domingo, 20 de marzo de 2011

Es necesario desideologizar el debate sobre la energía nuclear

Soy un asiduo lector del diario Público. Lo cual no quiere decir que comparta siempre plenamente sus posiciones. Eso sí, comparto mi debilidad por aquél periódico con la misma que siento por El País, al que me resisto a relegar a un segundo plano entre mis preferencias. Una de esas escasas ocasiones en las que no estoy en absoluto de acuerdo con la línea marcada por el diario es en el tratamiento que Público vine dando estos días al asunto de la catástrofe nuclear sufrida por Japón.
  
Yo, supongo que como todo el mundo, estos días sigo las noticias sobre la catástrofe a través de diversos y múltiples medios. Entre estos, por lo dicho, también en Público.

El domingo, 20 de marzo, el periódico le dedica a este asunto nada menos que siete de sus páginas, más el iniciático titular de la primera. "Fukushima entierra el discurso de una energía nuclear segura y barata". La segunda página  abre con el sugerente título de "Nucleares: el fin de la energía segura y (casi) gratis. La tercera página ofrece una entrevista con Marcel Coderch, de la que destaca la opinión del doctor ingeniero: "La industria nuclear está liquidada". La cuarta página se antetitula: "Catástrofe en Asia: el discurso proatómico se debilita". El titular de esta misma página no puede ser más elocuente: "La izquierda ve posible una España sin nucleares" y se ilustra la información con una bella foto de un atardecer en un campo de molinos eólicos en Facinas (Cádiz). Las dos siguientes paginas las preside el titular "Una carrera marcada por dos desastres". El periódico dedica su sexta página del diario a suministrar información que titula a toda página: "La fuga radiactiva contamina ya el agua y los alimentos". Y cierra el abundante reportaje con un nuevo y definitivo titular apocalíptico, en su séptima página, "Lecciones desde Hiroshima". Esta última entrega sobre la catástrofe se ilustra con una imagen de la ciudad de Hiroshima, tomada el 6 de agosto de 1945, totalmente destruida. Los referidos titulares no dejan lugar a dudas de cuál es la posición de este importante medio de comunicación sobre la cuestión nuclear.

El uso partidista y la manipulación ideológica que hace Público sobre este controvertido asunto es proverbial. ¿Cómo sino puede interpretarse la comparación del desastre natural que ha provocado la cadena de fallos en la central de Fukushima I con el deliberado lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima? La posición del diario se puede resumir en la siguiente proposición: las energías renovables son la apuesta partidista de las izquierdas, la nuclear de la derecha.

Para sostener esta línea argumental, en el despliegue informativo que realiza el medio aparecen las opiniones de Greenpeace y Ecologistas en Acción, organizaciones cuya opinión contraria es de sobra conocida, quienes, además, sitúan el apagón de las nucleares en España de forma inminente, entre 2020 y 2050. El único "experto" entrevistado que considera que "la industria nuclear está liquidada", es un Ingeniero en Telecomunicaciones, eso sí del reputado Instituto Tecnológico de Massachusetts. Pero ni rastro de un sólo científico, un físico, un ingeniero o un experto de verdad relacionado con la tecnología nuclear. Parece mentira que en tantas páginas no haya cabida para una opinión serena y discrepante, cuando no la de un neutral profesor universitario, que desde su cátedra pueda aportar algo de luz a los desnaturalizados acontecimientos. No se trata de menospreciar la huérfana opinión del ingeniero de telecomunicaciones; pero en este caso sería más relevante la opinión, incluso, del primo de Rajoy, que si mal no recuerdo es profesor de física en la Universidad de Sevilla, que la de un doctor al que no se le conoce vinculación alguna con estas cuestiones.

En este reportaje Público cae en todos los tópicos y estereotipos posibles sobre las nucleares. Llamamos la atención sobre la fotografía del parque eólico en Cádiz que reproduce este medio. Uno de estos estereotipos consiste justamente en no comparar las centrales nucleares con las más contaminantes y controvertidas (cuando no puestas en cuestión por las asociaciones ecologistas) de combustibles fósiles. Se compara, de ahí la ilustración insertada, las perniciosas nucleares con las verdes Renovables. el mensaje, como más arriba indicábamos, es claro: las energías renovables son de izquierdas (¿alguien, desde las filas de la izquierda, se atrevería a refutarlo?, por tanto, en contraposición, las Nucleares son de derechas. El debate ideológico está servido.

Siguiendo el hilo argumental podríamos igualmente convenir que el gobernante que más impulsó las energías renovables, la hidráulica concretamente, fue Franco. De la misma manera que se puede asegurar que el mayor impulso de la energía nuclear en España se produjo bajo gobiernos socialistas, período en el que se construyeron el mayor número de ellas. ¿Cómo resolver estas contradicciones? En primer lugar, como ya he manifestado en otras ocasiones, desideologizando el debate: esto no es una cuestión de izquierdas ni de derechas. En segundo lugar, dando prioridad a las informaciones contrastadas procedentes de la comunidad científica sobre otras opiniones, algunas de las cuales adolecen de estar poco fundamentadas. Y, en tercer lugar, evitar en estos difíciles momentos hacer discursos catastrofistas y apocalípticos que no persiguen otra cosa que enredar.

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