jueves, 19 de mayo de 2011

La Plataforma 15 M condiciona la campaña electoral

Hay que ver cómo se está poniendo la campaña electoral. Nada más alejado de lo que en su día me atreví a pronosticar. Entonces, y así quedó plasmado en algún lugar de este mismo blog, dije que iba a ser una campaña anodina, de encefalograma plano, igual de aburrida que las anteriores. A mi favor, lo digo yo porque no tengo abuela, debo decir que lamentaba esa falta de enstusiasmo y de dinamismo en los partidos. Pero no hay más que pedir. Los jóvenes, los descastados, los marginados, los desarrapados, los vagos (como los ha calificado la ultraderecha), los que no pintan nada, han dicho ¡basta! Parece que han reaccionado. Parece que las llamadas de Hessel, de José Luis Sampedro, de Garzón, etc., etc. han surtido efecto. Se han autoconvocado como sólo ellos saben hacerlo, se han liado la manta a la cabeza y han salido en tropel a la calle a pedir cuentas a los gobernates que aspiran a renovar sus sillones y poltronas.

Esto a los partidos de corte clásico  les ha sentado como un tiro. Vienen a decir algo así como "Ahora no, hombre; ahora no, espera que pasen las elecciones y luego hablamos". Pero la ignominia es tan grande, la situación de miles de personas es tan crítica que han dicho que no. Que es justamente ahora cuando se deben manifestar. Así que haciendo de tripas corazón, a los estrategas de los partidos, a los jefes de campaña no les ha quedado más remedio que modificar los guiones iniciales e intentar explicar el fenómeno. ¿Explicar, qué? Pues a qué se debe tanto revuelo y descontento y de paso hacer una chicuelina torera para ver si arriman el morlaco (la protesta) a su terreno y le aplaude el tendido (no hay que olvidar que esta suerte, vistosa, procede del toreo bufo). Por ejemplo:

El PP ha dicho: "Al PSOE se le ha roto el electorado por la izquierda".

El PSOE dice: "Os entendemos; pero no debeis castigar a vuestros protectores, sino a los auténticos generadores de la crisis: la derecha del PP.

La Izquierda, es decir, IU va un poco más lejos. Cayo Lara dice: "los que están manifestándose en las calles son nuestros hijos, nuestros nietos: tiene toda la razón del mundo para estar indignados, como nosotros. ¡Votadnos, coño! (esto último es de mi cosecha)

La extema derecha, a lo suyo: les ha llamado desarrapados, gentuza, vagos (supongo que también maleantes) "niños pijos, con los pantalones desgastados por el asfalto, que montan en los mercedes de sus papás". Vamos, de todo menos bonitos.

De lo que no hay ninguna duda es que han conseguido llamar la atención y, por primera vez, condicionar la campaña. Los tiempos y los contenidos no los marcan los candidatos de los partidos. Los tiempos y los contenidos los marca la Plataforma reivindicativa. Ellos son los que fijan hoy la prioridad de los debates.

Hoy mismo, me he encontrado por la calle con el candidato a una alcaldía de capital de provincia importante que estaba exultante. Pertenece a una formación local minoritaria. Lo han expulsado de su antiguo partido y ha montado su oficina propia. Estaba entusiasmado con la situación. Me enseñaba su fantástico iPhone en el que aparecía la última protesta de los jóvenes descontentos, de la plataforma Democracia Real, ya. "Son mis votantes", decía. "Si es lo que yo vengo diciendo en la campaña", añadía. "Ahora sí que entro en el ayuntamiento". Era todo felicidad. Yo nunca he visto un candidato más feliz.

Por fin, me despedí de él deseándole suerte, como en estos casos procede, convencido de que no había entendido nada. No se trata de sumarse a los que desgastan al adversario. No se trata de cazar los votos de los descontentos. No se trata de aplicar una vez más el viejo refranero español "a río revuelto, ganancia de pescadores". Todo eso es más de lo mismo. Justamente eso es lo que están denunciando los manifestantes de la Plataforma 15M, como también se han autodenominado. Lo que piden es otra cosa. Los políticos, visto lo visto, en estos días deberían poner sordina a sus eslóganes, dejar de insultarse, bajar los altavoces de la campaña, alejarse del superego y escuchar. Sobre todo prestar atención y escuchar.

¿Que nuestros candidatos están preocupados por la dimensión que está tomando la protesta? Cuando las encuestas y los estudios sociológicos que tanto les preocupa por estas fechas arrojaban el sonrojante resultado de que "los políticos son la tercera preocupación de los ciudadanos, después del paro y la situación económica", ¿qué es lo que esperaban, elogios? No soy tan ingenuo como para pensar que este movimiento es una alternativa radical al sistema; pero si se consolida tampoco tengo ninguna duda que las fuerzas políticas deberán converger con ellos para desactivar la protesta y dar un cauce a sus reivindicaciones. Ya ladramos, luego cabalgan.

2 comentarios:

  1. desde doctrina cristiana no imaginais cuanto tiempoooo esperando, del mobimiento juvenil no surgira el oportunismo politico solo el contagio de las juventudes europeas juventud motor de futuro bosotros sois, esta es la generacion tan anelada y la que se elgira asi misma para de cir basta sin necesidad de forzar todo ocurrira por añadiduria esto solo es la punta del iceber acostumbrados nuestros politicos a disolber manifestaciones a fuerza de palos contemplareis atonitos como en esta ocasion el miedo al que llamaran respeto y la precaucion de aver que hacemos con esto nos dejara el escenario de refelexion y tacto politico abrumador inusual nunca conocido sin mas decir adelante chavales esto solo tenia que ocurrir no tengo el graduado escolar no se escribir abeces pienso que no hay nada mas grande que la manifestacion del sentimiento el mio abeces se plasma en la escritura asi que prometo esforzrme para aprender

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  2. España presume de que la generación que hoy se está manifestando en las calles es la más preparada de su historia, por eso es todavía más incomprensible que no se le escuche y no se aproveche su talento. Todo lo que piden es poder contribuir al desarrollo de la sociedad en la que viven con un empleo. Simplemente piden ser miembros activos de la sociedad y que no se les excluya. ¿Es tan descabellada su reivindicación?

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