lunes, 16 de mayo de 2011

Democracia Real, ya

Ayer domingo una masa anónima de gente se manifestó en más de medio centenar de ciudades españolas, exigiendo una Democracia Real para los gobiernos locales, autonómicos y de la Nación. Desconocía la existencia de la convocatoria, probablemente porque me sitúo al margen de lo que hoy se denomina redes sociales. No tengo ni Facebook ni Tuiter, ni tuenty ni nada que se le parezca. No obstante, al conocer la manifestación me sentí contento y reconfortado.

El 26 de abril colgé en este mismo blog una entrada que se titulaba "Hay que votar, pero no hay que votarles". En ella hacía referencia al descontento existente entre una parte creciente de la población con los modos de nuestros actuales gobernantes. El peligro que se cierne es el desencanto de un sector importante de la población con la política, la desafección por las instituciones seudodemocráticas que puede derivar en el apoyo a otras formas radicales de Gobierno, xenófobas, de corte populista, etc. No debe menospreciarse este riesgo.

Suele suceder, y la historia aporta notables ejemplos, que cuando los políticos se distancian y se desentienden de la sociedad a la que representan, olvidando de dónde vienen, esta misma sociedad tarde o temprano les da la espalda.  En ese momento, las consecuencias son de difícil predicción. Hoy en los medios de comunicación por ejemplo conviven dos noticias dispares: por un lado se da cuenta de la movilización ciudadana que reivindica una Democracia Real, ya; y por otro lado se da cuenta de la detención del Director del Fondo Monetario Internacional, FMI, por un presunto delito de abusos sexuales. Sobre este feo asunto, los medios informan que cuando se produjeron los hechos, el precandidato "Socialista" a la República francesa, se alojaba en un hotel que cuesta más de 3000 dólares la noche. Un candidato socialista que se ha postulado a la presidencia de una república para defender los intereses de la "Clase Trabajadora". como se ve a simple vista, la distancia entre la teoría y la práctica; entre la realidad y lo que enseñan los políticos no puede ser mayor.

Hoy todavía no ha llegado ese momento. El notorio cabreo de los más marginados, de los jóvenes, las mujeres y los parados, no ha llegado al extremo de manifestarse con virulento rechazo al sistema establecido; pero si los políticos no hacen algo pronto, si los gobernates no abren un hueco de salida por el que las reivindicaciones de los descontentos puedan canalizarse, si siguen haciendo oídos sordos, puede llegar el momento de producirse una implosión y que el edificio, en vez de saltar por los aires, nos caiga a todos encima.

El mensaje está muy claro: debe hacerse la política con todos y de otra forma. Hoy existen medios y tecnologías suficientes para pulsar el estado de la opinión de los sufridos gobernados. Hoy se conoce con certeza en tiempo real las miserias que está pasando una gran parte de la población. Y estas mismas tecnologías permiten a esa parte marginada conocer los excesos de los más privilegiados. El choque, si nadie lo remedia, mas tarde o más temprano se producirá.

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