sábado, 7 de mayo de 2011

Doble moral: Bin Laden vs. Lasa-Zabala

Un responsable político de un Estado soberano ordena adentrarse secretamente en otro país con la finalidad de dar captura a unos terroríficos asesinos y terroristas. Por fin las fuerzas del Estado los localiza. Los secuestra según el plan previsto. Los ejecuta, en una acción igualmente perfectamente planificada, lo que constituye un vil asesinato. Se eliminan los cuerpos y se destruyen de tal forma que no puedan ser jamás ni identificados ni localizados por sus fanáticos seguidores. ¿Te suena el asunto? Finalmente, todo el asunto se destapa y se da a conocer a la opinión pública.

¿De qué hablo?: ¿de la localización, captura, asesinato y eliminación física del asesino y terrorista Bin Laden? No. Me refiero a la localización, captura y asesinato de los terroristas etarras Lasa y Zabala. Hablo de lo que en su momento, a mediados de los años ochenta, se denominó las cloacas del Estado. Hablo del terrorismo de Estado. Hablo del GAL. Pero también hablo del Estado de Derecho.

Sobre el caso Lasa y Zabala, dos jóvenes etarras de 18 años, todos los medios emplearon ríos de tinta para descalificar la actuación del Estado y del Gobierno en este feo asunto. La justicia condenó a altos funcionarios del Estado y legítimos representantes del Gobierno a más de 300 años de cárcel. Sin duda, una posición bien distinta a la reacciones que hemos conocido en la operación de EE.UU contra Bin Laden: un terrorista  y asesino fanático sin escrúpulos. A medida que se conocen más detalles de la operación, la pregunta que subyace es ¿el fin justifica los medios?

¿Quién no recuerda el furibundo ataque desde todas las instancias contra la actuación del entonces presidente del Gobierno español, Felipe González? ¿Quién no recuerda los durísimos ataques de medios de comunicación como El Mundo? ¿Quién no recuerda las declaraciones unánimes de repulsa de todos los partidos de izquierdas y de la derecha contra el Gobierno por su implicación?

Sin embargo, hoy todo son aplausos y favorables unanimidades desde todos los sectores por la brillante actuación de Estados Unidos de América en el caso del asesinato del líder de Al Qaida. Los gobiernos de Europa y de medio mundo han felicitado al gran hermano americano por su brillante actuación. Los medios de comunicación españoles han hecho lo propio, incluido el otrora crítico con el caso GAL, Pedro J. Ramírez. Resulta paradójico el papel que esta jugando en este asunto el periódico El Mundo, al que estos días se le están viendo las vergüenzas. Ahora ¿Pedro J. va a pedir el encarcelamiento de Obama, como lo hizo con la "x", de Felipe González o Rafael Vera o con el ex-ministro Barrionuevo?

A pesar de los intentos, no han sido capaces de explicar las diferencias entre el asesinato ordenado por el Estado de Lasa y Zabala y el de Bin Laden, a no ser la diferencia de muertos provocados por unos y otros de los terroristas ajusticiados.

Felipe González, Barrionuevo, Rafael Vera, Planchuelo, Galindo, etc. no sabían dónde meterse cuando se conocieron los detalles de la operación llevada contra los terroristas. En cambio, Obama, recorre el país recibiendo el aplauso unánime en olor de multitudes. Hay que ver qué diferencia: los unos escondiéndose y los otros exhibiendo el trofeo.

En mi opinión deberíamos trazar una línea que marcara el Estado de Derecho y a cara descubierta nos deberíamos situar los unos y los otros de un lado y de otro. Yo soy de los que critiqué la creación y las inaceptables (y chapuceras) actuación de los GAL, y por tanto, ahora me uno al coro de los que critican la inadmisible actuación del Estado Americano. En estos casos no cabe términos medios: o de un lado o del otro de la línea.

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