martes, 26 de abril de 2011

Hay que votar; pero no hay que votarles

Al cine se puede acudir por diversas razones. Una de ellas es para ver una película. Al finalizar la sesión es habitual que comentemos con nuestros acompañantes si nos ha gustado o no. Es normal que discutamos sobre lo que nos gustó y lo que no nos gustó. Pero lo hacemos sin involucrarnos en la historia. La crítica la realizamos desde fuera de la acción, desde la distancia. Sabemos que en realidad la historia no es nuestra, es del director, y en ningún caso nos afecta. No tenemos ningún interés por cambiar el argumento: simplemente ponemos de manifiesto que nos gusta o que no nos gusta. Punto.

Con la política, por desgracia, ocurre lo mismo. En el mejor de los casos (en el peor ni eso), todos los días leemos los periódicos, escuchamos los telediarios y la radio y opinamos sobre si nos gustan o no nos gustan las iniciativas de nuestros gobernantes. En ocasiones, incluso, nos indignamos con lo que escuchamos. Pensamos, por ejemplo, este Berlusconi es un auténtico payaso, indigno para representar a un país serio que no se lo merece. Este otro político local o regional español, encausado en un asunto de corrupción es un sinvergüenza, impropio de representar a nadie en una democracia asentada. A veces, nuestra indignación nos supera y se convierte en rabia. 

Pero después de apurar la última copa, nos ocurre como cuando vemos una película de cine. Decimos: "esto no nos afecta". "No podemos hacer nada". Así que es como si asistiéramos a la representación de un guión dirigido por un director que está fuera de nuestra influencia. Pensamos, ¿Por qué no nos vamos para casa y nos acostamos, que mañana será otro día?

¿Realmente no hay nada que podamos hacer? ¿Debemos resignarnos a indignarnos en la barra de un bar, sin mayores consecuencias? ¿De verdad no nos afecta nada relativo a esos casos de corrupción, a esos políticos indignos que se presentan nuevamente para ser reelegidos y mal dirigirnos?

¿A qué esperamos para darles un puntapié en el culo, a desalojarlos de la poltrona? ¿A qué esperamos para denunciar a los medios de comunicación encubridores, a esos poderes mediáticos que pretenden presentarnos a estos individuos como víctimas de no sé qué conspiración?

¡¡¡Claro que nos afecta lo que hagan!!! Claro que hay algo que podemos hacer. Para empezar, NO VOTARLOS ni de coña.

No hay comentarios:

Publicar un comentario