sábado, 7 de abril de 2012

Aquel banco esta noche está vacío


Hoy, por el Alfoz de León, he paseado por lugares que ya conocía. Lo he hecho parsimonioso y despacio. Esa es la novedad. Y también solo. Recuerdo la alegría con la que recorro esos mismos lugares en otras múltiples ocasiones; pero siempre en agradable compañía. Sin el bullicio, en silencio, esos lugares no parecen los mismos. Y sin embargo, me ha bastado esta soledad para disfrutar plenamente de este día. Quizás demasiada melancolía (por ponerle algún reparo).

Mientras paseaba he intentado en vano recordar un poema de aquél nicaragüense barbudo llamado Ernesto Cardenal. Aquel sacerdote altivo al que severamente, ante el mundo, reprendió en el aeropuerto el mismísimo Papa, Juan Pablo II. Como digo, no lo conseguí. No fui capaz de recordarlo. En casa, ahora, en mi sofá, he consultado algunos de sus libros.

El poema del Gran poeta nicaragüense que yo quería recordar dice así:


"Hay un lugar junto
a la laguna de Tiscapa

—un banco debajo
de un árbol de quelite—

que tú conoces (aquella a quien escribo
estos versos, sabrá que son para ella)

Y tú recuerdas
aquel banco y
aquel quelite;

La luna reflejada
en la laguna de Tiscapa,

[…]

las ranas cantando
abajo en la laguna

Todavía está aquel 
árbol de Quelite

Todavía brillan
las mismas luces;

En la laguna de Tiscapa
se refleja la luna;

Pero aquel banco
esta noche estará vacío

O con otra pareja
que no somos nosotros."

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