viernes, 6 de febrero de 2015

Pregúntenme sobre la deuda griega

Grecia no puede pagar al resto de Europa la deuda que supera los trescientos mil millones de euros. Eso es lo que ha dicho su actual presidente. También lo han dicho los anteriores mandatarios griegos, por eso tuvieron que aceptar un suplemento económico de los socios europeos para disponer de liquidez para hacer frente a los pagos en los plazos convenidos. Todos los analistas consultados por los distintos medios de comunicación, que dan cuenta de la situación económica del país heleno, dicen que con toda seguridad Grecia no podrá hacer frente al pago de su descomunal deuda, que casi duplica su PIB anual. Parece que en este asunto todo el mundo está de acuerdo.

La discrepancia aparece cuando se plantea la solución a este grave problema. Para el Gobierno de Tsipras y para su ministro sin corbata el asunto se resuelve pactando una quita. Para Ángela Merkel la cuestión se soluciona con el cumplimiento íntegro de la condena (condena a la humillación, a la dependencia o beneficencia, a la pobreza del país). O lo que es lo mismo, el cumplimiento de los compromisos de pago en los plazos pactados por los anteriores gobernantes griegos, sin atender y menospreciando la actual voz de su pueblo. La mandataria alemana ha dicho alto y claro que el cambio de Gobierno en un país no le hará cambiar el rumbo de su camino.

Hay soluciones intermedias. El ministro de economía griego ha adelantado alguna de ellas basada en ingeniería financiera. Los franceses y los italianos también verían con buenos ojos algunas de estas medidas, como por ejemplo vincular el pago de la deuda al crecimiento económico del país, con todos los matices que se quieran poner.

El resto de Europa lo que quiere es que haya un acuerdo y que Grecia no se salga del euro y que todo el mundo cumpla con sus compromisos.

Al poco tiempo de tomar posesión, el ministro de economía griego recibió al representante de la Troica o lo que es lo mismo, al Camarlengo de Merkel (empleo el término de Camarlengo con el significado germanófilo que le da el DRAE. Es decir, camarero). Aparte de otras cuestiones, para mi lo más relevante de aquella conversación fue que el Gobierno de Atenas le dijo que no reconoce la autoridad de la Troica en este asunto. Inmediatamente han aparecido autorizados portavoces de prestigiosas instituciones que aclaran que en realidad la Troica como tal no existe, que no es más que una denominación que se le ha dado a un grupo de instituciones que operan en común; pero que no responden a una única organización. Sólo les ha faltado decir que es un espejismo. Si eso es así, me parece una pérdida de tiempo entrar ahora a discutir aquí en calidad de qué estos señores se han paseado con total impunidad por España, Portugal, Italia y Grecia dando órdenes a sus Gobiernos, y lo peor de todo: en calidad de qué estos gobiernos los han recibido y han reconocido su autoridad. La autoridad de los "hombres de Negro" como los ha llamado el ministro español Montoro.

Grecia lo tenía muy claro y le ha dicho al Camarlengo que quiere hablar con el que manda. Y éste (ésta) se ha puesto al teléfono. El que manda, como a estas alturas todo el mundo sabe, no es otra persona más que Ángela Merkel. Por fin esta señora ha tenido que bajar a la arena y sin mensajeros ni intermediarios ha tenido que ponerse a pecho descubierto a torear al toro griego (y más que tendrá que torear) y correr el desgaste y los riesgos inherentes a esa actividad, incluido que te den una cornada. Parece que por lo menos esta vez va a tener que despeinarse.

Alemania dice lo mismo que España. Merkel dice lo mismo que Rajoy. "Nosotros le hemos prestado mucho dinero a los griegos y queremos que nos lo devuelva". Cuando lo prestaron por primera vez sabían que era muy difícil que lo devolvieran; pero la segunda vez, los gobiernos eran plenamente conscientes que le prestaban el dinero a Grecia para que con él hiciera frente a las obligaciones del primer préstamo y ¿después qué?  ¿Cómo van a pagar este segundo préstamo, con otro préstamo más? Y así ¿hasta cuando?

Ese dinero prestado sale de los bolsillos de los alemanes, de los portugueses, de los italianos, etc., etc. y también de los españoles. Por tanto, de lo que se habla es también de mi dinero. Y Grecia pide que del dinero prestado se haga una quita para que pueda hacer frente a su deuda. Pues como esto sí me incumbe, yo digo que sí. Que si se trata de dinero prestado por el Gobierno español, que afecta a mi calidad de vida, yo estoy dispuesto a apretarme el cinturón en la parte alícuota que me corresponda y condonar esa parte de la deuda que reclama el Gobierno de Atenas. En definitiva, pienso como los griegos, no soy partidario de prestar más dinero a quien dice que no lo quiere y que además no lo puede devolver. 

Es mi dinero. Afecta a mi bolsillo. Se trata de la calidad de vida de mi familia. Y yo digo que la solidaridad consiste en eso, en ayudar cuando el que lo necesita lo pide y el que lo tiene que dar puede. Y pienso que ahora España puede (al menos eso dice Rajoy). Que me pregunten, que mi Gobierno me pregunte. Yo sí soy partidario de condonar parte de la deuda a Grecia, tal y como propone Alexis Tsipras. Alemania y los alemanes que hagan lo que les dé la gana.

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