sábado, 16 de julio de 2011

Castropetre

Lo de este sábado fue mejor que lo del anterior. Si la semana pasada comí un bocadillo de tortilla francesa a los pies de la Peña del Seo, hoy di cuenta de unos buenos filetes de jabalí con patatas fritas y una ensalada de tomates en Castropetre. Conversé con Pedro y Elvira, mis anfitriones, sobre los tiempos del wolframio. Pedro de mozo subió acompañando a su hermano a lo alto de la Peña del Seo a buscar algo de fortuna. Cuando él subía todavía no estaba la compañía minera Montaña del Sur, que obtuvo las concesiones y se hizo propietaria de los yacimientos del estratégico mineral en torno a los años 50.

- ¿A qué edad subías a la Peña, Pedro?
- Tendría yo 17 o 18 años
- Cuanta gente había rebuscando mineral
- Por lo menos 200 ó 300 personas
- ¿De dónde procedía tanta gente?
- De todos los pueblos de la zona: de Cadafresnas, Castropretre, Lusio, Leiroso, Friera, Oencia, iba a la peña gente de todas las partes. El wolframio se pagaba bien. Cuando la compañía minera se hizo cargo de las minas, la mayor parte de los mineros eran de Arnadelo. Pobrecillos, la mayor parte de ellos murieron por culpa de lo peligroso de este mineral. (Sin duda Pedro se refiere al contenido de arsénico de la wolframita)
- Cuando tú fuieste a buscar wolframio, ¿ ya estaba el poblado Minero de la Piela?
- No, qué va, el poblado lo construyeron más tarde. Cuando lo terminaron de construir yo en alguna ocasión tuve que subir allí a renovar mi licencia de armas. Había un destacamento de la Guardia Civil y debíamos acercarnos hasta allí para hacer todos los trámites.
- ¿Cómo hacías el trayecto?
- Entonces ni siquiera había caminos. Subíamos monte a través. Nos juntábamos mucha gente por el camino. Cuando iba con mi hermano, a veces, llevábamos algo de ropa y nos quedábamos a dormir allí, sobre una de las peñas.
- Me han contado que existían mafias que os robaban el mineral que sacábais.
- Así era. Había sobre todo dos brigadas, una era de Oencia (la Brigada del Gas) y la otra era de Barjas. Cuando uno encontraba una buena veta de mineral o una bolsada, llegaban ellos y te decían que te marcharas, tenías que dejarles el sitio y se hacían con todo el mineral que tú habías encontrado. No te quedaba más remedio que dejárselo. Protestábamos; pero no podíamos hacer otra cosa. Algunos tenían pistola. Y en más de una ocasión se produjeron refriegas a cuenta de estos "relevos".
- ¿Y qué hacía la Guardia Civil?
- La Guardia Civil si te pillaba con algo de mineral te lo quitaba y lo vendían ellos. A veces, ponían los tricornios en lo alto de la peña, entonces la gente creyendo que estaban allí marchaban corriendo con lo que podían recoger; pero la Guardia Civil les esperaban abajo del valle para quitárselo.
- ¿Cómo lo extraíais?
- Picando la roca. No había galerías, todo era sobre la superficie.
-¿Empleábais dinamita?
- Yo no. Pero había mucha gente que sí. Había que tener mucho cuidado. Sin avisar volaban la roca y los que estaban abajo al oír la detonación se escondían para que no les calleran los cascotes de piedras. De esta manera hubo muchos accidentes.
- ¿Dónde vendíais el mineral?
- Primero lo lavábamos aquí en el pueblo. Le quitábamos la piedra para dejar solo el wolfran. Después lo vendíamos en Puente de Domingo Florez. También venían por aquí compradores que nos los pagaban a menos precio; pero también se lo llevaban. Estos compradores venían por la noche para que nadie les viera.
- He oído que por entonces, durante aquellos años, mataron al cura de Dragonte.
- Sí. Se llamaba Recesvinto y quien lo mató en una ocasión estuvo aquí en esta casa. Se llamaba Evaristo. Se escapó de la cárcel de Astorga. Lo habían condenado a muerte porque lo denunció el sr. Cura de Dragonte. Un día dando misa, Evaristo bajó del monte y le pegó un tiro delante de todos los vecinos, mientras daba misa. Los vecinos al ver entrar a Evaristo ya se lo imaginaban y le decían: no lo hagas, Evaristo, no lo hagas; pero él no hizo caso, iba decidido a matarlo.

Le he preguntado a Pedro por el cura de Dragonte porque en una ocasión, cuando se enteró del valor del mineral de la Peña  del Seo Recesvinto reclamó la propiedad de esas tierras e intentó desalojar a todos los buscadores que subían a buscar el wolframio, alegando que todo eso era suyo.

Pedro me dice que él cree que el asunto de la muerte del cura no tuvo nada que ver con el wolfran. Se decía que el cura tenía una relación sentimental con la mujer de Evaristo. Por eso el cura lo denunció, para desahacerse de su competidor. Evaristo cuando tuvo ocasión se vengó y se volvió al monte, con los "huidos". Pocos años después lo mataría la Guardia Civil en una de sus batidas.

Llegó la hora de dar un paseo. Tenía ganas de oír el rumor del río Selmo. Es una pena como está, me dijo Pedro. Las orillas nadie las limpia. Los árboles han crecido desmesuradamente y no dejan pasar el Sol, por eso ya casi no hay truchas. A las truchas les gusta el agua clara; pero también el Sol. La madera ya nadie la quiere. Antes un buen tronco de castaño o cerezo tenía su valor. Ahora no se lo llevan ni regalado.

Dimos la vuelta y quedamos en encontrarnos en otra ocasión. Me esperaba Marina en Ponferrada para ver el nuevo Museo Nacional de la Energía.

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