lunes, 9 de enero de 2012

Carbón

Por extraño que pueda parecer, estoy seguro que muchos niños de las comarcas berciana y lacianega y de la montaña central leonesa este año habrán pedido a los Reyes Magos carbón. Yo también lo he hecho. Las cuencas mineras asturianas y leonesas llevan años discutiendo sobre el futuro de su recurso más preciado. En la provincia de León ha sido durante muchos años la principal fuente de ingresos. Hoy día sigue siendo muy significativa la aportación del sector al producto interior bruto provincial. Va siendo hora ya de clarificar de una vez por todas el panorama y presentar una postura firme respecto a esta cuestión, sin ambigüedades.

La Unión Europea exige al Gobierno de España un plan de cierre de la minería del carbón, porque resulta, según ellos, deficitaria su explotación. Desconozco qué costes habrán considerado para sentenciar a muerte con esa determinación a la industria extractiva, y con ella a buena parte de la población.

Yo no estoy de acuerdo con el cierre de las minas del carbón en León. Creo que es un recurso estratégico para el país. No sólo por nuestra dependencia energética del petróleo y del gas, que también, sino porque la tecnología ha avanzado de forma extraordinaria en este campo y el carbón ha encontrado aplicaciones sostenible económica y ambientalmente. Otra cosa es que al otro lado de los Pirineos no les interese saber sobre el tema.

Desde muy antiguo el carbón de "piedra" ha tenido que sortean innumerables obstáculos para convertirse en una fuente de riqueza. Algún día en este mismo espacio hablaremos de ellos. El carbón tuvo que competir con la tala y la poda de árboles; con el carbón vegetal, con las supersticiones de una población excesivamente ignorante en épocas pretéritas, con el carbón inglés, con los cítricos españoles, etc., etc. La historia del carbón, en España, siempre ha sido una historia de lucha.

A pesar de los beneficios que ha reportado a las economías que disponían de él, este mineral nunca ha estado bien visto por una parte importante de la población. Ha traído riqueza a la economía del país y paralelamente no pocas desgracias a las familias de los trabajadores y esforzados mineros que día a día se han dejado la vida en las entrañas de la tierra para extraerlo. Pero nunca ha sido suficientemente reconocida su labor.

Hoy sigue siendo el sustento y el futuro de la economía leonesa y de una buena parte de las familias de esta provincia. El Gobierno de España tiene argumentos de peso para oponerse a la decisión adoptada por la Unión Europea. Y estos argumentos España debe hacerlos valer con inteligencia, para que éstas no sean las últimas navidades en las que los Reyes Magos nos dejen carbón en la provincia.


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