Lamentablemente, de Carlos Fuentes apenas he leído obras suyas. Lo he escuchado y seguido mediáticamente más que leído. Me ocurre lo mismo que con otros grandes escritores latinoamericanos como Octavio Paz o Gabriel García Márquez: los admiramos, los citamos, los conocemos; pero apenas los leemos. ¿Cuándo sacaremos tiempo para dedicarnos al deleite de la lectura de estos grandes de la literatura? Con Carlos Fuentes me ocurre, como digo, lo mismo. Lo escucho (escuchaba), me gusta; pero no lo leo. No sé cuantas obras habrá escrito. Supongo que por la edad a la que falleció unas cuantas. Haciendo memoria sólo recuerdo tener y haber leído dos novelas suyas. Una se titulaba Terra Nostra y la otra La muerte de Artemio Cruz. En las dos reinventa la historia. Ahora mismo tengo sólo un recuerdo vago de la trama; pero de lo que sí me acuerdo es de la innovación y la frescura de su lenguaje. La lectura de Terra Nostra me despistó al principio. Me costó. Creí que había hecho una mala elección; pero pronto me di cuenta de que era una obra espléndida. Este fin de semana la buscaré por casa y volveré a leerla. Será mi forma particular de rendir homenaje a Carlos Fuentes.
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