domingo, 18 de enero de 2015

Pablo Iglesias vs. Pablo Iglesias

Me anticipo a la opinión que pueda dar uno de los protagonistas, el experimento fue un tanto engañoso y las consecuencias deben extraerse con cuidado, pero ahí queda la prueba. Tengo un amigo ferviente seguidor del ideario del Partido Socialista Obrero Español, PSOE. Hace años ya que es difícil vernos sin entrar en controversias partidistas. Es lógico sus largos años de militancia le han hecho acreedor del reconocimiento del mayor defensor del Partido, tanto cuando gobierna como cuando está en la oposición. En nuestros cada vez más escasos encuentros, suele recordarme que a socialista no le gana nadie y que no acepta lecciones de socialismo de ningún recién llegado, en alusión clara a Podemos y a su joven líder, Pablo Iglesias.

Lo que más me ha llamado la atención en los últimos encuentros es la especial inquina que tiene por este neófito político y la rabia con la que arremete contra su proyecto, al cual lo califica en ocasiones de fascista, otras de comunista, chavista e incluso lo compara con algunos comportamientos nazis. No lo entiendo, la experiencia de este veterano militante le debería facilitar mantener cierta distancia del argumentario que el partido reparte a diario para que sea repetido como un mantra, pero no. Él se ha convertido en un ferviente seguidor.

En esta tesitura le propuse un reto. Este fin de semana, yo me comprometía a recopilar y llevarle unas cuantas frases elaboradas por Pablo Iglesias sobre temas de actualidad: la participación española en guerras y misiones extranjeras, el espinoso asunto catalán, el papel de las castas políticas que han gobernado España en los últimos años, etc., etc. Con ello me proponía recopilar ocho o diez frases para que me diera su opinión y sobretodo me dijera lo apartado que estaba Pablo Iglesias del ideario y si se me apura de la ideología socialista o socialdemócrata. Aceptó el reto.
Tomé diez proposiciones elaboradas sin ningún género de dudas por Pablo Iglesias. Se las leí una a una y escuche sus comentarios. Todos ellos desaprobatorios. Me argumentó frase a frase los errores en los que incurría su autor y lo errado que se encontraba. Yo había seleccionado un cuestionario ideológico. Lo que se recogía en cada frase era la ideología de quien la defendía. El veterano militante socialista quedó satisfecho con la prueba. En su opinión había conseguido desmontar la falsedad de los argumentos y la poca solidez ideológica del líder de Podemos. Yo también, por distintas razones, claro, quedé satisfecho con la prueba.
Antes de despedirnos, todavía me quedó tiempo para que le indicará de dónde había sacado las memorables frases. Como me había comprometido habían sido proferidas por Pablo Iglesias, pero no el líder de Podemos, sino el fundador del Partido Socialista Obrero Español, PSOE. Yo las había extraído de la biografía del fundador del PSOE publicada en 1984 por la editorial gallega Sálvora.
En realidad el experimento no demostraba nada, porque en él había algo de trampa, pero sí en mi opinión una cuestión muy clara: el alejamiento de los dirigentes socialistas de las bases ideológicas sobre las que se fundó el partido.
El PSOE se encuentra hoy más preocupado de mantener su posición electoral, de mantener el número de escaños que de escuchar a los ciudadanos en su relato de los problemas que sufre. Esa falta de atención a los ciudadanos es la que finalmente  terminará con las espectadoras de voto del PSOE y no Podemos o su joven líder.

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