que sigue nos manda a youtube. Pienso que merece la pena hacer un nuevo clic para escuchar esta delicia.

Hoy día 24 de diciembre es un buen día para escuchar música: ¿Por qué no?



jueves, 22 de diciembre de 2011

Buena salud

Aunque no se decía de forma expresa, cualquiera que hubiera leído la anterior entrada en este mismo blog, habrá reconocido inmediatamente que el número 22235 al que hago referencia, en realidad no es ninguna de las cosas que se anuncian como posibles. En realidad, es el número del décimo de la lotería nacional que jugaba para el sorteo de hoy. Esto no quiere decir que no sean ciertas las cosas que se dicen en el artículo. Por ejemplo, es rigurosamente cierto que el código postal de la localidad de Tijuana llamada "Divina Providencia" es el susodicho 22235. Como igual de cierto es que ese número también podría corresponderse con el código postal de una localidad de Huesca. Sin embargo, siendo cierto que los CP de Huesca empiezan por 22, no es menos cierto que en su momento no conseguí encontrar una localidad con los siguientes dígitos, hasta completar el número del décimo que me jugaba en la lotería. Por eso no facilité su nombre y barrunto que probablemente no exista.

Dicen que la fortuna hay que buscarla, quizás por eso debería haber sido más perseverante, e intentar descifrar el mensaje que me enviaba el destino. El mensaje estaba cifrado y decía algo así: "No te molestes, no existe ninguna localidad en Huesca con ese código postal, lo que significa ese número es que el Gordo de la lotería se venderá en Huesca". Y así ha sido. El Gordo de Navidad cayó en Huesca. Me equivoqué de polo a polo. Yo lo buscaba en Tijuana, México. La fortuna es así de caprichosa.

¿De salud? Muy bien, gracias.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Número 22235, de la Divina Providencia

Puede ser el número de una resolución, de un auto o de una sentencia judicial. Puede ser el número de un cojinete de un vehículo marca SAB. Puede ser la página del Boletín Oficial en el que aparezcan publicados los presupuestos Generales del Estado para el próximo año. Precediéndolo de las siglas ID, puede formarse el nombre de un gen de un ratón o el de la molécula de carbono que forma un nanotubo. 

No es un número primo. No es un número perfecto. No es un número de Catalán. No es un número de Bell. Pero sí podría ser, si existiese, el código postal de una localidad de la provincia de Huesca.

Lo podríamos transformar en binario, y tendría este aspecto: 101011011011011. O en uno "octal", que tomaría la forma 53333. También lo podríamos transformar caprichosamente en uno Hexadecimal, adquiriendo el siguiente aspecto: 56db.

El seno del número 22235 existe, y es -0,92940. El coseno también existe y es 0,369057 y la tangente es el resultado de dividir el seno entre el coseno, es decir: -2,5183. Haciéndole mil perrerías podría determinar su raíz cuadrada, cúbica o las operaciones aritméticas que más me placiese, que para eso son los números, para hacer con ellos lo que uno quiera. Por ejemplo, podría dividirlo entre dos y resultaría el número 11118. Operando también lo puedo reducir a un sólo dígito: 2+2+2+3+5=14; 1+4=5. El número cinco puede representar al número de hijos que tuvieron mis padres, o los años de un lustro o el período de un mandato presidencial en los Estados Unidos de América. Con los números uno puede hacer juegos malabares, sólo hay que tener cuidado de que no se te caigan.

Los números pueden ser mágicos, amigos o perfectos (para Juan José Millas, también pueden ser IDIOTAS). Mis dos hijos nacieron en un día 28, que es un número perfecto (en realidad, el segundo de los números perfectos conocidos. El anterior es el 6). Los números también pueden ser deficientes, abundantes, pares, impares o primos.

Si yo fuera un espía. Si esto fuera la Guerra Fría, el número 22235 podría contener un mensaje cifrado. Y los servicios secretos de medio mundo estarían destripándolo sobre sus mesas. 

Lo cierto es que el 22235 es el número del código postal de la localidad de la Divina Providencia, en Tijuana, en el Estado de la Baja California Norte, en México.

Tal como se puede ver, en el imperio de los números nunca se pone el Sol.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Sana juventud

Este martes asistí al partido de fútbol que disputó la Ponferradina contra el Real Madrid en la capital berciana. Fui acompañado de uno de mis hijos y un amigo suyo. Al lado tenía a dos de mis hermanos y a un sobrino. Fantástico este sobrino mío. Es feliz, se le nota en la cara. Es feliz desplazándose desde Madrid a ver el encuentro (¡¡¡ida y vuelta en el día!!!). Es feliz viendo jugar a la Ponferradina, al Real Madrid y hasta disfruta comiendo el bocadillo frío de pan revenido que nos prepara cuidadosamente Manolita. Todos somos hinchas de la ponferradina. ¿Qué otra cosa podemos hacer? La prensa local resaltaba que el presupuesto anual de la Dépor daría tan sólo para pagar una nómina mensual a Cristiano Ronaldo. ¡Qué desproporción! En el Toralín, que es como se llama el flamante campo de fútbol de la Ponferradina, ampliado para la ocasión, al menos había dos ignorantes de la ciencia futbolística (aparte de Mou, claro): uno era yo y la otra persona era una periodista, que, por elemental cortesía, omitiré su nombre. Pese a ello, vi un partido con el que disfruté y en el que, en mi modesta opinión, los locales no sólo dieron la cara, sino que salieron ilesos del choque con ese tren cargado de estrellas que es el conjunto madridista.

Tal como marca el manual de buenas costumbres, la afición ponferradina hostigaba e increpaba constantemente a los jugadores del Madrid. En cualquier lance en el que perdía el equilibrio un jugador de la ponferradina inmediatamente aparecía en el imaginario la mención a la madre del jugador del equipo de primera. En los momentos decaídos, la afición sobrellevaba el partido prodigando insultos de forma indiscriminada a los jugadores de elite del equipo contrario, sobretodo a los que se aproximaban a la banda en la que nos encontrábamos. El momento culminante se alcanzaba cuando Kaká se acercaba a sacar un córner. Toda la afición de nuestro entorno se levantaba a increparlo sin piedad.

¿Pero qué ocurría cuando el partido se disputaba en el área contraria, lejos de la posición en la que nos encontrábamos nosotros? Pues lo que parece habitual en estos casos, lo que dice el manual, se insultaba a la Cultural Leonesa, el equipo de la capital que milita en la actualidad en la 3ª división y de cuya rivalidad no es necesario dar cuenta aquí. Poco importaba que nada tuviese que ver en ese encuentro, aunque según me han dicho su presidente se encontraba en el palco. A los aficionados locales les parecía un buen recurso mentar al eterno rival para estimular y levantar la moral y la autoestima de los suyos.

¡Hasta ahí podíamos llegar!, debió pensar mi hijo y su amigo venidos desde León expresamente para presenciar el evento. ¿Ahora por qué se meten con la Cultural? me preguntó mi hijo. A mí, que soy de Ponferrada, tengo más años que él y estoy habituado a ello, me pareció que la respuesta era obvia; pero me hice el despistado para no contestarla.

Pese a todo ello, el entrenador del Real Madrid ha declarado a la prensa haber recibido un trato exquisito y cariñoso del público berciano, que promete devolver en Madrid. Me pregunto si al polémico entrenador no le llegarían las voces y comentarios soeces de algunos de los sujetos de mi entorno y del resto del estadio. Por ejemplo, las jóvenes que se encontraban a mi izquierda se desgañitaron la voz insultando a todo jugador del Real Madrid que se aproximaba, parecía que les iba la vida en ello. Yo, en cambio, no reaccioné de la misma manera, y no lo hice precisamente por la misma razón que ellas sí lo hicieron, por costumbre, claro. Sobre mi pasividad, Manolita diría que yo "no siento los colores", pero dado que no acudo regularmente al fútbol, que nadie se extrañe que me siga sorprendiendo ese tipo de expresiones y más en gente tan joven, acompañados algunos incluso de padres y hermanos pequeños. Cuando estas cosas suceden siempre me viene el recuerdo mi profesor de física del instituto de bachillerato, quien todos los viernes, al despedirse, nos decía que si teníamos previsto acudir a ver un partido de fútbol, no nos olvidáramos de leer antes, al menos, un periódico, según él, para que pudiéramos perder algo de cultura. Según Isaías, que era como se llamaba este archiconocido profesor, dando por descontado que en el fútbol siempre se pierde cultura, le parecía una desconsideración que uno fuese desprovisto de unas "letras" para siquiera poder perder algo de ellas. Tantas veces tuve que oír esa expresión que debo dejar claro que desde entonces yo he cumplido con la parte que me toca, y en las pocas ocasiones que he ido al fútbol he tenido la precaución de cumplir minutos antes con el consejo del sabio profesor, por si acaso.

Pero hay un detalle de la afición ponferradina que no quiero dejar de comentar, que me sorprendió y al mismo tiempo me reconfortó. En un momento del partido en el que un par de aficionados profirieron algunos insultos de corte racista, dirigidos a algunos jugadores del Real Madrid, un joven de unos 18 o 19 años que se encontraba en la grada, justamente debajo de mi asiento, ataviado hasta las trancas de símbolos de la sociedad Deportiva Ponferradina, y que había estado muy activo durante todo el partido coreando las consabidas consignas, se levantó, alzó las manos y cortó de raíz ese tipo de proclamas y lo que es más impresionante, los aficionados le obedecieron inmediatamente.

¡Qué detalle! Tenía razón Mourinho, hay que ver qué afición tiene la ponferradina. Cuando llegue mi hijo a casa tengo que acordarme de decírselo. Aún no está todo perdido.

martes, 13 de diciembre de 2011

Agotado

Cuando todavía no son las 12 de la noche, me cuesta mantener los ojos abiertos. No soy capaz de concentrarme en la lectura y una vez más he abandonado "La leyenda roja" de Denise Urcelay. Tengo mucho interés en concluir la lectura de este magnífico libro; pero los astros se deben conjurar para que lo coja en mala hora. Y esta, ahora mismo, es una mala hora. 

Durante el fin de semana descansé lo suficiente. La rutina presidió todos los actos. Nada extraordinario aconteció. Pude pasear y descansar cómodamente. Tomarme un café con tranquilidad y leer la prensa sin prisas. Por eso, hoy pude comenzar la jornada un poco más temprano. No mucho más. La ausencia de tráfico y sobre todo la ausencia de contertulios en la cafetería desde la que tomo impulso todas las mañanas favorecieron que me dirigiera al trabajo más pronto y llegase también más temprano (creo que fueron diez o quince minutos antes ¿alguién me los retribuirá?). No me lo había propuesto; pero puesto que ya estaba sentado frente al ordenador comencé a trabajar sobre los asuntos pendientes. Finalice alguno de ellos.

La concentración en la tarea fue tal que apenas me incorporé de mi silla en toda la mañana. La atención del teléfono. Las consultas, las citas y las reuniones, etc., etc., casi sin darme cuenta me llevaron a las siete de la tarde, con un pequeño receso para tomar un poco de aliento y un bocado. Por la tarde, cuando llegué a la oficina todavía estaba el personal de limpieza haciendo su tarea. Sólo cuando salí y cesé la actividad me dí cuenta de lo cansado que estaba y de lo prolongada que había sido la jornada. Una más.

Así que en estos momentos estoy realmente agotado...cansado. Pienso que mañana será otro día. Por hoy ya está bien. Se acabó.


martes, 6 de diciembre de 2011

Santa Bárbara, patrona de los mineros

Si la hija del rey sátrapa resucitase quedaría muy sorprendida de la trascendencia histórica que ha tenido su involuntario martirio. A la joven, y, por lo que dicen bella, Bárbara, tras convertirse secretamente al cristianismo contra la opinión de su rey padre, apenas le quedó tiempo para hacer proselitismo. Vivió la mayor parte de su corta vida encerrada en una torre y cuando su padre descubrió su conversión a la nueva religión decidió torturarla. La ató de pies y manos, la flageló, la depositó en una cama de cerámicas punzantes y cortantes, quemó su cuerpo extendido con hierros puestos al fuego y cuando creyó que era suficiente aberración la entregó a un juez para que dictara sentencia sobre su conducta. El juez la condenó a la pena capital y determinó que se ejecutase la sentencia mediante su decapitación.

A Bárbara por estos hechos la Iglesia Católica Apostólica y Romana la hizo santa. Desconozco cuál pudo ser su aportación a la causa, más allá de haber sufrido tortura sin razón alguna. ¿Su conversión al cristianismo? Quizás. La segunda centena de nuestra era, en la que se produjeron los hechos que he descrito, eran tiempos en los que la nueva religión estaba ávida por distinguir héroes para la causa. Así se inauguraba el santoral.

No sé en qué época los artilleros y los mineros decidieron hacerla su patrona. No he tenido el más mínimo interés en buscar cuándo se produjo la elección de esta patrona ni quién la promovió. Recuerdo haber ojeado en el Colegio Profesional un libro en el que se cuenta la (corta) biografía de la Santa; pero no recuerdo cuándo ni quién lo decidió.

Lo que sí sé es que la festividad se celebra cada año el día 4 de diciembre. Este día nunca me pasa desapercibido. Primero por mi procedencia de una cuenca minera, después por mis estudios universitarios y finalmente por mi pertenencia al colectivo profesional. El cuatro de diciembre de cada año, por unas cosas u otras, está muy presente en mi vida desde hace muchos años. 

Este año no ha sido diferente. Sin embargo, he renunciado a varias celebraciones. No pude asistir por razones de trabajo a los actos programados por la Escuela de Ingenieros ni a la comida de fraternidad de uno de los colegios profesionales a los que pertenezco. No asisto a celebraciones religiosas, de modo que al final entre unas cosas y otras, este año toda la celebración consistió en asistir a la comida ofrecida por otro de los colegios profesionales en el Hostal de San Marcos de León.

Hay un dicho que dice que uno sólo se acuerda de Santa Bárbara cuando truena. Debo decir que la pobrecilla que se sepa poca o ninguna relación tuvo con la pólvora, la dinamita o con ese fenómeno meteorológico que es el trueno. De ser cierta la leyenda, posiblemente el mayor estruendo que oyó en toda su vida fue el provocado por sus propia voz al ser salvajemente torturada. Por eso no dejo de preguntarme cuál es la relación entre los mineros y su patrona.

Alguna relación tendrá que haber. Y efectivamente quien la busca suele encontrarla. Para ello es necesario volver a la leyenda del sacrificio de la santa, retomándola donde la habíamos dejado, es decir en los momentos previos a la ejecución de la sentencia dictada por un juez contra ella.

La decapitación a la que fue sentenciada fue ejecutada por su propio padre. Por eso la santa, la pobre Bárbara, nunca oyó trueno alguno. Dice la leyenda que tras el horrible parricidio su padre fue fulminado por un rayo. De manera que puede decirse que no sólo Santa Bárbara no oyó el rayo sino que tampoco lo pudo oír su padre. Supongo que en el lugar que se eligió de patíbulo habría testigos que pudieron dar testimonio de lo sucedido para la historia. Así lo debieron contar y así lo relatamos nosotros. En todo caso todo esto constituye una historia cruenta para la que no veo motivo alguno de conmemoración. Pienso que estas son cosas para las que uno, por mil años que viva, nunca encuentra explicación. Me pregunto si no habrá acontecimientos en la historia más dignos de conmemorar y con una relación más directa y menos alambicada con la profesión minera. Pero no hay que olvidar que somos hijos de una tradición cristiana. Al que no lo entienda le recomiendo que lea a Saramago.


sábado, 26 de noviembre de 2011

¡Ledo Ivo en León!

Hace casi tres meses, en este mismo espacio, dejé unos versos de Ledo Ivo. El poema se titulaba "Los pobres en la estación de autobuses". Cuando lo hice no me podía imaginar que en muy poco tiempo iba a poder verlo, oírlo e incluso disfrutar de su conversación y de su singular forma de recitar versos. El encuentro se produjo en León, con motivo de la entrega de un premio concedido por su editorial al genial poeta brasileño.

Fue un acto singular. Por raro que parezca no hubo discursos. La editorial consideró adecuado que los asistentes solo escucháramos a Ledo Ivo recitar sus propios poemas. Y eso es exactamente lo que ocurrió. El maestro brasileño leía en su portugués el poema por él mismo elegido al azar y cuando finalizaba le entregaba el libro a Juan Carlos Mestre para que lo repitiese en castellano. El resultado fue un asombroso espectáculo. Ledo Ivo recitando sus poemas, Juan Carlos Mestre lo repetía con su peculiar forma de recitar. Sublime. Disfruté desde el minuto uno.

Todo empezó de esta manera: Ledo Ivo abrió el libro que le pasó su editor, seleccionó un poema y empezó a recitar. Para mi fue una increíble sorpresa que el primero de los elegidos fuese justamente "Los pobres en la estación de autobuses", aquella composición que tanto me gustó y que no sé muy bien la razón que me impulsó transcribirlo en el mes de septiembre en este mismo espacio.

Nunca había visto en persona a Ledo Ivo, y en muy pocas ocasiones a Juan Carlos Mestre. Ledo Ivo a sus 87 años de edad tiene la apariencia del secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética. Leía sus poemas y cuando terminaba le pasaba con tal ímpetu el libro a Mestre que parecía que le quemaba en las manos. Era una situación muy graciosa. A continuación, él consultaba la elección del próximo poema que iba a leer con el organizador del evento. Lo hacía en voz alta, con el micrófono abierto, porque no oía bien. Interrumpía constantemente, y sin darse cuenta, la lectura de Mestre. Mestre pacientemente detenía la lectura, miraba fijamente a Ledo Ivo y esperaba a que el maestro brasileño resolviera sus dudas. El poeta se percataba del suceso y se reía abiertamente. Nunca vi a nadie reírse en un acto cultural con la naturalidad que lo hacía Ledo. Su risa contagiaba al auditorio y a continuación todos nos reíamos con él. 

Fue una jornada maravillosa. Eso ocurrió ayer viernes día 25, a partir de la 8.30 de la tarde. Mañana es mi cumpleaños y no se me hubiera ocurrido mejor forma de celebrarlo que rememorando este encuentro y leyendo unos cuantos versos de Ledo; pero no en un libro cualquiera, los leeré en el libro que él mismo me dedicó (después de que tuviera que repetirle en varias ocasiones mi nombre, hasta tener que llegar a deletreárselo).

Sí, también hubo más cosas para hacer de ese día un día feliz e inolvidable. Pero eso me lo guardo para mí. Quiero saborear cada instante de esa maravillosa jornada.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Histórico


Todo lo que en estos tiempos ocurre a nuestro alrededor recibe el calificativo unánime de "histórico". No hay duda de que es la palabra de moda. Ya he perdido la cuenta de los récords que hemos batido. Todo lo que nos pasa es histórico: miremos al lado que miremos, a cada paso, hay quien nos recuerda que vivimos momentos históricos. En el bar, en la tele, con la familia, en la oficina es la voz que más se repite: ¡hacemos historia! Lo dicen los periodistas a sus lectores en sus ediciones digitales e impresas, lo dicen los camareros a sus clientes mientras les ponen el café, lo dicen los profesores a sus alumnos. Lo decimos los padres a nuestros hijos. Y claro, de tanto repetirlo hemos terminado por creérnoslo. 


La selección española de fútbol ha hecho historia al ganar el mundial que se disputó el pasado año. Leo Messi ha hecho historia con el Barcelona. Iker Casillas ha obtenido un resultado histórico como jugador internacional, defendiendo la camiseta roja, al superar los 126 partidos de Zubizarreta. La prima de riesgo española cada día alcanza nuevas cotas históricas, elevándose por encima de los 500 puntos básicos respecto a la alemana. El desempleo en España es una realidad descarnada, que afecta a millones de ciudadanos. Las cifras de las encuestas de paro arrojan valores también (dramáticamente) históricos.


Parece que en España todo lo hacemos a lo grande. No lo sabemos hacer de otra manera. Todo lo que tocamos en estos días nos parece digno de figurar con letras doradas en el gran libro de la historia.


En las elecciones celebradas en la jornada de ayer todo fue histórico. Empezando por la abultada victoria del Partido Popular, que nadie duda en calificar de histórica. De igual manera, se puede calificar de histórica la derrota del Partido Socialista Obrero Español. Históricos fueron los resultados de CiU en Cataluña, los de Amaiur en el País Vasco o los de UPyD e IU en el resto de España.


No sé qué manía nos ha entrado a todos con pasar a la historia. Lo que sí sé es que hay que tener cuidado porque tanta euforia y exageración conlleva un peligro. Y este es confundir dos términos antitéticos, dos conceptos contrapuestos: histórico y fabuloso.


Histórico es aquello que por la trascendencia que le damos al acontecimiento merece figurar en la historia, lo fabuloso es justamente el término contrapuesto, sinónimo de legendario, refiriéndose a una realidad no comprobada y de la que no hay garantías de certeza.


Muchas de las cosas que están ocurriendo en este país en estos días, sin duda, son fabulosas y formarán parte como tal de la leyenda de los partidos políticos y del imaginario de todos los ciudadanos; pero yo espero, por el bien de todos, que en los próximos años estos acontecimientos los recordemos como un mal sueño y que en ningún caso pasen como algo digno de reseñar en la Historia. Espero que las cifras del paro, la prima de riesgo, el pelotazo inmobiliario, la desmoralización como país que soportamos estoicamente en estos días pasen rápido y no ocupen una sola línea en los libros de historia que deban estudiar nuestros biznietos. En caso contrario, quienes lleguen a esas edades (a la edad de tener nietos y aún biznietos), ¿Cómo lo van a explicar? ¿Quién puede batir tanto récord histórico en tan poco tiempo, sin levantar fundadas sospechas de dopaje? 


Digo yo, ¿acaso no andaremos los españoles algo dopados? Porque tanta plus-marca a mí no me parece natural, no a vosotros.




miércoles, 16 de noviembre de 2011

La gorra anti-crisis con orejeras

Cuando llegué a casa, mi madre sostenía una extraña gorra con orejeras que mostraba orgullosa a mi padre. Por el tono de voz que empleaba y la atención que él le prestaba, me pareció que el asunto tenía relevancia. Mi madre le enumeraba cadenciosamente a mi padre las excelencias del complemento recién adquirido. Era una gorra forrada, con unas orejeras diseñadas para proteger el pabellón auditivo de las frías mañanas invernales. Mi padre tomó en sus manos la gorra, la examinó y asintió satisfecho. La sonrisa de ambos me confirmó que la compra, además de acertada, había sido todo un éxito, a pesar de que a mí solo me parecía una gorra, sin mayor misterio.

No sé si fue exactamente en esa misma madrugada, pero sí recuerdo que en otras ocasiones en las que el reloj despertador de mi padre, que invariablemente sonaba a las 5.30h, me desvelaba, le oía encerrarse en el baño para asearse y prepararse para una nueva jornada laboral. Cuando cerraba la puerta de casa, yo me lo imaginaba dirigiéndose al trabajo en su bicicleta, cubierto y debidamente protegido del frío con la gorra forrada que le había regalado mi madre. Esto me proporcionaba una gran satisfacción, me hacía sentirme feliz y recuperar inmediatamente el sueño.

Mi padre, que podría tener muchos defectos, tenía al menos una innegable virtud, que era la de conseguir ser feliz con las cosas más sencillas, de ahí la cara de satisfacción que puso al recibir de la mano de mi madre la gorra orejera forrada. Con los años, mi admiración se ha acrecentado. A la razón de la sencillez he añadido la de la esencialidad. A mi padre mientras vivió sólo le preocupó lo esencial y nunca lo accesorio. De la misma manera elegía el plato que degustaba por el filete y no por los guisantes de la guarnición. Saber que había elegido correctamente le bastaba para ser feliz.

Procuro no olvidar esta lección. A pesar de ello, en los momentos de cierta bonanza económica y de dispendio olvidamos lo esencial, nos apartamos de la sencillez y nos preocupamos por cuestiones banales. Es curioso: si echamos la mirada hacia atrás podremos recordar momentos de desasosiego provocados por  la imposibilidad de obtener una entrada para el concierto del músico de moda o del partido de fútbol de una competición de tercera. Cuestiones todas ellas de escasa importancia. Muchas veces he oído decir a mi madre que solo echamos de menos aquello que perdemos. Por ejemplo, damos realmente la importancia que tiene disfrutar de una buena salud sólo cuando aquélla nos falta.

Ahora no estamos en un buen momento económico. Todos los indices nos anuncian un futuro incierto. Hoy mismo, sin ir más lejos, la prima de riesgo ha alcanzado máximos históricos. Es lógico que mostremos nuestra preocupación. Yo mismo en estas páginas he hablado de ello; pero cuando el desánimo alcanza un cierto nivel, un punto al que ya he llegado, y considero que eso puede afectarme hasta el punto de llegar a distraerme de mis ocupaciones principales, se activa automáticamente un mecanismo que me trae al recuerdo la lección fundamental de mi padre: "lo que importa es el filete y no la guarnición". Y el filete es lo sencillo, lo próximo, lo que carece de complicación..., lo esencial. El filete es ser feliz con las cosas más sencillas, ser feliz con lo que tenemos.

La crisis es como aquellas ecuaciones diferenciales, que tanto nos martirizaron en nuestros años mozos, tiene infinitas soluciones generales y además una particular. Que cada uno busque la suya, aunque una buena opción consiste en pertrecharse con el gorro con orejeras y esperar, protegido de las inclemencias, a que el tiempo escampe. ¿Qué otra cosa a estas alturas podemos hacer?

martes, 15 de noviembre de 2011

Extrañas coincidencias

Cuando aparecieron los primeros síntomas serios de la crisis, el primer ministro francés habló de la necesidad de refundar el capitalismo. Para la izquierda, sin embargo, la ocasión era propicia para anunciar el fin del capitalismo e incluso esa misma izquierda recuperó el viejo discurso marxista en el que se decía que las contradicciones del capitalismo acabaría con este sistema. Y el momento había llegado. ¿Pero realmente estamos ante una contradicción o por el contrario estamos ante la visión más pura (y descarnada) del capitalismo? Es obvio que la respuesta a la crisis en absoluto ha consistido en alguna de estas dos opciones: ni re-fundación ni salida por la "izquierda", sino más bien todo lo contrario: más capitalismo de manual: aplicación de más ajustes, reducción de déficit públicos, etc.

A pesar de todas las medidas aplicadas por los Gobiernos de los países periféricos, los mercados se muestran insaciables. Quieren más. Hacen quebrar a Islandia, Grecia, Portugal... Y es posible que también a Italia y a España. ¿Y después qué?

Todo apunta a que si los mercados siguen presionando la Unión Monetaria, la Unión Económica, la Unión Europea se van directamente al garete.

Lo más sorprendente es la respuesta que ha dado a esta situación el Gobierno europeo (Sarkozy-Merkel). Esta ha consistido en retirar de la dirección política a los políticos y poner en su lugar a los técnicos, a los gurús del mercado, a los tecnócratas. La Unión Europea no se ha cortado un pelo y ha puesto primeros ministros en Grecia y en Italia. Así, sin más, y sin despeinarse. Y en los países en los que no pone primeros ministros, susurra a éstos en el oído las políticas que deben hacer, y si no hacen lo que se les dice echan regañinas del tipo "malo Berlusconi", "lento Zapatero", "tu tiempo ha terminado, Sócrates"...

Quién iba a decirnos hace tan solo unos meses que coincidirían en algo tan importante los indignados del 15M y los mercados: en la defenestración de los políticos. Ya advertimos en su momento de este riesgo. Algunos se equivocaron al lanzar precipitadamente proclamas contra todo político que se mueva y por extensión contra la política. Los que gritaban ¡fuera políticos¡ hoy les han escuchados los mercados, que han aceptado la sugerencia y han dicho: pues sea: fuera los dirigentes de Grecia e Italia, nos lo pide el pueblo (y el bolsillo).

Desde luego a mí no me gustaba nada Berlusconi; pero eso no es óbice para advertir que tanto en Italia como en Grecia debían haber sido los ciudadanos de sus respectivos países quienes decidieran sobre su futuro y el de sus dirigentes; pero no ha sido así. Han sido sustituidos, relevados, sin consultar a los ciudadanos y sin convocar elecciones, y todo ello por órdenes de la superioridad. ¿Este es el modelo que queremos para salir de la crisis? Insisto: ya advertimos de este peligro y ya dijimos que la solución no está en la denigración de la política, en la desidia o en la abstención. La solución consiste en todo lo contrario, en un mayor compromiso social, en una mayor implicación de los ciudadanos en las decisiones de Gobierno. La solución, en definitiva, es más participación y más democracia.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Elogio al talento

El empollón de la clase de mis tres cursos de bachillerato era una excelente persona. Era un chico educado y formal, aunque para mi gusto excesivamente rígido y, en ocasiones, demasiado ñoño. Interaccionaba lo justo con el resto de compañeros de clase. Apenas participaba en las actividades colectivas y extraescolares. No formaba parte de ningún equipo deportivo del instituto ni por supuesto lo representaba en competición alguna. Tampoco formaba parte del grupo de redacción de la revista dirigida magistralmente por el profesor de Geología, ni era del cineclub impulsado por Celestino, el jefe de Estudios. No participaba de los procesos electorales para elegir delegados. No le interesaba presentar trabajos a los concursos literarios ni participar del coro, si eso no tenía una repercusión directa en las calificaciones. La pregunta que se hacía era: ¿Eso sube puntos en la nota? Todo su tiempo lo empleaba en estudiar para obtener buenas calificaciones. Y esto lo hacía muy bien.

Haciendo honor a su fama de empollón de la clase, nunca nos defraudó. Siempre obtuvo las mejores calificaciones del aula. Lo más sorprendente es que de todos era conocida su falta de competencia para la actividad física y el deporte. En los partidillos y actividades que organizaba el profesor de Educación Física nadie lo quería en su equipo, era un manta de una torpeza proverbial. Se puede decir sin miedo a exagerar que era un auténtico patoso. Que yo recuerde, lo mismo ocurría en las clases de Filosofía o de Religión: estas eran clases más dinámicas y participativas y en ellas los profesores invitaban a opinar. Él nunca lo hacía, porque todavía "no había estudiado el tema". En ocasiones, el "tema" nunca llegaba, como en clase de Religión de la que nunca conocimos el programa. Siempre constituyó para nosotros un auténtico misterio, de la misma entidad que el de la santísima trinidad, saber cuál era el criterio que aplicaba el "cura" para calificar a los alumnos, dado que habitualmente no existían pruebas escritas.

A pesar de ser como he dicho manifiestamente torpe, el empollón de la clase siempre sacó, para regocijo de él y su familia, sobresaliente en Gimnasia, y lo mismo ocurría con Religión, filosofía, Música, etc.

Un buen día el profesor de matemáticas me contó su indignación debida al desarrollo de la reunión de evaluación que se acababa de celebrar para los alumnos del aula de la que él era tutor. El expediente de un alumno (con un peculiar carácter áspero y rebelde) que entró a la reunión de evaluación con CUATRO suspensos, salió asombrosamente de ella con todas las asignaturas aprobadas. Me contó que el milagro se obró a consecuencia de ser él, como profesor de matemáticas, el primero en decir la calificación de "Notable". Eso encendió todas las alarmas y, automáticamente, los profesores de Gimnasia, Música y Religión que traían anotadas en sus agendas un "suspenso" (más por su actitud que por su aptitud), cantaron un artificioso "aprobado". La profesora de Geografía, que estaba dudosa, resolvió el conflicto aprobándolo también. Este alumno era un personaje singular, algo retraído y poco comunicativo. En eso, al menos, algo se parecía al empollón de mi curso. Le gustaba dibujar y pintar, y le gustaban también las matemáticas, así que en primero de bachillerato no hizo otra cosa en todo el año que pintar y resolver enormes castillos de fracciones, que era lo que le divertía. Por lo que a mí respecta, debo decir que el suspenso de Religión se lo tenía bien merecido, porque se negó a dibujar para el cura la ilustración de un díptico para la Semana Santa de aquél año. Lo sé porque tuve que hacerlo yo, probablemente con el mismo disgusto e indiferencia que él; pero con peor maña. Curiosamente, mi calificación de Religión fue idéntica a la que obtuve en matemáticas. Sea por unas razones o sea por otras, el afortunado alumno díscolo aprobó en aquella evaluación todas las asignaturas como podía haber suspendido CINCO si hubiera realizado un mal examen de matemáticas. ¡Qué ironía!

Pero el asunto de las calificaciones abultadas artificialmente no quedaba ahí. A los alumnos que obtenían una extraordinaria calificación en matemáticas o en física de forma automática, que solían ir parejas, se les ponía igualmente otra calificación igual de extraordinaria en las asignaturas denominadas "marías": Religión, Gimnasia, Música, etc. Entonces se decía que, como son pocos estos alumnos extraordinarios, es poca también la injusticia que se comete con ello. Por eso se les elevan artificialmente las calificaciones, para no "perjudicar" su brillante expediente (que con el amaño, dicho sea de paso, se hacía aún más brillante). El expediente académico de los etiquetados por el sistema como "mediocres" a nadie interesaba.

Por los años que han pasado y por la experiencia acumulada puedo decir que, algunos de aquellos alumnos que obtuvieron unas calificaciones extraordinarias en el bachillerato e incluso las mantuvieron en la Universidad, no han destacado en nada. Hoy son hombres grises desprovisto de talento alguno. No es que hayan perdido el talento es que nunca lo tuvieron. Las extraordinarias calificaciones, el brillante expediente académico, la inmaculada hoja de servicios les ha servido, a lo sumo, para "colocarse" mejor que el resto de los mortales en un sombrío y cómodo puesto de trabajo. En cambio, algunos, que hicieron un bachillerato "mediocre", al llegar a la Universidad o al Conservatorio de Música o al equipo profesional del deporte en el que destacaban (eso sí con unas pobres calificaciones) se vieron liberados de las múltiples trabas y del corsé impuesto por el régimen del instituto y pudieron por fin desarrollar el talento que en aquellos borrosos años nadie supo apreciar. Otros, lamentablemente, con el mismo talento, vieron malogradas sus expectativas y truncado su futuro por falta de atención a su debido tiempo. En estos dos últimos casos, los que han conseguido éxito han tenido que trabajarlo con denuedo, porque hasta donde yo sé nadie les ha regalado nada.

Esto ocurrió hace tanto tiempo que ya me había olvidado de esta historia. Ahora, al rememorarla, he tratado de ubicar física y laboralmente a aquellos compañeros "empollones" y no he sido capaz de recordar un sólo hecho de su actividad profesional que deba ser destacado. Sin embargo, paradógicamente, en este tiempo he podido disfrutar de la alegría de los éxitos de los "otros", al ver cómo ascendían en el deporte profesional, cómo accedían a importantes cargos de responsabilidad en empresas e instituciones o cómo impulsaban actuaciones en beneficio de toda la sociedad que, además, enriquecían al país. Entre ellos recuerdo a futbolistas del Valladolid o del Zaragoza, empresarios de solvencia, dirigentes políticos, profesores universitarios y profesionales liberales a los que en su día a penas se les prestó atención, porque no encajaban en el estándar de "alumno brillante". Muchos de ellos debieron crecer, prepararse y, finalmente, obtuvieron el reconocimiento al margen del sistema educativo regular. 

Hoy yo tengo hijos en el Instituto. La realidad de entonces poco tiene que ver con la de ahora y sin embargo, lamentablemente, observo con asombro que nada ha cambiado. He visto y conocido chicos de un talento extraordinario y he visto la maquinaria implacable del sistema educativo aplastarlo: programa, programa y programa. Disciplina y café para todos. Si el chico manifiesta una sensibilidad especial para la música, que la familia lo promocione en un coro o en una escuela de música. Si el chico destaca en la literatura o en la actividad física, que su familia se encargue de ofrecerle alternativas al margen del sistema educativo, que éste ni tiene medios ni tiempo para ocuparse de ello.  Si el muchacho manifiesta habilidades en el campo de la biología que dé paseos por el campo con sus amigos. Para la institución educativa, lo fundamental es que se "centre", cumpla con puntualidad inglesa el "horario", se atenga al "programa" establecido y sobretodo que "no moleste".

A mí no me importa que al empollón de turno, para no "manchar" su expediente, le suban artificialmente la calificación de las asignaturas de Educación para la Ciudadanía, Música o Gimnasia. Lo que me preocupa es que nadie estimule la sensibilidad creativa de los que tienen talento para las artes, para las ciencias o para el deporte. Me preocupa que los profesores no dispongan de medios ni de tiempo ni de programas para descubrir y atender a estos chicos. Me preocupa que el sistema educativo camine de espaldas a esta realidad plural. Ese es un lujo que no se puede permitir este país. No estoy hablando de la elite ni de un puñado de estudiantes en concreto, ni siquiera me estoy refiriendo a los que demuestran precozmente algún talento. Me refiero a una multitud de jóvenes, extraordinarios muchachos, ávidos por aprender y participar activamente del mundo que les rodea y que todavía están por descubrir.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Otra vez en la calle

Quién lo diría; pero ya estamos otra vez inmerso en plena campaña electoral. Es lo que tiene la democracia. Yo soy de los que el 20 N acudiré a las urnas, como he hecho siempre que me han convocado desde que tengo derecho al voto. Pretendo ejercitar este derecho otorgado, aún siendo consciente de lo devaluado que está y del escaso valor que en estos tiempos tiene. Recientemente se ha publicado una encuesta en la que se pone de manifiesto que un alto porcentaje de ciudadanos españoles considera que el poder no está ni en el Parlamento ni en el Gobierno, sino en los bancos y en las grandes fortunas. Yo soy también de esa opinión, de manera que nunca me hago demasiadas ilusiones con los resultados que se obtengan en unas elecciones, con independencia de que la formación política por la que deposito mi voto quede bien o mal parada.

Sin embargo, considero que especialmente en estos momentos el ir a votar es muy importante. De lo que se trata en esta ocasión es de cambiar de "Gobierno", no de "régimen" y justamente ahí está el peligro. Mientras ejerzamos nuestro legítimo derecho al voto estamos reforzando el proceso democrático y estamos lanzando un mensaje a esas fuerzas vivas, a esos poderes fácticos y todopoderosos que cada vez se ocultan menos, un mensaje en el que decimos  "Nuestra apuesta democrática es clara y nítida. Estamos vigilantes". De lo contrario, con el absentismo, lo que provocamos es el deterioro del sistema electoral y situamos el Parlamento salido de las urnas y el subsiguiente Gobierno en una posición de debilidad frente a los poderes fácticos, al margen de los límites del perímetro que encierra la democracia. Situamos al Gobierno en los aledaños de otro "Régimen". Y a mi el que me gusta es éste, el democrático, no el "Otro".

El 20N, como en cada convocatoria electoral, se trata de definir nuestras preferencias política y, por tanto, las directrices maestras que el próximo Gobierno deberá aplicar. Cada uno, cada votante, cada ciudadano, es consciente de la situación en que vivimos y de igual manera cada uno manifiesta y opina, emitiendo su voto, qué política le conviene que se haga. Pero en la actual situación de desesperación económica se decide algo más. Creo que tan importante es mostrar las preferencias por el partido y la ideología que queremos que nos dirija durante los próximos cuatro años, como poner el acento en el partido y la ideología que debe ejercer no ya de oposición y control en el Parlamento, sino de elemento moderador para que el sistema democrático no salte hecho mil pedazos.

Eso es lo que ocurre en cualquier situación de alto riesgo, el que está al frente debe prever los mecanismos de seguridad que frenen una reacción catastrófica. En las Centrales Nucleares, por ejemplo, tan importante es el uranio como elemento combustible que provoca la reacción como el Boro, como elemento moderador, que en caso de necesidad ralentizaría la reacción e, incluso, si la situación lo aconsejase, la pararía. A nadie se le ocurriría diseñar un central nuclear sin este sistema básico de seguridad.

Tal y como hoy está el panorama, el país se parece a una central nuclear. Cuando se desencadenan los acontecimientos corren como la pólvora y a veces es muy difícil pararlos. No importa que la iniciativa parta de un indignado que se inmola a lo bonzo en un país árabe, de un presidente griego que solicita un referéndum o de una agencia de calificación que rebaja la calificación de nuestra deuda. La atmósfera es tan explosiva que puede ocurrir cualquier cosa. Por eso es tan importante disponer de unos mecanismos moderadores claros, de unos cauces de participación claros, de unos aliviaderos de tensiones claros. Y ese trabajo le corresponde su realización al partido que los electores sitúen en la oposición. Para salir de la crisis se necesita con tanta urgencia un Gobierno fuerte que dirija y gobierne como una oposición igual de fuerte que controle y modere. No hay otra forma de fortalecer la democracia. Votemos cada uno según nuestras preferencias, pero no demonicemos ni descalifiquemos ni aniquilemos al adversario. Es tan útil ese adversario que nos gusta tan poco como el partido al que le otorgamos nuestra confianza.

Dicho de otra manera: a parir del 20N necesitamos un Gobierno fuerte y una oposición fuerte con un respaldo, ambos, consistente ratificados por una alta participación electoral. Ya sé que esto no va muy en la línea de lo que se oye en muchos foros de ciudadanos hartos y desanimados; pero eso es lo que pienso yo.

viernes, 28 de octubre de 2011

León sin futuro

León es una ciudad bonita. Es una ciudad cómoda y habitable. Tiene innumerables encantos. A los que nos visiten no les defraudará esta opinión y podrán apreciar por ellos mismos todas estas cualidades. Pasear por el barrio romántico, contemplar la sobriedad de esa belleza románica que es San Isidoro, visitar la Catedral o tomarse simplemente un café en el Hostal de San Marcos, rodeado de las mismas piedras que dieron hace  varios siglos alojamiento y martirio a Francisco de Quevedo, y empaparse del misterio que envuelve este magnífico edificio, son placeres difíciles de superar. Y esto es mucho decir, si se tiene en cuenta que quien lo sostiene es un berciano enamorado de su tierra. 

Todo lo que he dicho se puede encontrar mejor expresado y ampliado en cualquier guía turística; pero los habitantes de esta hermosa ciudad tan "habitable" no viven de esos anuncios publicitarios. Los habitantes, cada vez menos, porque cada vez son menos los que se quedan en estas tierras, ya no ven futuro a esta ciudad. Esto, aunque lo pueda parecer ahora con la crisis que tenemos encima, no es algo nuevo. Los viejos y no tan viejos del lugar recordarán los ríos de tinta que en su día corrieron por la prensa local sobre la necesidad de impulsar la industria y la creación de empleo en la ciudad. En los años ochenta del pasado siglo ya se hablaba de la despoblación de la ciudad y de la provincia. Ya se presentaban sesudos informes, estadísticas y previsiones de crecimiento negativas. Entonces ya se decía que no había industria que pudiera sustentar en un futuro la economía leonesa. Se advertía que los jóvenes deberían emigrar fuera de la ciudad para encontrar trabajo y encarar su futuro. Se decía que afectaría a todos los sectores. Las consecuencias previstas:  menos industria, menos comercio, menos estudiantes universitarios, menos jóvenes, más población envejecida, menos población residente, menos trabajo. Menos futuro.

Conscientes de esta situación, por aquellos años ochenta surgieron acuerdos institucionales, políticos, sindicales y otras iniciativas trenzadas con todo tipo de pelo, incluida la participación en la fiesta de la santa madre iglesia católica, apostólica y romana, para atajar una realidad que proyectaba la sombra de un futuro nada halagüeño. Se creó el CONSORCIO LEÓN CON FUTURO, un organismo interinstitucional que impulsaría la industrialización del alfoz de León. Se realizaron cuantiosas aportaciones económicas a este proyecto y se depositaron en él no pocas esperanzas. El Ayuntamiento de León promovió proyectos que resultaron ser un estrepitoso fracaso, como el establecimiento de la firma BIOMÉDICA en unos terrenos municipales cedidos gratuitamente. Recuerdo la puesta de la primera piedra de este proyecto, presidida por el Sr. Obispo de León. Digo que recuerdo la puesta de la primera piedra porque después no se puso ninguna más. Se formó la mesa para la reindustrialización de las cuencas mineras, se anunció a bombo y platillo la llegada de un maná en forma de cuantiosas inversiones, se fundó un INSTITUTO PARA LA PROMOCIÓN ECONÓMICA DE LEÓN, los partidos políticos suscribieron un pacto que se le dio en llamar PACTO POR LEÓN. Se puso a la cabeza a un equipo de funcionarios y técnicos que elaborarían propuestas que se decía que cambiarían radicalmente el destino de esta provincia. Se creo el PARQUE CIENTÍFICO DE LEÓN, estableciendo una alianza entre la Universidad, la Unión Europea y la Diputación Provincial. Se diseñaron proyectos para albergar viveros de empresas, parques industriales y tecnológicos, etc. Toda una orgía de iniciativas que también supusieron la movilización de importantes fondos. Todos fueron inyecciones de optimismo. Al ciudadano se le decía: descuide, nosotros nos estamos encargando de ello. Usted siga votándonos.  Todo va bien. Pero no era cierto, nada iba bien.

¿De todo aquello qué es lo que hoy queda? Por decirlo llanamente, nada. Prácticamente ya no existe ninguna de las instituciones o plataformas que he enumerado. O han desaparecido o están cerradas o no desarrollan actividad alguna.

Hoy el INE acaba de dar las estadísticas de desempleo en España del tercer trimestre. Son escalofriantes, casi cinco millones de parados. Las de León no son mejores: más de 32.000 involuntarios desocupados, entre una población cada vez más envejecida y en claro descenso (desde los años ochenta no ha pasado uno en el que no se verifique un nuevo descenso de habitantes). La noticia constituye todo un bombazo a la línea de flotación de las mermadas reservas de esperanza que le queda a la ciudadanía. Constituye una nueva inyección de desánimo.

A pesar del dramatismo en sí que encierran estas cifras, lo que me resulta más ignominioso es escuchar (y soportar) las escusas que dan algunos responsables políticos para justificar esta situación: La crisis, dicen: esto se debe a la crisis. Esto se debe a la situación de la economía en el contexto internacional. Es decir, esto nos ha pillado de sorpresa. Es decir, cuando hace más de 25 años se encendieron todas las luces de alarma no significó nada. Es decir, no se va a pedir cuentas a los que dirigían las empresas y las administraciones en aquellos momentos y no hicieron nada. Es decir, no se va a evaluar los costes sufragados en tantas y tantas ceremonias, comisiones, inauguraciones, declaraciones, etc. Es decir, nos acabamos de enterar ahora que la provincia tiene un presente borroso y un futuro incierto. Es decir, nadie va a reprochar ni a inhabilitar ni a apartar de sus responsabilidades a quienes en su día gestionaron tan deficientemente los intereses que les encomendaron guardar los ciudadanos.

Alguien podrá decir: a buenas horas vamos a pedir cuentas a los que hace 25 años nos durmieron con cuentos y nos camelaron con cantos de sirena, ¿dónde vamos a localizarlos? Que nadie se alarme, que no es una misión muy difícil, están aquí, basta con leer cualquier periódico diario y anotar los nombres de los directivos de las Cajas y bancos que están recibiendo sueldos e indemnizaciones millonarias. Hágase una lista con sus nombres y póngase una foto al lado: esos son los responsables y los que mandaban hace 25 años, que nadie tenga la menor duda. Hágase con todas esas fotos un enorme póster, sufragado por todos los ciudadanos, al pie de foto dígase los cargos que han ostentado, póngase la remuneración que han obtenido y publíquense los escasos éxitos cosechados de cada uno. A continuación dígase a la gallega: son estos, !!!Bótelos¡¡¡ Por favor, Bótelos de estas tierras.

viernes, 21 de octubre de 2011

Condenado por abuso sexual

El Diario de León publica hoy una carta de la esposa de un hombre que ha sido condenado por un delito de abuso sexual. La carta me ha conmovido y me ha hecho reflexionar sobre el asunto. El marido de esta señora es un trabajador de una administración pública que, después de haber sido denunciado por la persona agredida, fue condenado en sentencia firme por un delito de abuso sexual cometido contra una compañera de trabajo. La conducta de este individuo es execrable. La cosa está juzgada. El condenado ha acatado y no ha recurrido la sentencia. Después del tiempo transcurrido incluso ha cumplido ya con la condena impuesta. El Ayuntamiento para el que trabaja, en el papel que le correspondió, lo cambió de puesto de trabajo y verificó el cumplimiento de la orden de alejamiento dictada por la autoridad judicial mientras se celebraba el juicio. Hoy la víctima se ha trasladado de puesto de trabajo y de ciudad. No existe nada que pueda justificar la actitud del trabajador condenado. Ya no hay ningún remedio ni paliativo que se pueda poner a la conducta del condenado. Lo único que se le puede desear, ya que ha cumplido con las penas impuestas, es que no se vuelva a producir. En este tipo de conductas delictivas, la tolerancia debe ser cero. A pesar de todo, una parte de la sociedad de su lugar de residencia exige más.  Pide una condena mayor que en este caso debe ser impuesta por la administración para la que trabaja. Por eso después del tiempo transcurrido vuelve a ser actualidad. Su esposa, con la que comparte una hija, dice que nunca se creyó la denuncia de la víctima. ¿Qué otra cosa podría decir? ¿Cómo sino podría soportar la convivencia diaria con el agresor? ¿Cómo sino podrían compartir un proyecto de vida y educar a su hija junto a su marido?

Digo que me ha conmovido el escrito de la esposa porque, a pesar de no dar crédito a la denuncia de la víctima, no dedica ni una sola línea a exculpar o a defender a su marido. No trata de disculpar su actitud, ni arremete contra la justicia, ni contra aquellos que presionan para que se amplíe la pena, ni contra el poder mediático que a falta de otras noticias pone el caso ya juzgado un día sí y otro también en la picota de actualidad. ¡ hay que ver cuánto nos gusta leer estas cosas en la prensa! No, ninguna de estas cosas inspira la carta de una afectada esposa. Acepta resignada la situación; pero con dignidad. De hecho firma su escrito como "la esposa de un condenado por abuso sexual". No se esconde ni esconde la identidad de su marido ni la de ella.

Entonces, ¿qué quiere ahora esta mujer? Quiere dormir. Quiere que no se linche a su marido como se hacía en el lejano Oeste americano. Quiere que el Ayuntamiento adopte ahora, después de haber cumplido condena, las sanciones contra su marido que estime oportunas. Quiere que se le aplique si es preciso la máxima sanción laboral que se le pueda imponer. Quiere que, si es preciso, se dé satisfacción a los que quieren más, a los que piden más. Pero también quiere que su hija vuelva a sonreír. Quiere recobrar para ella y para su hija la normalidad. Quiere que su hija no se convierta en una nueva víctima. Quiere que su hija pueda acudir al instituto alegre, que no sea señalada ni acosada por una falta que no cometió ella. Quiere que aquellos que presionan mediáticamente para que sancionen más a su marido lo consigan si con eso se termina, que aquellos que quieren su puesto de trabajo lo consigan, que aquellos que quieren sacar réditos políticos de este lamentable asunto lo consigan también. Pero para ella lo más importante es que termine cuanto antes este calvario. Quiere que la dejen dormir.

La acción de su marido no es disculpable. No sé cómo se puede reparar el daño a la víctima, supongo que la justicia lo habrá valorado y determinado en la condena impuesta. No sé si esta satisfacción fue suficiente. Pero una cosa tengo muy clara, si no se escucha a esta mujer, en este asunto puede haber más de una víctima. Hoy estamos convirtiendo en víctimas a otras dos mujeres más. Estamos abusando de ella y de su hija. Por eso yo he omitido deliberadamente sus nombres y me gustaría que se le escuchara y que cada cual actúe como le dicte su conciencia. Y aquéllos que quieren aplicar la ley del Talión, que lo hagan; pero que sean tan valientes como la mujer del condenado por abusos, que den un paso al frente y lo digan y si no que se callen y se vayan para sus casas.

jueves, 20 de octubre de 2011

El fin de la banda ETA

Hace un par de días se celebró una conferencia en San Sebastián en la que unos mediadores internacionales de reconocido prestigio solicitaron el cese definitivo de la violencia de la banda terrorista ETA. Casi todo el mundo lo celebró. A mí no me dio ni frío ni calor. Cualquier gesto que se haga en pro del cese de la violencia en el País Vasco sea bienvenido, aunque a mí me parece que si de lo que trata es de hacerse oír ante los terroristas, vasta recordar el clamor de toda la sociedad española solicitándolo. No hay más que asomarse a las hemerotecas para recordar las cientos de manifestaciones que se han convocado para mostrar el rechazo de la banda terroristas. El que a última hora se sumen cuatro voces más, por prestigiosas que éstas sean,  no cambia ni la posición ni la visión que tiene toda la sociedad española de frontal rechazo a las acciones terroristas, a quienes las ejecutan, a quienes las justifican  y a sus encubridores.

Tres días después de esta conferencia, celebrada en pleno proceso de consulta interna de la banda terrorista, se ha hecho público un comunicado histórico de la banda terrorista. Un comunicado sobre el que en los últimos días se venía especulando. Todo el mundo lo daba por supuesto.

Hoy no hay sitio para otra noticia. El comunicado que  acaba de hacer público ETA es una puerta a la esperanza. No es el fin; pero sí el principio del fin. El inicio de la cuenta atrás. Los terroristas encapuchados han distribuido un vídeo en el que comunican su decisión de cese definitivo de la actividad armada. El comunicado ha sido elaborado con el habitual estilo que emplean los terroristas. No se acuerdan de las víctimas ni piden perdón por el daño afligido a cientos de inocentes. Era de esperar. Ahora lo que debemos esperar es que cumplan en todos sus términos el comunicado. Es decir, que hoy se inicie una nueva etapa en España y en el País Vasco en la que esté desterrada la violencia terrorista y en donde la normalidad democrática sea la regla general y no la excepción.

Son muchas las cosas que quedan por hacer. Todavía estamos esperando oír el comunicado de disolución definitiva de la banda armada. Para ello será necesario la entrega de las armas, la verificación de la disolución, etc. Es un arduo y apasionante trabajo; pero hoy lo importante es el anuncio de cese definitivo de la violencia. Esta noche dormiremos todos más tranquilos.

lunes, 17 de octubre de 2011

Escuela de ingenieros de minas de León

La Escuela de Minas de León cuenta con un nuevo equipo directivo. No es uno más. La nueva dirección tiene al menos dos características que la diferencia del resto de las que a lo largo de la historia han ocupado esa responsabilidad. La primera de ellas es la descarada juventud, tanto de su director como del secretario, dos piezas claves del equipo directivo, lo cual indica que tienen cuerda para rato. La segunda característica es que ninguno de los dos cargotenientes dispone de la titulación de ingeniero de minas. Esto es una "anomalía", por llamarlo de alguna manera, que sólo se ha producido en una sola ocasión en toda la historia de la Escuela de León. Entonces se resolvió con una guerra abierta entre una dirección apoyada por profesionales ajenos a la profesión y el sector "duro" representado por el colectivo de ingenieros de minas y afines. Esta guerra fue una versión descarnada del más puro corporativismo profesional. Esto ocurrió hace más de treinta años. Hoy las cosas, afortunadamente, han cambiado. La concepción de la ingeniería, también. 

Cada vez está más arraigado el concepto de que todas las ingenierías parten de un tronco común, cimentado fundamentalmente sobre conocimientos de física y matemáticas. Además este concepto hace honor a la historia, cuando a los aspirantes a ingresar en una escuela de ingenieros se les conocía como jóvenes matemáticos, por la formación previa que debían tener en esta materia. Hubo épocas en las que el ingreso en las escuelas de Caminos, Minas, Montes o Arquitectura se hacía a partir de los estudios comunes realizados en un denominado Colegio Científico. Pero no es menos cierto que llegado su momento las carreras decidieron distinguirse unas de otras y especializarse en sus diferentes ramas del saber, unas veces con mejor criterio que otras. A pesar de ello, todas ellas siempre se miraron de reojo. Por ejemplo, no pocas veces los titulados de Minas exigieron del Gobierno igualdad de trato respecto a los de Caminos.

Para que no haya dudas al respecto, soy de los que pienso que no se puede poner puertas al campo y tampoco al conocimiento, y por tanto, una Escuela Universitaria, con independencia de su especialidad, debe contar siempre con los mejores profesionales. Soy de los que pienso también que el "mestizaje" en la ingeniería siempre es bueno y la historia de la ingeniería así lo corrobora. Para la satisfacción de mi hermano, que es ingeniero de Caminos, suelo recordar que el primer profesor de laboreo de la Escuela de Minas de Madrid, Joaquín Ezquerra del Bayo, fue ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. Por cierto, un extraordinario profesional.

La Escuela de Minas de León tiene hoy una nueva dirección. El bastón lo sujeta un joven ingeniero industrial con una excelente preparación y con una sobredosis de ilusión. Creo que las ganas de hacerlo bien son tan grandes que de ahí sólo pueden salir cosas positivas.

Debemos recordar que nos encontramos en un período de cambios profundos. La adaptación de las titulaciones al denominado Plan de Bolonia exigirá grandes dosis de dedicación, trabajo e inteligencia. La comunidad universitaria debería apoyar al nuevo equipo directivo de la Escuela de Minas. Lo mismo deberíamos hacer el resto, es decir, los que desde cierta distancia, contemplando los acontecimientos, nos hemos embriagado con los aromas de esta maravillosa carrera. La ingeniería hoy es más universal que nunca. La transferencia de conocimientos avanza tan deprisa que no hay tiempo que perder en periclitados corporativismos mal entendidos.

Sé lo que digo. Es tiempo de colaborar. Es tiempo de contribuir a re-diseñar y fortalecer una carrera bicentenaria en unos momentos críticos para la profesión, no sólo para el ejercicio de la ingeniería de minas; aunque también. Yo doy la bienvenida al nuevo equipo directivo y le deseo los mayores éxitos posibles: la profesión los necesitará.

lunes, 10 de octubre de 2011

12 de octubre: día de la inteligencia

La del 12 de octubre es una fiesta extraña. No tengo noticia desde cuando se celebra. Pero sí sé que a lo largo de los años ha ido cambiando de nombre. Se llamó Fiesta de la Raza, Día de la Raza, Fiesta de la Hispanidad. En este día se conmemora la fecha en la que Colón avistó por primera vez la tierra que luego, por una de esas paradojas de la vida, se llamaría América, en honor no a él sino a otro descubridor. Al igual que en España, en hipanoamérica también se conmemora esta festividad, con el nombre algo transformado. Allí, según el país, se denomina Día del Descubrimiento, Día Panamericano, Aniversario del Descubrimiento, Día de Colón, etc. Una celebración curiosa es la que se hace en la Venezuela de Hugo Chávez. Este mandatario no se ha atrevido a retirar un día de asueto de la agenda laboral del país, así que le ha cambiado el nombre: los venezolanos el 12 de octubre celebran el "Día de la Resistencia Indígena".

En España. después de los cambios habidos se ha consensuado que a este día se le denomine "Fiesta Nacional de España". Dudo que a pesar de lo rimbombante del nombre sean muchos los ciudadanos que sepan qué se celebra. Si hiciéramos una prospección demoscópica estoy seguro que la respuesta más repetida sería: "El día del Pilar".

Es un día de fiesta. Es un día de asueto, de manera que cada uno celebre lo que quiera. A mí por ejemplo este día me trae a la memoria el célebre episodio protagonizado en 1936 por el general golpista Millán Astray y Miguel de Unamuno en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, en presencia de numerosas personalidades, entre otras de la propia esposa del general Franco.

Miguel de Unamuno murió el último día del año 1936. No conoció la barbarie de la Guerra Civil; pero sí intuyó las futuras consecuencias del golpe militar. El día 12 de octubre de su último año de vida, como tantas otras autoridades, asistió como invitado al Paraninfo de la Universidad de Salamanca para conmemorar el aniversario del descubrimiento de América, la entonces llamada Fiesta de la Raza. 

El filósofo no era uno de los oradores que debían intervenir; pero la presencia de Millán Astray escoltado por sus legionarios, las amenazadoras metralletas que se repartían por la sala: el sacrosanto templo del saber, y las alusiones de algunos energúmenos exaltados a la antiespaña, que querían representar por el País Vasco y Cataluña, hizo que Unamuno indignado se incorporara de su asiento y lanzara un apasionado discurso. En su intervención el filósofo recordó a los asistentes la presencia en el Acto de un obispo "catalán" dispuesto a enseñar la doctrina cristiana, que según Unamuno los golpistas no querían aprender, y la suya propia, profesor "vasco" que había dedicado toda su vida a enseñar la lengua española, paradojas de la vida. En ese solemne acto Unamuno se dirigió al general Millán Astray con la consabida proclama: "venceréis; pero no convenceréis" y la furiosa e inmediata respuesta de Millán: ¡Muera la inteligencia!

Unamuno salvó de milagro la vida aquél fatídico día. Quizás (otra paradoja de la vida) cogerse del brazo de la esposa de Franco le librara de una represalia segura. En cualquier caso, la actitud de Unamuno en aquel caldeado ambiente da buena cuenta la talla intelectual de este pensador. Sólo por el mero hecho de recordar este episodio merece este día ser feriado. El 12 de octubre es el día de la inteligencia. Es el día de Don Miguel de Unamuno: filósofo vasco. Pensador español.




lunes, 3 de octubre de 2011

Un "bróker" con sotana

El Diario de León es un periódico de tradición católica. Por eso a nadie ha de extrañar que dedique una página a glosar las actividades de la Iglesia. Hoy, por ejemplo, aparecen sobre este asunto dos noticias cuando menos curiosas. La primera no es más que una crónica social. El diario decano de la prensa leonesa se hace eco de la consagración de una nueva monja en el monasterio cisterciense de San Miguel de las Dueñas. El reportero informa desde la emoción cómo una nueva monja de "tan sólo 38 años" profesa los votos perpetuos. La religiosa, como manda la tradición, ante un nutrido grupo de espectadores, hizo juramento de pobreza, castidad y obediencia.

Pero la noticia más suculenta, desde mi punto de vista, aparece en las páginas 2 y 3 del citado diario. El periodista Marco Romero elabora un amplio y documentado reportaje en la sección llamada "A fondo". El título es "Lucio Ángel Vallejo Balda: el español que controlará las cuentas del Vaticano". Para los que no están familiarizados con la prensa leonesa, debo advertir que Marco Romero es un periodista de reputado prestigio. Para mi gusto es de lo  mejor que tiene la prensa leonesa. Sus reportajes siempre redactados con mesura están bien documentados y mejor escritos. Es un periodista con oficio. Dicho ésto, debo añadir mi sorpresa al leer el trabajo de Marco. Este sacerdote que nació con estrella, es el artífice de cuantiosos beneficios para la Díócesis de Astorga en la que prestó servicios como ecónomo. Resulta que el padre Lucio Ángel Vallejo, don Lucio, es el bróker más aplicado con el que cuenta la Iglesias: a él se deben el aumento de las donaciones o las cuantiosas inversiones en activos financieros o la reducción drástica del pago de impuestos al Estado debido a su pericia. Pero no es oro todo lo que reluce. También a este sacerdote se deben las fallidas inversiones en GESCARTERA. Aquí el obispado de Astorga perdió hasta la camisa, quizás por eso Sor Hortensia tardara tanto en tomar los hábitos. Hubo de esperar hasta los 38 por falta de "tela".

Pero este pequeño fracaso en nada ha empañado la reputación del bróker con sotana. Por ello, nada más y nada menos, que el propio Papa le ha llamado para hacerse cargo de todo el patrimonio de la Iglesia Católica. Don lucio es un mago de las finanzas. Para muestra, un botón. En el reportaje que comentamos, Marco Romero da un dato revelador: el sacerdote tiene en propiedad un majestuoso chalet, que ha recibido un premio de arquitectura al diseño, que no figura dado de alta en el catastro y por el que nunca ha tributado. ¿Es un mago o no es un mago de las finanzas don Lucio?

martes, 27 de septiembre de 2011

Ledo Ivo


Acabo de leer un magnífico poema de Ledo Ivo. No sé por qué me gusta tanto este poeta brasileño. El  poema que transcribo a continuación se titula "Los pobres en la estación de autobuses" y se puede encontrar en "La noche misteriosa". Hay que leerlo.

Los pobres viajan. En la estación de autobuses
levantan los pescuezos como gansos para
.........mirar
los letreros del autobús. Sus miradas
son de quien teme perder alguna cosa:
la maleta que guarda un radio de pilas y una 
.........chaqueta
que tiene el color del frío en un día sin 
.........sueños,
el sandwich de mortadela en el fondo de la
.........mochila,
y el sol del suburbio y polvo más allá de los
.........viaductos.
Entre el rumor de los alto-parlantes y el
.........traqueteo de los autobuses
temen perder su propio viaje
escondido en la neblina de los horarios.
Los que dormitan en las bancas despiertan
.........asustados,
aunque las pesadillas sean un privilegio
de los que abastecen los oídos y el tedio de 
.........los psicoanalistas
en consultorios asépticos como el algodón
.........que tapa
la nariz de los muertos.
En las filas los pobres asumen un aire grave
que une temor, impaciencia y sumisión.
¡Qué grotesco son los pobres! ¡Y cómo
.........molestan sus olores aun a la distancia!
No tienen la noción de los conveniente, no
.........saben portarse en público.
El dedo sucio de nicotina restriega el ojo
.........irritado
que del sueño retuvo apenas la legaña.
Del seno caído e hinchado un hilillo de leche
escurre hacia la pequeña boca habituada al
lloriqueo.
En los andenes van y vienen, saltan y
aseguran maletas y paquetes,
hacen preguntas impertinentes en las
.........ventanillas, susurran palabras misteriosas
y contemplan las portadas de las revistas con
aire espantado
de quien no sabe el camino del salón de la
.........vida.
¿Por qué ese ir y venir? ¿Y esas ropas
.........extravagantes,
esos amarillos de aceite de dendé que lastiman
.........la vista delicada
del viajero obligado a soportar tantos olores
.........incómodos,
y esos rojos chillantes de feria y parque de
.........diversiones?
Los pobres no saben viajar ni saben vestirse.
Tampoco saben vivir: no tienen noción del
.........confort
aunque algunos de ellos tengan hasta televisión.
Verdaderamente los pobres no saben ni morir.
(Tienen casi siempre una muerte fea y de mal 
.........gusto)
Y en cualquier lugar del mundo molestan,
viajeros inoportunos que ocupan nuestros
.........lugares
aun cuando vayamos sentados y ellos viajen
.........de pie

lunes, 26 de septiembre de 2011

El neutrino

La velocidad importa. Cuando éramos chavales, y en las pruebas físicas del cole fracasábamos o no obteníamos el resultado apetecido, en más de una ocasión encontrábamos una buena disculpa fantaseando con haber sido a lo largo de nuestra existencia al menos una vez los más rápidos entre todos los competidores. En esa ignota batalla de los espermatozoides por fecundar el óvulo, al menos todos y cada uno de nosotros la habíamos ganado una vez. De no haber sido así, de no haber sido los primeros en llegar no estaríamos aquí contándolo.

Ya habíamos asumido haber sido los más rápidos en una ocasión; pero también habíamos asumidos nuestras limitaciones al respecto. Desde Einstein para aquí sabemos que esa velocidad máxima tiene un límite: el de la luz. Es decir, por mucho que corramos nunca la igualaremos. A los físicos esto les hacía felices, entre otras cosas, porque en ese mar de dudas que es el conocimiento del cosmos había una isla rocosa que parecía  inamovible: no existe nada más rápido que un fotón de luz cabreado. A partir de esta verdad axiomática levantamos el edificio de la física.

Una de las consecuencias obvias e inmediatas es que nadie puede ser más rápido que su sombra. Si, como sabemos, la sombra es una proyección consecuencia de la luz, la velocidad a la que se forma debe ser la misma que la de la luz.

Ahora nos dicen que eso no es así. Nos dicen que en el barrio de las ideas físicas ha entrado un intruso que es más rápido que el fotón. El nombre del intrépido es el de Neutrino. Ya conocíamos de su existencia y sus andanzas, lo que no sabíamos es lo rápido de sus reflejos desenfundando su arma. Ni más ni menos que el más veloz de la comarca.

La noticia ha caído como un jarro de agua fría a los gerifaltes de la física. Si ya nos había costado mucho aceptar y entender las teorías de Einstein (conviene recordar que cuando las formuló nadie se las creyó, razón por la que no le dieron el Premio Nobel por ello, sino por el efecto fotoeléctrico), qué vamos a hacer ahora con la brecha que se abre. Por ejemplo, ¿si superamos la velocidad de la luz seremos capaces de retroceder en el tiempo?, ¿podremos anticiparnos a lo que sucederá en el futuro?, ¿podremos envejecer más despacio?. Inquietantes cuestiones, cuya respuesta no me aventuro a dar.

Sin embargo, de todo este asunto, en mi opinión, sólo subyace una realidad incontestable. Y esta es que el famoso CERN, el acelerador de partículas y todos los ingenios que llevan asociados, se han dejado ver y en esta crisis económica galopante, en la que peligran primeramente las inversiones en investigación y en la que se anuncian un día si y otro también recortes en personal, esta comunidad prestigiosa de científicos nos ha dicho, así por lo bajinis, "hombre, ahora que estamos a punto de descubrir algo grande no me recorte presupuesto usted".

A mí me parece bien. Cada uno se las ingenia como puede para salvar lo suyo y para que a él no le afecte ni la crisis ni los recortes. Hasta ahora no conocíamos que este centro hubiera obtenido algún resultado práctico en sus investigaciones. Ahora parece que se agolpan. Son científicos. Son las personas más eminentes de la ciencia quienes los suscriben, por tanto, también algo de ciencia habrán puesto en su anuncio para evitar los inevitables recortes presupuestarios a sus proyectos. La ciencia también vale para eso. Yo me alegro.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Pilar de Valderrama tomó café en casa de mi hermano

Esta mujer salió del anonimato en 1981 al publicar la obra autobiográfica "Sí, soy Guiomar". En este libro ella misma se desvelaba como el amor secreto del gran poeta Antonio Machado, al que según ella conoció en un hotel de la ciudad de Segovia. En los años 30 el mundillo intelectual andaba revolucionado con la posible noticia del nuevo estado de enamoramiento en el que de forma no declarada se podía encontrar Machado, reflejado en sus poemas a su amada Guiomar. Concha Espina estuvo durante muchos años detrás de la pista. Habló con Machado y tuvo acceso a algunas de sus cartas dirigidas a su anónima amada. En los años 50, Concha Espina publicó un extraño libro intitulado "De Antonio Machado a su grande y secreto amor". A falta de programas y televisión telebasura, todavía por inventar, publicó esta especie de novela rosa que generó un auténtico revuelo entre la intelectualidad de la época. El libro fue el pistoletazo de salida que dio inicio a la búsqueda y captura de la identidad y del rostro de la musa de Machado.

Como ya he dicho, Pilar de Valderrama, esposa del ingeniero Rafael Martínez Romarete y cuñada del gran escultor palentino Victorio Macho, desveló el secreto al afirmar que la musa y amada de Machado, es decir, Guiomar era ella. Y lo hizo cuando ya había fallecido su marido, sus hijos tenían una edad adulta y la sociedad española, según ella, estaba preparada para recibir esta información sin reproches hacia su persona, puesto que era muy recatada, casta y puritana.

Yo he leído con atención, hace ya tiempo, el libro y puedo afirmar con rotundidad que no me gusta nada su autora. Como me parece indecente que Pilar haya entregado los originales de las cartas de Machado manipuladas, suprimiendo párrafos enteros o corrigiendo expresiones que a ella le parecían impúdicas o muy fuertes o críticas hacia su actitud. Sin entrar en más detalles mantengo lo dicho: no me gusta un pelo Pilar de Valderrama.

Según los biógrafos de Machado, sobretodo Ian Jibson, y las manifestaciones realizadas por la propia Pilar, Machado y ella se encontraban secretamente en un café de la actual calle Pablo Iglesias, de Madrid, cerca de la confluencia con Reina Victoria. Ante la familia yo siempre he presumido de conocer perfectamente este barrio de la capital. Allí, en esa misma calle, en un edificio próximo a Reina Victoria, vivió un hermano y muy cerca mi hermana, por tanto he paseado con frecuencia por sus aceras. Y siempre que lo hago me gusta fantasear con la idea de ver paseando a Machado del brazo de su amada, pese a la hostilidad que le profeso (a la amada, no al poeta). Incluso Machado y Pilar pudieron tomar café en el mismo solar sobre el que hoy se levanta la casa de mi hermano.

Evoco todos estos recuerdos porque mi hijo mayor acaba de comenzar el curso de cuarto de la enseñanza secundaria. Ojeando su nuevo libro de lengua y literatura (Ed. Santillana), en la breve descripción que se hace de Antonio Machado dice que conoció a Pilar de Valderrama, su musa, en la localidad jienense de Baeza. Sin ser un experto en la cuestión, me inclino a pensar que todo ha sido un desliz o un error de los autores de la obra. Como he dicho este encuentro se produjo en Segovia. Por tanto debe corregirse porque a pesar de todo, una parte importante de la obra de Machado se debe a este encuentro con Pilar y a sus innumerables paseos y cafés de fin de semana en Madrid.

Yo he cumplido con mi obligación al ponerlo en conocimiento de mi hijo para que lo consulte con su profesor de instituto y se resuelva el conflicto de forma pacífica. Se lo he anotado en el propio libro para que no se le olvide cuando llegue ese capítulo; pero por la cara que me ha puesto al decírselo intuyo que llegado el momento reusará hacer comentario alguno: ¿Para qué?

Yo no insistiré más en el asunto por varias razones. La primera porque de Machado sólo me interesa su poesía no la novela rosa y la segunda porque no falta quien mantiene que Pilar de Valderrama, incluso, podría ser una impostora. Y esta opinión, aunque ciertamente algo improbable de que sea cierta y se mantenga con el tiempo, me hace feliz. Albergo la remota esperanza de que cuando mi hijo pequeño, dentro de un par de años, llegue a cuarto de la ESO en su libro de literatura aparezca: "Antonio Machado no conoció a Pilar de Valderrama, mujer pura y casta, casada con un "Donjuan", de profesión luminotécnico del teatro María Guerrero, cuñada del gran escultor Victorio Macho: por tanto, debemos seguir buscando a Guiomar". ¿Se me nota mucho la tiña que le tengo?

jueves, 8 de septiembre de 2011

Una reflexión a propósito de la exposición de meteoritos en Sabero

El Museo de la minería, ubicado en la localidad leonesa de Sabero, acaba de inaugurar una extraordinaria exposición de meteoritos. No es la primera vez que lo hace; pero sí la más completa y en la que más ejemplares expone. Debemos felicitar al director del establecimiento por esta brillante iniciativa, que entre otras virtudes tiene la de poner en valor una impresionante colección particular, propiedad de José Vicente Casado.

José Vicente, probablemente, él lo sabrá mejor que nadie, sea el individuo que dispone de la colección más amplia y más importante de meteoritos de España y me atrevo a decir que incluso de Europa. Su obsesión por estas raras piedras llega a límites insospechados. En una ocasión, en una visita que le hice en su casa, me mostró el dispositivo que había montado entorno a los canalones y las bajantes de aguas pluviales para retener el "polvo" sideral, procedente del espacio exterior. No hay duda de que José Vicente es un entendido y un enamorado de los meteoritos; pero también de los minerales, de los fósiles y de todo aquello que tiene que ver con la naturaleza.

Siempre me ha parecido un auténtico despropósito que las instituciones públicas no muestren interés por la impresionante colección de minerales, fósiles y meteoritos de este joven leonés que ha hecho de su búsqueda, clasificación y conservación su proyecto de vida.

La directora del Museo del IGME, Isabel Rábano, conoce la impresionante colección de José Vicente. De igual manera, muchas de las autoridades locales han visitado su casa y los almacenes en los que la alberga. Incluso, la iniciativa privada, a través de importantes empresarios mineros, se ha interesado en innumerables ocasiones por  la impresionante colección particular (de ello han surgidos proyectos de Museos en el Bierzo). No obstante, todas las iniciativas se han estrellado en el mismo muro: la insuficiencia de fondos y presupuesto para poner en valor las valiosas especies conservadas por José Vicente Casado. Y esto ha sucedido así tanto en tiempos de crisis como en tiempos de bonanza económica. Nunca se ha encontrado una partida presupuestaria adecuada sobre la que fundar un museo a la altura que merece la colección. Es una pena.

Yo particularmente considero que la razón de los múltiples fracasos, en los diversos intentos de formalizar un acuerdo con el propietario de las piezas para que puedan ser expuestas, exhibirlas y ponerlas a disposición de investigadores no depende de José Vicente, su propietario, quien siempre ha manifestado su buena disposición a la colaboración, ni tampoco de la falta de presupuesto, cosa que no deja de ser la habitual disculpa de las administraciones cuando algo no les interesa. Pienso que la razón fundamental radica en la desidia de las Autoridades locales a las que por pereza, por desconocimiento de la importancia y magnitud de la colección o por simple desinterés, cualquier inversión en estos asuntos les parece muy cara. Quizás porque no vean una repercusión directa en el voto. O eso creen ellos, claro.

Urge que desde la Dirección General de Minas, desde una institución museística o académica, universitaria o no. Desde una administración pública o desde cualquiera de los múltiples departamentos de cultura de las múltiples administraciones públicas leonesas: Diputación, ayuntamiento, Consejo Comarcal, delegación territorial de la Junta, etc., se muestre interés alguno y se adopten las medidas necesarias que conduzcan a la formación de una EXPOSICIÓN PERMANENTE de los ejemplares de meteoritos, minerales y fósiles recolectados por José Vicente Casado, de los que sólo una parte (los meteoritos) hoy de forma extraordinaria, como ya he dicho, muestra en una valiosa iniciativa el Museo de Minería de Sabero.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Dar

Dar: verbo transitivo que significa entregar, donar. Se pueden dar muchas cosas, tanto bienes materiales como inmateriales. Dar una limosna a quien lo necesita es una acto de generosidad poco practicado; pero muy valorado en la cultura cristiana. Para otros, más que un acto de generosidad es una obligación moral contraída con los más desfavorecidos. Los que dan son los buenos. Pero incluso, los hay que han hecho de este "dar" su profesión, y estos son los mejores.

Por ejemplo, dan los maestros. Los maestros de educación infantil, los de primaria. Los maestros de secundaria y de bachillerato. Son profesionales del desapego los profesores de la Universidad. El denominador común de todos ellos, es la dedicación de su vida a la entrega permanente, y sin contraprestación alguna, de sus conocimientos. Habrá quien objete que para eso se les paga un sueldo. Pero se equivoca. Ningún maestro ni profesor, desde las tempranas edades de educación infantil hasta la enseñanza universitaria superior, está unido a un contrato que le obligue a aportar ni un ápice más de lo que viene en el programa. Y si se ciñeran a ese exclusivo papel: dar el programa,  eso no es enseñar. Por tanto, todos los docentes saben muy bien que en cada clase que dan deben volcar todos los conocimientos adquiridos y la experiencia acumulada en años en la ingrata tarea de "enseñar". Esa acumulación de conocimientos y esa experiencia no se paga, aún siendo la que más vale.

Cuando un joven ingresa en la Universidad da por descontado que va a recibir de forma generosa una instrucción en la que como valor añadido se incorporará toda la experiencia acumulada del profesor. En no pocas ocasiones el alumno irá buscando el auxilio del profesor en asuntos que requieren una gran experiencia. Esta experiencia es especialmente apreciada cuando el alumno termina su etapa universitaria y comienza su nueva actividad profesional.

La generosidad es algo consustancial con la transferencia de conocimientos y por tanto con la enseñanza reglada.

En otros ámbitos de la vida, la transferencia de conocimientos y experiencias también tienen una importancia capital. Por ejemplo, ¿qué padre de familia negaría un consejo cimentado en la experiencia acumulada a un hijo, cuando éste lo precisa o lo requiere? Más aún cualquier sensato padre entiende como una de las ineludibles obligaciones del "cargo" aconsejar convenientemente a sus hijos.

Lo que a menudo se olvida es que esta transferencia de conocimientos y experiencias no es unívoca. Va en las dos direcciones: del padre al hijo y del hijo al padre. Del profesor al alumno y del alumno al profesor o al sistema educativo. Del sistema educativo a la empresa y de la empresa al sistema educativo.

Hoy he estado en la Universidad (en uno de los centros universitarios que la integran) y he quedado sorprendido al ver cómo profesionales que desde hace muchos años se han desentendido absolutamente de la institución académica, profesionales de una gran valía, que desarrollan puestos de relevancia en empresas importantes para la sociedad, acuden a protestar por el desconcierto actual con el sistema de doble o triple titulación de Grado, Máster, Doctor, etc., conviviendo las enseñanzas con las antiguas titulaciones. Ellos quieren saber cómo situarse lo más alto posible en el nuevo escalafón. Están en su derecho.

Estos personajes dicen: "¿Qué pasa, que la experiencia acumulada en años de ejercicio profesional no es mérito suficiente para acceder sin más trámite al grado de doctor? ¿El plan de Bolonia no se trata de eso, de que los nuevos titulados adquieran experiencia práctica en la empresa? Pues yo ya la tengo".

Estos individuos después de muchos años vuelven a las aulas a demandar lo suyo. Y a mostrar "su gran experiencia".

Yo pienso que tienen derecho, ya lo dije más arriba. Pienso que todo el mundo está en su pleno derecho a defender sus intereses como mejor le convenga. Pero también digo, ¿Estos ilustres individuos, dónde han estado escondidos todos estos años, agazapados en sus empresas, sin abrirlas a la sociedad ni al mundo universitario y del conocimiento? ¿Dónde ha estado su aportación al sistema educativo para que este mejore? ¿En qué cajón cerrado han guardo toda la experiencia acumulada? Estoy pensando en tantísimos profesionales en puestos de alta responsabilidad que una vez que han abandonado las aulas han vivido a espaldas del sistema educativo. Y me pregunto, ¿cuándo piensan devolver algo de lo que a ellos generosamente el sistema les ha dado?