viernes, 17 de agosto de 2012

España, el Titanic y el rescate

¿Está España intervenida? ¿Se ha iniciado ya el rescate?. Durante estos últimos días, y hoy no es una excepción, son muchos los medios de comunicación que dicen que la mejoría experimentada por nuestra prima de riesgos y las ganancias de la Bolsa son debidos a que los mercados dan por descontado que España solicitará de forma inminente el rescate.

Si España finalmente solicita el rescate, me pregunto si eso significa que estaremos recatados. Es decir, cuando el Titanic envió las señales de SOS, acudieron varios barcos en su auxilio, sin embargo, parece ser, que ninguno llegó a tiempo y finalmente sólo se pudieron salvar los que viajaban en clase SUPRA. También me pregunto si, llegado el caso, a nosotros nos ocurrirá lo mismo y del buque España sólo se salvarán los más pudientes y acomodados.

Estoy seguro que habrá opiniones para todos los gustos, y probablemente todas ellas atesoren algo de razón. Por ejemplo, Grecia es una de las economías de esos países del sur de Europa que ha sido ya rescatada. ¿Está Grecia rescatada? Desde que el país Heleno solicitó la ayuda y le fueran entregadas las primeras cantidades, los ciudadanos de aquél país no parecen estar muy satisfechos con el resultado.

Para valorar el cumplimiento o no de los objetivos que se persiguen con el rescate, primero habrá que identificarlos. Unos dirán que se trata de equilibrar las cuentas públicas, reducir los déficits, etc., etc. Otros pensaran que el objetivo debe consistir en sostener las prestaciones básicas que debe recibir el ciudadano: la  asistencia sanitaria, la educación, la vivienda digna, etc. Y estoy seguro que los que sostienen cada una de las dos opiniones confrontadas dirán que con la adopción de "sus" medidas se mejorará la salud de la economía.

Los mercados que operan en Grecia deben estar satisfechos con algunas medidas que se han puesto en marcha., al menos si eso les garantiza la devolución de las inversiones y de los cuantiosos préstamos que han facilitado (aunque algunos de éstos se hayan materializado en condiciones de notoria usura). Los ciudadanos, sin embargo, están razonablemente inquietos: ninguna de las medidas hasta ahora aplicadas o anunciadas mejoran sus expectativas de bienestar; bien al contrario las deteriora hasta extremos hasta hace bien poco insospechados.

¿Al ciudadano griego, en algún momento, su Gobierno o alguien le anunció las consecuencias de solicitar el rescate o le explicó las alternativas existentes al mismo?

Hoy los españoles nos encontramos ante la misma tesitura. No sabemos si el rescate será la solución o el inicio del problema. Tampoco sabemos qué opina el Gobierno sobre el asunto. La última vez, cuando el Gobierno solicitó ayuda para la banca, el presidente y el ministro de Economía lo anunciaron como una maravillosa noticia. Incluso dijeron no entender porqué aquélla no se solicitó antes.

¿España debe solicitar hoy el rescate de la Unión Europea? ¿Eso será bueno? ¿Y por qué hacerlo ahora y no antes? ¿Solicitar la ayuda nos garantiza mejorar y resolver la situación?

Lo que me parece más terrible del todo es que a estas alturas de la crisis tengamos todavía más incertidumbres que certezas y que nadie esté al otro lado de la línea para aclarárnoslas. Al parecer también el teléfono de la esperanza cerró por falta de presupuesto.

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