martes, 3 de mayo de 2011

El carbón, el carbono y la Real Academia Española

Creo que desde su misma fundación el lema de la Real Academia Española es "limpia, fija y da esplendor". La RAE es una venerable institución, de la que los de esta parte leonesa de España podemos presumir. Tenemos al menos tres ilustres académicos: Salvador Gutiérrez, Luis Mateo Díez y José María Merino. Sin embargo, en la amplia nómina de académicos de número no aparece ningún ingeniero. Cosa que sería muy deseable. 

Desde hace años la Academia viene reproduciendo de forma sistemáticas los mismos errores relacionados con definiciones de términos mineralógicos. La tónica general a la hora de definirlos es su imprecisión, cuando no su manifiesta incorrección.

Por ejemplo, la 22ª edición del DRAE define el "carbono" como una forma alotrópica del "Carbón" como también lo es, dice el DRAE, del "grafito" y del "diamante". En una ocasión, hace años, con anterioridad a la publicación de esta nueva edición del diccionario, nos dirigimos a la RAE para advertirle de este, a nuestro entender, grave error. El carbono no es una forma alotrópica del carbón. Entonces le dijimos a la RAE que las formas alotrópicas del carbono son el grafito, el diamante y también si se quiere el fullereno; pero de ninguna de las maneras el carbón, que no es ni un elemento ni un mineral. Simple y respetuosamente le solicitamos que lo retirara, que en nada afeaba ni disminuía la definición  resultante.

La RAE nos dijo que nuestro comentario lo mandaba a no sé qué comité para que lo estudiara. Sin embargo, se ve que todavía no ha tenido tiempo de abordar la cuestión. Lo contrario que ha ocurrido con multitud de expresiones. Por ejemplo, ahora los académicos ya nos permiten tildar la palabra llana "élite", como de hecho ya se venía produciendo, en vez de la grafía, en mi opinión más acertada de "elite". También nos permite utilizar con regularidad el femenino de "Antípodas", generalizando la expresión "Las" antípodas en vez de "Los" antípodas, que es la expresión que me parece más acertada y la de mi predilección para aludir a los habitantes del lado opuesto al que nosotros nos encontramos. Todos esto lo acepto de buen grado: ellos son los especialistas. Pero cuando busco términos mineralógicos de uso común como "rubí" o "zafiro" con la esperanza de encontrar una definición similar para dos especies minerales similares, nos encontramos con definiciones, en algunos casos disparatadas. Dice la RAE que el rubí es un compuesto de alúmina y ¿magnesia?, (que no sé lo que pinta aquí), y sin embargo ni rastro del contenido de trazas de cromo que es lo que en realidad lo diferencian del zafiro.

El lema de la Real Academia Española se presenta originariamente sobre un crisol expuesto al fuego, un instrumento de uso habitual para los ingenieros metalúrgicos. Es una pena el escaso aprecio que la institución académica muestra por aquellas artes.

Me encuentro muy reconfortado con la incorporación a la última edición del diccionario de la expresión "dulcedumbre". No sé quien la acuño, sí sé que al primero al que se la oí fue al poeta Juan Carlos Mestre, pero estaría infinitamente más satisfecho si la academia "limpiase" algunos términos y "fijase" el significado de otros. En la RAE urge la incorporación de ingenieros. Y puestos a pedir, de Minas, ¿por qué no? Mientras esto ocurre, por favor, retiren el carbono como forma alotrópica del carbón. Hace daño a la vista.

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