viernes, 28 de noviembre de 2014

La nutria, el cocodrilo y la Huéspeda

Todavía nadie me lo ha preguntado; pero aún así lo voy a contar. Cuando hace más de tres años supe que la decisión estaba tomada, decidí no hacer nada. Ninguno de los que participaron en aquél coro del patíbulo, al que meses más tarde se unirían nuevas voces, se atrevió a contármelo. Todos ellos se conjuraron para guardar secreto, obligados sin duda por el miedo y las circunstancias. !Es la grandeza de la política! Rectifico: sí hice algo. Hice aquello que mejor me sale: trabajar. Y hacerlo con la misma lealtad a la institución que todos los días, como siempre, como mejor sé. También me propuse no pensar demasiado en ello. Y de alguna manera lo he conseguido. Una de las estrategias que utilicé para conseguirlo fue abrir la primera página de este blog. Otra fue no aprovechar las que vendrían inmediatamente después para hacer reproches ni lamerme las heridas. También ocupé una parte de mi tiempo en apuntar nombres. Ahora ya tengo una lista larga. Es increíble ver cómo cunde el tiempo. Hoy, 27 de noviembre, cumplo 51 años y ha sido inevitable recordar cómo he llegado hasta aquí. Me he dado el placer de abrir el cuaderno y consultar mi lista de la Huéspeda. He quedado muy satisfecho y reconfortado al comprobar que en ella no he anotado el nombre de ningún amigo. Sin duda soy un tipo con mucha suerte.