martes, 22 de marzo de 2011

Cuatro ideas para una buena gobernanza

A pesar de estar ya en plena precampaña electoral, todavía es pronto para conocer las ofertas que nos harán los partidos políticos para la buena gobernanza de nuestras ciudades. Incluso es posible que, como ya ha ocurrido en otros procesos electorales, no lleguemos nunca a conocerlas. Siendo optimistas, si finalmente estas propuestas en algún momento afloran y nos llegan, ¿cuál es el valor de nuestro voto? A mi me gustaría poder elegir a quien me represente y el programa que deberá poner en marcha para mejorar la convivencia en la ciudad en la que vivo. ¿Qué condiciones se deberían dar para que la elección fuese más democrática y garantizase que nuestros gobernantes sean los que los electores deseamos? Ahí van algunas ideas.

1º.- Listas abiertas para que los electores podamos seleccionar las personas de un partido que nos merezcan mayor solvencia. La partitocracia, buena para unas cosas, porque es cierto que da cohesión social, cuando se trata de elegir representantes es una rémora. Nuestros concejales y diputados regionales, escondidos en listas cerradas, están más preocupados de ser simpáticos para su jefe político, que es quien le garantiza un puesto de salida en las listas, que de los electores a los que realmente deben servir.

2º.- Una ley electoral más justa, que corrija la desproporción actual. Es inconcebible que formaciones como IU, con el apoyo social que la sostiene, disponga de tan menguada representación institucional. El bipartidismo forzado por nuestra legislación electoral no beneficia ni a los ciudadanos ni a la democracia. Los monopolios no son buenos en ningún ámbito. En el electoral, tampoco.

3º.- Elección directa del alcalde y del presidente de la comunidad. Decir que el alcalde es un edil más, primus inter pares, es una falacia. El alcalde no es uno más ni tampoco es el primero entre los iguales. Ejerce una autoridad en la administración y entre sus compañeros de corporación y de partido que no está avalada por una legislación apropiada. El candidato a alcalde que se presente a los ciudadanos y que éstos lo elijan directamente. El que más votos obtenga que gobierne y responda de su gestión.

4º.- Responsabilidad administrativa para los malos gobernantes. No quiero yo que nadie vaya a la prisión. Ni tampoco soy de los que denosta la política hasta el extremos de desear a los que se dedican a ella sufran males indecibles. Pero sí soy un firme defensor de la transparencia en la gestión y de que ésta se ajuste a los reglamentos y leyes en vigor. Por eso creo que cuando un gobernante, al final de su mandato, deja la institución que recibió en unas condiciones económicas deplorables y al borde de la quiebra debería exigírseles responsabilidades administrativas. Y esto sólo hay una manera de hacerlo y es inhabilitarle para el ejercicio de cargo público durante una buena temporada.

Esto son sólo cuatro ideas. Su finalidad no es otra que la de oxigenar la instituciones democráticas para regenerarlas, regenerar tanto las instituciones como la democracia. De esta forma también se puede mitigar el actual desapego que sienten los ciudadanos con sus representantes y evitar que "políticos populistas" de ventaja, aprovechando la confusión,  impongan otras soluciones "parapolíticas". Todavía no he dicho ni palabra del programa electoral que me gustaría escuchar o leer. Eso lo dejo para otra ocasión. 

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