viernes, 19 de septiembre de 2014

Postureo

Me acaban de instalar la aplicación de "guasap" en el teléfono móvil. Nada más hacerlo recibí dos mensajes. Los dos de mi hermana, los dos, por supuesto sin respuesta. En el primero, se interesaba por si había llegado bien de un viaje. En el segundo me informaba que acababa de morir Santiago Carrillo. Los dos mensajes enviados en 2012, en septiembre y octubre, respectivamente. Esto significa que un día, sin yo saberlo, tuve esta maravillosa aplicación. Aprovecho la ocasión para desde aquí responder a mi hermana: "sí, sea desde donde fuere, llegué bien de aquel viaje".
En los dos días que llevo utilizando esta aplicación he aprendido muchas cosas que ignoraba. Una de ellas es una palabra que nunca había oído y menos empleado: "postureo". Tuve que acudir al diccionario para conocer su significado, pero la RAE todavía no la ha incorporado. La busqué en la güiquilengua y esta es la definición que encontré:
"El término postureo es un neologismo acuñado recientemente y usado especialmente en el contexto de la redes sociales y las nuevas tecnologías, para expresar formas de comportamiento y de pose, más por imagen o por las apariencias que por una verdadera motivación. No tiene todavía registro en los diccionarios. También se usa el verbo posturear, con el significado de ‘actuar con postureo’. Por ejemplo: En España somos más dados al postureo, la imagen, coquetear con las niñas, vender humo. El postureo se practica en una plaza pública, lo que implica que se trata de que te vean el mayor número de personas."
Me han entrado sudores al pensar si las comunicaciones que nos facilita enormemente esta práctica aplicación en realidad no son más que una "pose", una cuestión de "imagen", o de "apariencia".
¿Cómo distinguir la comunicación impostora, la que posturea, de la que realmente está motivada? Esto es como contestar a la vieja cuestión, que no nos den gato por liebre. El asunto y el trasunto me ha dejado preocupado.
La candidez del neófito, la ingenuidad del novato, la alegría de quien se acercó sin prevenciones a esta nueva forma de comunicarse, dio paso a la sospecha y la suspicacia. Y yo no quiero instalar ni mis relaciones ni mis comunicaciones sobre la sospecha. Que nadie se extrañe si un día vuelvo a des instalar la impostora comunicación y volver al contacto más personal, sin postureo.

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