martes, 29 de marzo de 2011

Lo celebramos: se han cumplido los pronósticos

En las elecciones regionales alemanas celebradas ayer domingo, 27 de marzo, se cumplieron todos los pronósticos, con la misma precisión que exhibe la tecnología alemana. Merkel ha sufrido una "amarga derrota", según sus propias palabras. Lo anunciamos ayer en una de las entradas de este blog. Acertar no ha sido de gran mérito. Lo decían todos los analistas, lo publicaron todos los medios de comunicación sin excepción alguna. Pero esta circunstancia no ha mermado mi satisfacción al conocer el resultado final. El dejar registro de ello, incluso un día antes de que se produjera la anunciada derrota, nos ha producido un enorme placer. Para ser claros: Angela Merkel no me gusta. Siempre me pareció una oportunista.

Se educó entre algodones en Alemania del Este. No luchó contra el régimen dictatorial ni fue una disidente. Más bien todo lo contrario: aprovechó todas las oportunidades que le ofreció el régimen. Militó activamente en las Juventudes Comunistas en los tiempos que esto representaba una ventaja. A cambio recibió una esmerada educación. Cuando le pareció oportuno desapareció de la escena política y esperó pacientemente, sin mover un solo dedo, a que cayera, en 1989, el Muro de Berlín. Sólo entones emergió cual ave fénix y se despertó su ambición política. Se acordó que era hija de un pastor y se afilió al partido democristiano. Escaló posiciones en su partido. Traicionó con descaro y sin disimulo a todos sus mentores. Hizo una carrera política meteórica. Pronto alcanzó un ministerio y desde allí planificó el asalto, dicho en términos políticos, a la cancillería

De la política europea a Angela Merkel sólo le interesan dos cosas. La primera, cómo le puede afectar a Alemania las decisiones que se tomen. Y la segunda, qué dirá de ellas Estados Unidos de América. El resto de la política internacional sencillamente le aburre, le cansa, le hastía. Por eso no debe sorprender a nadie su posición sobre Libia y sobre otros conflictos de similares características. No van con ella.

Durante la crisis económica que ha azotado a todo occidente, también a Europa, la canciller no ha mostrado especial predisposición por encontrar una salida pactada común. Ha hecho en cada momento lo que le ha convenido. Primero a ella, luego a ella otra vez y después a su país. No es extraño que no haya mostrado mucho interés en la economía española. Según ella, la situación que padecemos, nos la merecemos, porque España es un país habitado por vagos, que durante muchos años ha vivido por encima de sus posibilidades. Para ella, las empresas alemanas y la banca alemana nada tienen que ver con nuestra situación económica. Así que dice  que nos las arreglemos como podamos. Lo mismo digo y lo mismo le deseo. Después de la derrota, que esperemos que se confirme en las próximas elecciones que se celebren a la Cámara Baja, que se las arregle como pueda. Y a ser posible, lo más lejos de nuestras vidas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario