domingo, 3 de abril de 2011

Singapur

El Banco Mundial acaba de hacer público su informe Doing Business 2011 en el que analiza y compara la facilidad para hacer negocios en 183 economías de todo el mundo. Este banco, como ya se sabe, no es una institución financiera al uso. Sus fondos son propiedad de los 187 países que lo integran. Constituye una fuente de asistencia financiera para los países en vías de desarrollo. Su principal función es la lucha contra la pobreza.

La lista del informe la encabeza un pequeñito país: Singapur. Detrás de él le siguen las economías de China (2) (Hong Kong), Nueva Zelanda (3), Reino Unido (4), Estados Unidos (5) y Dinamarca (6). Ni rastro en los primeros lugares de España. En la lista formada por el Banco Mundial, España ocupa el puesto 49. A modo de curiosidad dejaremos constancia de que la cierran países como Burundi (181), República Centroafricana (182) y el Chad (183).

¿Qué es lo que lleva a Singapur, una pequeña isla de poco más de 700 km cuadrados, una ciudad-estado, a alcanzar el primer puesto en competitividad frente a las economía más desarrolladas occidentales?

Por citar un sólo ejemplo. Según datos del propio Banco Mundial en España el acceso a la energía eléctrica para un ciudadano medio le supone 101 días de peregrinar por despachos y oficinas. Sin embargo, en Singapur bastarían 36 para obtener la conexión eléctrica. 65 días de diferencia. 65 días improductivos. 65 días de costes adicionales de tramitación administrativa. 65 días de consumo energético ineficiente. 65 días perdidos para la competitividad. 65 interminables días de absurda burocracia.

El análisis y la posición relativa de España respecto a los nueve índices o indicadores estudiados por el Banco Mundial en el informe 2011 puede ser un buen punto de partida para realizar una reflexión sobre el camino que le queda por recorrer a España para mejorar su economía.

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