Entre escuchar a Zapatero o conocer algo de la intrahistoria del golpe de Estado perpetrado el 23 de febrero de 1981 elegí lo segundo. Desde que anunciaron su emisión, tenía mucho interés en ver el programa especial que preparaba la Sexta. "Operación Palace" fue como lo anunciaron. El pasado domingo 23, coincidiendo con la efemérides del acontecimiento, puntual, a la hora señalada, me preparé para recibir una nueva visión de lo que ocurrió aquél fatídico día en el congreso de los diputados. A medida que avanzaba el programa, a la par que el asombro, crecía mi indignación. Llegó un momento en el que solicité la atención de uno de mis hijos. Yo quería que estuviese presente y conociese una nueva versión de los acontecimientos, radicalmente opuesta a la que él, como yo, conocía. Sí, por candidez o estulticia me lo estaba tragando, por más que algunas cosas "rechinaran".
Al final de la emisión, al conocer que todo había sido una burda farsa, me quedé perplejo. La distancia de los hechos, ocurridos hace ahora 33 años, debería permitirnos acercanos a ellos sin apasionamiento y con cierto sentido del humor. Las heridas ya están cicatrizadas y no debería existir razón alguna por la que no pudiéramos reirnos de nosotros mismos. Pero a mí no me hizo ninguna gracia. Respetando siempre la libertad de expresión, a mí me parece que esta performance llegó en un momento inoportuno. No como se ha dicho porque no estemos los españolitos preparados para conocer la verdad e incluso las consecuencias que de ella se derive. Creo que fue inoportuno porque nuestro sistema democrático no vive sus mejores horas. Los políticos que nos representan no gozan de mucho crédito. Las instituciones democráticas están francamente tocadas y en muchos puntos de mira. Lo mismo podríamos decir de la monarquía, los partidos políticos, etc. Es decir, no gozan de excesivo crédito de la ciudadanía. Lo que en mi opinión toca ahora es fortalecer el andamiaje y la estructura que soporta nuestras instituciones democráticas y no generar más ruido y desconcierto entorno a ellas. No hay porqué tener miedo a la libertad de expresión y a decir lo que a uno le plazca, siempre que se haga con respeto; pero tampoco es bueno generar dudas respecto a las pocas certezas que tenemos.
Posiblemente Jordi Évole no haya conseguido la información que precisaba para "montar" el programa que le hubiera gustado hacer, el de "verdad" y no esta pantomima. Posiblemente los archivos históricos oficiales no le hayan facilitado la documentación todavía clasificada que demandaba para esclarecer los aspectos más oscuros de aquella trama golpista. ¿Pero esto es suficiente razón para tejer y extender un manto de duda sobre las escasas certezas que teníamos? Yo creo que no. Pienso que la gracieta se la podía haber guardado para mejor momento. Por ejemplo para cuando las instituciones estén en condiciones de resistir un envite.
No se puede gritar en medio de una sala abarrotada de gente !!! fuego¡¡¡ para después de la espantada y la avalancha que le sucede disculparse y decir que todo era una broma. Hay bromas que pueden traer consecuencias trágicas.
Me imagino el provecho que en un futuro se le podrá sacar a esas imágenes hábilmente sacadas fuera de contexto, a los comentarios y las declaraciones de sus entrevistados, todos ellos reputados profesionales y políticos protagonistas indiscutibles de los acontecimientos que prestándose a la farsa narraron. Innecesario. Fue innecesario. Apesar de ello he visto hoy en la prensa que el programa fue todo un éxito de audiencia. También he visto que junto a esta noticia aparece otra, de carácter local, porque se produce en León, en la que se da cuenta de la expulsión del Consejo Superior de Deportes de dos jóvenes deportistas de élite (lanzadores de peso) que en una concentración, aunque en privado, en un encuentro para comer, se dejaron fotografiar con la mano en alto fingiendo el saludo Nazi. Ellos dijeron que todo había sido una broma. El CSD no lo entendió así y por eso, sólo unas horas después de aparecer la fotografía del grupo publicada en las redes sociales, los suspendió. Hay gente que tiene poco humor y hay gente que tiene poca gracia y hay gente "pa to".
Ni la idea ni el título son originales. Véase "Operación Luna" de William Karel
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=NZS4J6FiHRY