Casi como si fuera una premonición, la entrada anterior en este post la dediqué a Jesús Lizano (10 de mayo de 2015). El poeta sobrepasaba los ochenta años y me preguntaba qué sería de él. Recordaba lo que me costó encontrar un libro suyo (tuve que esperar meses). Recordaba el regocijo y la felicidad de mis hijos cuando les leía-interpretaba alguno de sus poemas o "poemos". Alguna de sus composiciones las he reproducido y repartido por la oficina al resto de compañeros: "a mí me gustan las ideas curvas, las manos curvas, los culos...curvos". Jesús Lizano un poeta marxista, existencialista, anarquista, un pensador, un filósofo, un HUMANISTA, un escritor con mayúsculas, nos abandonó físicamente el pasado 26 de mayo de 2015. No tenía ni idea que estaba enfermo. A estas alturas todavía no sé de qué murió. De lo que estoy seguro es que su obra perdurará en el tiempo. También me gustaría que su creación póstuma, Lizania, viera más pronto que tarde la luz.
Sin meter ruido, este barbudo inconformista, este iconoclasta artista de la belleza nos ha dejado a todos un poco huérfanos. Se nos ha ido otro grande de la palabra. Ahora me lo imagino donde sea disfrutando de la compañía de Chicho Sánchez Ferlosio y de Agustín García Calvo. ¡Qué trío de poetas, de filósofos, de humanistas! ¡Qué grandes los tres!
Estimado Secundino Prieto,
ResponderEliminarmi madre de 89 años recordó una poesía escrita por Secundino Prieto titulada La oración de Jesus en el huerto de Getsemaní.
La escribió Ud. o algún familiar suyo?
Gracias desde ya...
Avanza lenta la estrellada noche
duermen las aves en el huerto umbrío
cierra la flor su perfumado broche
que se ha de abrir al beso del rocío
Entre las auras que el follaje agita
suspirando en los verdes olivares
vagos murmullos de dolor palpitan
como notas de fúnebres cantares
Es voz doliente que en la sombra gime
y en la que un corazón levanta vuelo
con la oración mas pura y más sublime
que se alzó nunca de la tierra al cielo
Si sobre ti tomaste mis pecados,
porqué es justo que tu padre así te vea,
cual reo de pecados infinitos
y que infinito ese castigo sea
Ay, no dejes que ciego peregrino
siga la antigua senda temerario
y porque no me quede en el camino
llévame tras ti, mártir divino
hasta la altiva cumbre del calvario.
Adriana, el poema no es mío. Ni tampoco de ningún familiar. Un saludo.
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