sábado, 28 de mayo de 2011

El valiente es Rubalcaba

Uno. Los mismos que en su día impulsaron, arroparon y sostuvieron la candidatura de Zapatero, primero a la secretaría General del PSOE y después a la presidencia del Gobierno, ya hace mucho tiempo que decidieron que el relevo del leonés sería Carme Chacón.

Dos. Chacón hace ya varios años que aceptó el papel de sucesora y como tal se estaba preparando.

Tres. El hecho de que Chacón anunciara ayer que fue en febrero de este mismo año cuando tomó la decisión de presentarse a las primarias (cuando se supo que se celebrarían) no contradice lo referido en los puntos uno y dos, sino que los reafirma. En la citada rueda de prensa la aún ministra de Defensa evidenció disponer de un proyecto perfectamente elaborado que no se improvisa en unos meses.

Cuatro. El programa anunciado por Chacón para presentar a los ciudadanos como alternativa al PP en estos momentos no es ni creíble ni defendible.

Conclusión: no creo en la generosidad de Carme Chacón. Más bien me inclino a pensar que su decisión es una operación perfectamente calculada y encaminada a proteger su prestigio para reservarse un papel en el futuro, después de la "travesía del desierto" que sin duda, tras las Generales, deberá hacer su partido.

¿Por qué pienso de este modo? En la rueda de prensa que ofreció ayer, la ministra de Defensa ha dicho que renuncia a participar de las próximas elecciones primarias del PSOE para designar al candidato que se medirá con Rajoy en las generales del próximo año, aunque me da la impresión que a Zapatero y al partido socialista no les va a ser posible aguantar la presión y no le quedará al presidente más remedio que anunciar el adelanto de las elecciones. El portavoz de CIU ya anunció a finales del pasado año que Zapatero estaba amortizado y que la legislatura había terminado. Pero eso es harina de otro costal. Lo que ahora se discute es quién quiere asumir en su persona el varapalo que se llevará el PSOE en las próximas generales. Sea Rubalcaba o sea Chacón la única duda es saber el orden de magnitud de la diferencia, dado que la derrota puede alcanzar máximos históricos para los socialistas.

Pienso que tal y como está la situación, en la que doy por supuesto el adelanto electoral, no hay tiempo para que ningún miembro del actual Gobierno se distancie lo suficiente de la gestión de Zapatero. Es decir, ni Alfredo Pérez Rubalcaba ni Carme Chacón están en las mejores condiciones para presentarse ante el electorado con un programa autónomo, atractivo y distanciado de la política desarrollada por el ejecutivo al que ambos pertenecen. A Rubalcaba o a Chacón no les queda más remedio que, aunque tan sólo sea por dignidad, defender solidariamente la gestión colectiva del Gobierno de la Nación durante esta azarosa legislatura.

La defensa de la gestión del Gobierno ante los electores es un Acto de fe. Equivale a quemarse. Si lo hace Rubalcaba se quema. Si lo hace Chacón se quema también, por eso a mí no me parece tan descabellado que sea el propio Zapatero el que se presente a la reelección y asuma en su persona las consecuencias de su dirección política. Descartando esta última propuesta, ante este dilema en el que se encuentra el partido socialista, ¿cuál es la decisión más acertada para los intereses del partido: quemar al vicepresidente Rubalcaba, que ya está amortizado en términos políticos o quemar a un valor en alza, la joven promesa y ministra de Defensa?

Creo que todo el partido se ha conjurado para salvar a Chacón y presentarla en esta situación como una víctima de no sé qué conspiración interna, con la finalidad de preservar su prestigio para una futura ocasión en la que su aportación pueda ser más valiosa. A cambio, la travesía del desierto deberá hacerla otro. Sin duda, la honestidad y la dignidad política obliga al PSOE a presentar un candidato que explique a los ciudadanos cómo se ha gestionado la crisis, qué medidas se han adoptado y porqué, esperando que la historia les dispense algún día clemencia, porque lo que es ahora mismo lo que recibirán es el reproche de los más desfavorecidos, justamente aquellos a los que el PSOE dice defender. De ninguna de las maneras sería presentable que el candidato socialista se escondiera detrás de la gestión de Zapatero, alegando no haber tenido responsabilidad alguna en las decisiones impopulares que se adoptaron. 

Lo que el partido socialista busca no es un candidato para disputar la presidencia del Gobierno al Partido Popular, lo que persigue es alguien que se inmole en bien del partido. Se pide un Acto de fe. Se busca proteger a Chacón. Por eso a mí me parece que, sin menospreciar a nadie, el valiente es Rubalcaba y lo de la ministra de Defensa es puro artificio de cálculo. Que le convenga al PSOE eso es otra cosa.

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