domingo, 10 de abril de 2011

Islandia se resiste y resiste

Islandia, ayer, por segunda vez, dijo no a pagar los 4000 millones de euros a más de 300000 inversores holandeses e ingleses. En esta segunda ocasión los islandeses debían decidir si cada familia contribuiría con la nada desdeñable cantidad de 50000 euros al año para amortizar la deuda contraída por su gobierno tras la banca rota de sus principales bancos. Ya dijo no una vez. Esta ya es la segunda. De nada han servido las amenazas de los países afectados de promover su aislamiento internacional, o de impedir su ingreso en la Unión Europea o el afeamiento de su conducta en todos los foros económicos.

Los responsables del Tesoro inglés y holandés responsabilizan de la deuda al Gobierno islandés. Al fin y al cabo, fue el Gobierno de Reykjavíck el que dejó caer la banca nacional y posteriormente la nacionalizó. Por tanto, debería asumir los compromisos y con ellos todas las deudas.

Lo más curioso es que los ingleses y los holandeses se olvidan de mencionar la responsabilidad que correspondía a sus respectivos Gobiernos de vigilar las actuaciones de la banca extranjera en sus respectivos territorios. Cuando menos se puede decir que los controles o no existieron o aquéllos fueron demasiado laxos.

Islandia es un país con poco más de 300000 habitantes, tantos como damnificados por el holocausto bancario. Es decir, cada islandés debería, en los próximos 37 años, sostener a un alterego afectado ingresándole cada año la nada desdeñable cantidad de 12000 euros. Una buena renta.

Islandia, desde que se conoció la magnitud de la crisis, ha dicho claro y alto que deben pagarla los que la provocaron: Dijo, no, al rescate de sus bancos por parte de su Gobierno. Dijo no al plan de asunción de la deuda de estos y el reparto de la misma entre los ciudadanos. Exigió que se encarcelara a los responsables de la crisis y finalmente, ayer, ha vuelto a decir no al nuevo plan de amortización de la deuda.

Resultará muy interesante comparar durante los próximos meses la evolución de la situación económica de Islandia con la de otros países que han pasado por similares circunstancias, como son Grecia, Irlanda y últimamente, Portugal. Estos tres países han optado por soluciones ortodoxas, las que recomienda el manual del buen capitalista. Veremos cuál es el resultado final. Estaremos muy atentos.

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