miércoles, 11 de julio de 2012

Ponferrada: la ciudad del dólar

En los años cuarenta del pasado siglo, a Ponferrada se la conocía en el resto de la provincia como la "ciudad del dólar". El apelativo hacía referencia no sólo eufemísticamente a la cantidad de dinero que se "movía" sino también a la divisa americana con la que se intercambiaba.

En esos años, coincidiendo primero con la II Guerra Mundial y después con la de Corea, el mineral de volframio adquirió un interés estratégico muy relevante para todos los países involucrados en la contienda. La posición de España, próxima a los países que conformaban el Eje, con fuertes vínculos con Alemania, fue sin embargo ambigua. Por un lado, apoyaba a Alemania, convencido Franco de que finalmente resultaría victoriosa: pero por otro lado, el Estado español no podía prescindir de suministros básicos para la economía nacional procedentes de América, como podía ser el petróleo, por ejemplo.

Los aliados, especialmente Estados Unidos e Inglaterra, jugaron sus bazas bloqueando suministros con una mano (la de Estados Unidos) e intentando llegar a acuerdos con el dictador con la otra (la de Inglaterra). España jugó también sus cartas. Las condiciones impuestas a España por los aliados básicamente eran dos: a) retirar la División Azul que operaba en Rusia con las tropas alemanas y b) dejar de comercializar y exportar volframio con destino a Alemania.

Finalmente, Franco aceptó las condiciones de los aliados. Retiró la División azul; pero astútamente organizó otro "ejército de voluntarios" para que siguiera en el frente ruso y así no disgustar a Hitler. Respecto al volframio, el cambio de la política del régimen consistió por un lado en limitar las exportaciones a Alemania y por otro facilitar, cuando no organizar, el contrabando para que el mineral finalmente llegara a manos de Hítler. La estrategia le duró a Franco el suficiente tiempo como para que los alemanes perdieran la guerra y poder recomponer las relaciones con Estados Unidos.

El precio del volframio era diferente, según se vendiera en España o en la vecina Portugal. En España, al principio, lo controlaba el Gobierno, en Portugal era libre y su precio era muy superior. Muchos españoles, sobretodo gallegos, hicieron su fortuna traficando con volframio en Portugal. La divisa de intercambio solía ser el dólar. El pueblo llano se benefició de estas prácticas; pero el gran negocio lo hicieron los de siempre: cuando uno escarba un poco en la historia de este asunto se encuentra apellidos de las "grandes familias" de España, adeptas al régimen de entonces de la misma manera que los son al actual. Los herederos de muchas de estas familias se sientan hoy en los sillones que presiden bancos y grandes corporaciones, alguno de ellos, con el tiempo, llegó incluso a ser presidente del Deutsche Bank.

En Ponferrada, los más avispados también hicieron buenos negocios con este mineral, fueran las ventas en dólares o en pesetas, se obtenía un gran beneficio por la venta en el estraperlo que llegó a alcanzar precios del orden de 200 pesetas el kilogramo.

Ponferrada, gracias a la venta fraudulenta estimulada y amparada por el propio gobierno de la dictadura, durante casi una década, fue la ciudad del dólar. Para España, en esa misma década, el volframio llegó a representar más del 20% del total de sus exportaciones.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Franco liquidó la sociedad que tenía con los alemanes; pero abrió una nueva vía de negociación con los vencedores. La historia es la de siempre: el dinero no tiene color político y crece como las bacterias allí donde las condiciones ambientales son más favorables. Sin embargo, respecto a los que hicieron posible que otros montaran el negocio: ¿Quién se acuerda hoy de los mineros que extraían en condiciones precarias el volframio? ¿Quién recuerda las penurias sufridas por aquellos que en tierras bercianas se acercaron a la Peña del Seo en busca de su particular Eldorado? ¿En qué estadística se recoge el número de trabajadores fallecidos por accidente o por contaminación asociada a la extracción del mineral? No conozco a ninguno de ellos que se haya hecho rico. Así se escribe la historia.

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