viernes, 24 de agosto de 2012

La incomprendida Cecilia

Ocurrió recientemente en el Santuario de la Misericordia de la localidad aragonesa de Borja. A la buena señora Cecilia no le han dejado concluir su obra. Con esta incomprensible actitud de las autoridades se le ha generado un daño irreparable a la restauradora del Ecce Homo allí expuesto. Ella lo ha dicho con absoluta claridad: "no me han dejado terminar mi trabajo". Cuando un trabajo queda a medias, a veces, si uno no es un especialista, cuesta mucho apreciar la calidad de la obra. Incluso cuando las obras ya están acabadas, también a veces nos sorprende sus resultados.

A mí me vienen a la cabeza varios artistas que han padecido esta misma incomprensión. Por ejemplo, cuando un grupo de militares vieron el resultado de su encargo, realizado al más afamado retratista de su época, casi se caen de culo. Me refiero a la obra de Rembrandt, conocida como la "Ronda de Noche" (que ni era ronda ni era de noche). En este cuadro no fue capaz de reconocerse ninguno de los protagonistas, quienes, por cierto, habían contribuido con una cuantiosa suma de dinero para que el pintor los retratase en un puesto preferente, eso sí en función de su aportación económica al proyecto pictórico.

Recibida la obra, finalmente el grupo rechazó el cuadro. Algunos le pidieron a Rembrandt que lo quemase. A otros el retrato les parecía una broma de mal gusto. Más que una valerosa compañía militar, parecían un ridículo grupo de sainete. Que, para mayor humillación, así serían vistos en la posteridad. Este cuadro de Rembrandt pasó por diversas vicisitudes. Incluso, en una ocasión, en el Ayuntamiento de Ámsterdan, cuando pretendían colgarlo en una estancia en la que no cabía, en el siglo XIX, decidieron retirarle el marco y cortar el lienzo para ajustarlo a la superficie de pared disponible.

La obra ha sido restaurada recientemente. ¡¡¡Qué Barbaridad!!! Sus restauradores descubrieron la luminosidad del retrato, oscurecido sólo por el polvo y la suciedad acumulada en sus muchos años de vida. Y los restauradores se quedaron tan oreados; pero ninguno pensó en las familias y sucesores de los retratados, esos que adjuraron del cuadro, esos que lo repudiaron, los mismos que se vieron burlescamente retratados. Sin embargo, en este caso todo el mundo ha alabado el trabajo de restauración y, cómo no, la maestría del pintor. Nada menos que Rembrandt.

De la misma manera, el magnífico cuadro pintado por la Sra. Cecilia puede considerarse como una interpretación personal inspirada en el original. Para mi gusto claramente superado por la copia sobrepuesta. Esta versión, sin duda, mejora el original. En lo único que discrepo con la autora-pintora-restauradora es que el trabajo esté inconcluso. Yo creo que tal como ha quedado es perfecto. Ya lo dijo Juan Ramón Jiménez: "No lo toques ya más que así es la rosa".

A Botero, también es una opinión mía personal, según algunos no le quedó muy agraciada su particular "Mona Lisa". La Menina de Picasso no hay por donde cogerla. ¿Alguien ha discutido el parecido de la infanta retratada por Velázquez con la pintada por Pablo Picasso? No. Pues entonces, ¿qué se le recrimina a Cecilia? En todo caso una desbordante creatividad. Además pienso que a esta buena creyente la restauración de la pintura la ha acercado más al creador. O al menos, si yo fuera Jesuscristo y me hubieran hecho un retrato así, no lo olvidaría nunca.

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