viernes, 4 de julio de 2014

¿Por qué no se reciclan los residuos en España?

En España, a pesar de la publicidad institucional, no se reciclan los residuos en la misma medida que en otros países del norte de Europa. Ni siquiera se hace en los porcentajes establecidos en las directivas europeas. La vigente ley de envases, que data del año 1997, está obsoleta. Incluso se aprobó con anterioridad a la más generalista de residuos y suelos contaminados del año 1998 (Ley 10/98) (En España, en materia ambiental, casi siempre empezamos la casa por el tejado). Esta última ley de residuos hoy está derogada. El Gobierno de Zapatero, en uno de los últimos actos de su mandato, llevó al Congreso la trasposición de la directiva marco europea en materia de residuos, y aprobó la Ley 22/2011 de residuos y suelos contaminados.

Tengo interés en decir que la ley del año 1997 que regula la gestión de los envases y residuos de envases no es clara y su aplicación no se ha podido llevar a puro efecto. El reglamento que la desarrolla adolece de la misma inconcreción. Sin embargo, si alguna virtud podemos encontrale es la relacionada con uno de los sistemas de gestión de residuos que promueve: el denominado Sistema de Depósito, Devolución y Retorno. Es decir, aquel en el que el ciudadano recibe una compensación económica al hacer entrega del envase o del casco de vidrio en el establecimineto en el que adquirió el producto envasado. Para que me entiendan, aquél viejo y eficiente sistema de entregar 10 pesetas al usuario por el casco de vidrio usado. La ley de envases, en este aspecto, en este único aspecto, al menos sí era clara al decantarse prioritariamente por este sistema frente al alternativo del CONTENEDOR AMARILLO, que es el que ha terminado por implantarse en toda España.

Zaparatero no se atrevió a modificar la ley de envases; pero sí hizo un guiño al sistema de devolución y retorno y dio un aviso para navegantes, al advertir que si no se cumplían los objetivos de reciclado con el actual sistema mayoritario de gestión de envases, el de échelo usted todo al contendor, que alguien se hará cargo de ello, podría imponerse el previsto en la ley: el de depósito, devolución y retorno. El Gobierno de Zapatero era consciente de que España no llegaba a los objetivos de valorización de residuos establecidos en la directivas europeas ni por asomo. También era consciente de que en otros países de la Unión Europea se había dado un vuelco en los sistemas de gestión de los envases.

A Zapatero, leonés de pro, le gustaban las frases largas y redondas, por eso en la nueva ley de residuos renonbró a los sistemas integrados de gestión, SIG, y los denominó de forma pomposa "Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor del Producto". Ahí es nada, y se quedó tan orondo y satisfecho. Pero le duró poco la elegría.

El Gobierno de Rajoy, nada más tomar posesión, en el año 2012, elaboró un Real Decreto Ley que contemplaba medidas urgentes en materia de medio ambiente. Entre otras incluyó la modificación de aquellos aspectos de la Ley de residuos que parecían claros. Por ejemplo, los que afectan a los sistemas de Depósito, Devolución y Retorno. A Rajoy, curiosamente, le pareció de la mayor urgencia cargarse el único aspecto claro que quedaba en la Ley de envases. Por eso este nuevo real decreto eliminó la "obligatoriedad" del sistema de Depósito, Devolución y Retorno, y esta modalidad de gestión sólo la contempla con  carácter voluntario y para aquello residuos de difícil gestión. Todo un regalo para los grandes responsables de la puesta en el mercado de la ingente cantidad de envases.

La alegría de los envasadores ha sido notoria y manifiesta. Inmediatamente han tirado de talonario y han iniciado una frenética campaña publicitaria en la que dan cuanta de las múltiples ventajas de su sistema y lo bien que lo están haciendo. Alegría para la prensa, que cobra los anuncios, alegría para el Gobierno al que le dicen lo guapo que está y alegría para los productores y envasadores, verdaderos responsables de la gestión de sus residuos que se ahorran un cuanto dinerito, bordean la ley y transfieren su "responsabilidad" a los incívicos ciudadanos. Más no pueden pedir.

Todo un disparate.

Cuando alguien se pregunte por qué no se reciclan los residuos en este país, la respuesta es bien sencilla: porque las autoridades públicas no quieren. El sistema de gestión que nos han impuesto está agotado, no garantiza la valorización de los residuos y es ineficiente económica y ambientalmente. Y lo peor de todo: ellos lo saben. Más claro, agua.

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