martes, 26 de marzo de 2013

El día que me fui a Cheste

Yo estaba realmente emocionado. Mi madre me había anunciado que me iban a dar una beca para estudiar  en régimen de internado en un centro lejano. Yo tenía 11 años y no me podía ni imaginar qué era aquello. Mi madre me pidió que no se lo comentara a nadie hasta que no me confirmaran la plaza. Por entonces cursaba 5º de EGB. Todos los días le preguntaba a mi madre si ya se lo podía contar a los amigos y ella siempre negaba con la cabeza. Hasta que por fin llegó el día. Llegó la carta en la que se anunciaba que disponía de una plaza para estudiar en la Universidad Laboral de Cheste, en Valencia. Mi hermano mayor ya conocía el sistema. Él estudiaba bachiller en la de la Coruña. Reunió en una pequeña carpeta, de color marrón,  con cierre de gomas, los documentos más valiosos y me indicó la relevancia de cada uno de ellos. Recuerdo especialmente la importancia que mi hermano daba al número de expediente: el 2989, que hizo que me aprendiese de memoria. Mi madre se pasó horas cosiendo pacientemente el dichoso número en el lugar indicado en cada prenda. Era importante identificar la ropa, porque era la única manera de saber en Cheste de quién era. ¿Por qué? ¿Es que acaso me volvería de repente tan tonto como para no reconocer mi propia ropa? Este fue uno de los primeros misterios que debía descubrir.

En la lista de prendas que cuidadosamente reunía mi madre, había una de la cuál yo desconocía su existencia: el esquijama. ¡Me tenía que comprar un esquijama! ¿Para qué necesitaría yo esa dichosa prenda? Pronto comprendí que de lo que se trataba en realidad era de una especie de pijama, que además de pantalón ajustado por los tobillos, tenía un jersey sin botonera.

Cuando tocó, mi madre hizo minuciosamente la maleta. Me indicó el lugar en el que colocaba cada cosa en ella. Me dio algunos consejos y valiosas instrucciones para hacerla de vuelta y me metió en ella la carpeta con todos los documentos. En el exterior de la carpeta, parece que la estoy viendo ahora, mi hermano había rotulado mi nombre, el dichoso número de expediente y otra información que me indicó sería de mucha utilidad allí donde iba: el colegio. En la carpeta marrón, en letras mayúsculas grandes, mi hermano había consignado "EL ROBLE". Éste, me dijo, es tu colegio. No te olvides. No, no me olvido, le contesté.

El 26 de septiembre de 1975 era el día señalado. Mi madre me llamó. Me dio 400 pesetas para mis gastos, cantidad que debía administrar durante los próximos tres meses. Me despedí de mi padre, que subrepticiamente me entregó, sin que lo viera mi madre, otras 300 pesetas.  Cogimos la maleta y tomamos por la tarde un tren en dirección a León: nuestra primera parada. Cruzamos por primera vez en nuestra vida el puente de los leones del río Bernesga y nos dirigimos en busca de una fonda donde pasar aquella primera noche. Nos alojamos en la modesta "Pensión Roma", de la Avda. del mismo nombre.

Dormimos juntos, en la misma cama. Yo estaba nervioso y preocupado. Le preguntaba insistentemente a mi madre si no se dormiría ella. Teníamos que levantarnos a las 6 de la mañana para coger un autocar y no llevábamos despertador. Mi madre me tranquilizaba. Puntualmente salimos a la hora prevista en dirección a la avenida Sáenz de Miera, donde nos esperaba un autocar que me llevaría, junto a un numeroso grupo de chicos, a mi destino final: Valencia (escala en Madrid, incluida). Allí, en la avenida Sáenz de Miera de León, me despedí de mi madre.

Después de catorce intensas y agitadas horas de viaje, nos bajaron del autocar en una explanada enorme de la Universidad Laboral. Un individuo nos dividió en grupos, en función del nombre del colegio. "¡Los que tengan un colegio con nombre de árbol, que me acompañen!, dijo". Recordé las últimas instrucciones de mi hermano y supe que en ese grupo debía ir yo. Recorrí el trayecto que nos separaba de la residencia arrastrando una enorme maleta que abultaba más que yo. Había tramos en los que no sabía si era yo quien tiraba de ella o era la maleta quien tiraba de mí. Por fin llegamos a la Residencia. Nos recibió Tomás, el director. Era de noche. Todos estábamos cansados. Sin más presentaciones debíamos dirigirnos a la habitación para acostarnos. A mi se me asignó la número 10, de las 24 existentes.

En este último trayecto, desde la recepción del colegio al primer piso en el que se situaba la habitación, me condujo un compañero de tez morena. Casi al final de un largo pasillo, me dejó en una habitación sin puertas, con cuatro literas de dos camas cada una, para ocho alumnos, y me dijo que eligiera la que quisiera y me acomodara en ella. Me quedé en la primera a la izquierda, en la cama de arriba, porque las del fondo ya estaban ocupadas. Este sería mi catre durante los tres próximos años de estancia en este centro. Hice tal como se me indicó la cama: puse las sábanas, la funda del almohadón y finalmente la colcha. Sin anuncio previo se apagó la luz. En ese justo instante me di cuenta que me faltaba mi padre, mi madre y mis hermanos. Estaba solo. Abrí a oscuras la maleta, me puse el esquijama, me tumbé en la litera y lloré. Lloré. Esta escena se repetiría todas las noches durante las siguientes semanas, hasta que la magia de la Universidad Laboral obró el gran milagro.


28 comentarios:

  1. Emocionante y precisa narración.
    Ricardo, de Zamora. Colegio Urogallo. del 76 al 79.
    No dudes de que la mayoría de los que estuvimos allí experimentamos la misma sensación. Y sólo un niño de Cheste puede emocionarse en la medida que yo lo he hecho al leer lo que has escrito.
    Una particularidad que tienen los hermanos, es que reciben la misma educación y formación y a medida que cumplo años, más convencido estoy de que los niños de Cheste son mis hermanos. Una parte de nuestra personalidad es común, y dicho sea de paso, digna y se la debemos a Cheste. Y en definitiva a nuestros padres, que tuvieron el valor de desprenderse de sus hijos, enviarlos a un lugar que ni ellos conocían y no volver a hablar con ellos en tres meses, porque creían y sabían que era lo mejor para nosotros. El éxito es nuestro y el mérito de ellos.
    Ricardo Sánchez Avedillo

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    1. Sí, de lo que no hay duda es que a todos de una forma o de otra fue una experiencia que nos marcó para toda la vida. En buena medida hoy estamos hechos del barro de aquella experiencia. Un abrazo.

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    2. Hola Ricardo,
      De casualidad he visto un blog en el que dices que estuviste en el colegio Urogallo de Cheste.
      Estuve de Tutor en el colegio Urogallo entre 1975 y 1978.
      No se si me recordarás.¿Quizás pertenecias a la habitación de los Sanchez donde estaba Sanchez Alias,presidente que fue del colegio?.
      Me llamo Damián y como característica diré que me falta una mano.
      Recuerdo con gran cariño esa etapa que hizo,hicísteis,que haya dedicado toda mi vida a la enseñanza, aunque nunca habia entrado en mis planes.
      El mas cordial de mis saludos.
      Mi correo es damarlo@ono.com

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  2. Hola Secundino, se perfectamente de lo que hablas en tu bonito escrito.
    Estuve de Tutor en el colegio Urogallo entre 1975 y 1978.
    No se si Ricardo Sanchez Avedillo me recordará.¿quizas pertenecia a la habitación de los Sanchez done estaba Sanchez Alia,presidente que fue del colegio?.
    Me llamo Damián y como característica diré que me falta una mano.
    Recuerdo con gran cariño esa etapa que hizo,hicísteis,que haya dedicado toda mi vida a la enseñanza, aunque nunca habia entrado en mis planes.
    El mas cordial de mis saludos.

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    1. Buenos días.
      Damián estuve bajo tu tutela en el urogallo desde el 76 al 79, como Ricardo
      De Damian si me acuerdo....una gran persona y consuelo para la tristeza de los primeros día (Me identifico con la narración de Secundino)
      Y también estoy totalmente de acuerdo en que marcaron nuestras vidas.

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    2. Hola, Damián, que tal? Soy otro más del urogallo del 76/79. También yo me acuerdo de ti, lo de la mano creo que nos impacto a todos, a nuestros padres no les gustaba que jugáramos con petardos, había que ir con cuidado. Recuerdo al principio los mosqueos que pillabas cuando al poco de apagar las luces hacíamos el ruido de la gallinita, alguna vez nos mandaste al jol, o Hall, como se diga. Con el tiempo creí entender que estabais estudiando magisterio y parte de la beca la sufragábais con la tarea de tutor de noche. También pienso que podía resultar duro, tanta gente allí, sin los padres y con la carga emocional que arrastramos, a veces buscábamos escapar de todo con comportamientos que sabíamos que la liaríamos, en fin, cosas de niños. Ah, también recuerdo que te llamábamos don Damián, también a don Desiderio, a don Ricardo etc. Cosas de la época. Un abrazo Damián!

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    3. Yo también estuve en el Urogallo entre el 76 y el 79. Conozco a Carlos Serra y recuerdo perfectamente al profesor Damián.

      Nunca he tenido ningún contacto con mis 7 compañeros de habitación exceptuando los 2 con los que continué en la Laboral de Tarragona.

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  3. Estuve también en el roble, los mismos años,72-75, habitación 8,
    Un saludo

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  4. Hola Damián.
    Claro que me acuerdo de ti. Estuve en la habitación 15 con Sánchez Alías.
    Recuerdo que perdiste una mano con un petardo. Cosas de los valencianos.
    También recuerdo que en las excursiones, nos enseñaste canciones en los autobuses, etc.
    También me acuerdo Juan José Juste Pérez, Don Gonzalo y Don José. Y Don Desiderio, que era muy alto.
    Siento haber tardado tanto en escribir, es que al ver que no hay mucho seguimiento, no entro con frecuencia.
    Saludos Damián.

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    1. Ricardo.....Yo estuve en la habitación 1 con los hermanos Adán y luego en la sin número que era un poco más grande y pudimos esconder a un cachorro que por supuesto nos delató con sus gemidos y ladridos jajja

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  5. Me acurdo perfectamente de aquel perro. Seguro que Damián también.
    También me acuerdo de Álvaro Adán Gil y Álvaro Adán Carralero. Eran primos, pero eran muy distintos.
    Aunque no recuerdo mucho de las primeras habitaciones. Sí de algunos apellidos: Aladro Arévalo, Acedo Blanco, Águeda Antoranz, etc.
    Concretamente de ti, no me acuerdo. Cuál era tu segundo apellido?
    En cualquier caso es un placer refrescar acontecimientos de Cheste.

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    1. Disculpa por el retraso Ricardo.
      Mi nombre completo es Pedro Aguado Blanco...ahora no tengo pelo pero de aquella tenía el pelo rubio

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    2. Y por cierto vaya memoria que tienes. Me acuerdo de los Adán porque eran de Madrid y disponían de electrodomésticos que en aquellos tiempos para los que procedíamos de pueblo ni nos lo imaginabamos. Eran buena gente y recuerdo que alucinabamos cuando nos hablaban de un aparato capaz de reproducir imagen: el video.

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  6. Creo que quiero acordarme de ti. De dónde eres?
    Carralero fue expulsado por un atentado que hizo en un aula de Dibujo, junto a Barragán y De la Rosa. Los expulsaron a los tres. Entraron en el aula para cambiar las notas y al no encontrarlas los destrozaron todo.
    Los padres de los Adán, tenían una empresa y aunque allí no podíamos gastar más de 25 pts a la semana, a ellos se les veía mucho nivel económico.

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    1. Soy de la comarca del Bierzo de León
      Ya recuerdo el suceso que comentas.
      Y tu de donde eres?

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  7. Yo soy de Zamora. Por eso luego de Cheste, estudié en la Laboral de Zamora.
    Vivo en Madrid.
    No me acuerdo de ti, aunque sí de los apellidos.
    Saludos Pedro.

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    1. Ricardo yo también me acuerdo de ti y de muchos otros,soy jaime ruso.estuve también en el colegio Urogallo del 76al79

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  8. Hola Ruso. Claro que me acuerdo de ti. Éramos del aula 4. Tú estarías en la habitación 13 ó 14. Yo en la 15, en la que empezaban los Sánchez.
    Y después de Cheste, a dónde fuiste?

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  9. https://youtu.be/K1GreLfwuNA
    Si disponéis de más reportajes e historias de Cheste os agradezco que las compartáis
    Es un placer charlar con vosotros voy recordar aquellos tiempos
    El bachillerato lo hice en la laboral de Gijon

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  10. Hola a todos.
    Soy Álvaro Adán Gil.
    Estaba haciendo una búsqueda en Google y, cuando he visto mi nombre, he entrado en el blog.
    Antes de nada, espero que tanto vosotros como todos los vuestros os encontréis bien de salud y que no os haya afectado esta maldita pandemia.
    He de deciros que con dos de vosotros compartí habitación: con Pedro Aguado Blanco la núm. 1 en 6º (junto con Daniel Acedo, Álvaro Adán Carralero, Eduardo - no recuerdo el apellido, pero era del puerto de Sagunto y muy amigo de Pedro; Félix Águeda, José María Aladro (May), Cristóbal Aguilar y Álvaro Aja), y puede que también en 7º; y con Ricardo Sánchez Avedillo (el zorro acaba en "illo") la núm. 15 en 8º.
    Antes de nada os quiero decir que, aunque seamos del mismo pueblo (Mejorada del Campo, Madrid), Álvaro Adán Carralero y yo no somos ni hermanos, ni tan siquiera primos (el apellido es muy común en la localidad), y ni tan siquiera tenemos los mismos amigos y casi nunca hemos coincidido.
    Por otra parte, mi padre no tenía ninguna empresa ya que trabajaba como conductor en PEGASO, ahora IVECO. El padre de Carralero también trabajaba en la misma empresa.
    Por supuesto que también recuerdo a Damián (nuestro tutor de Villena al que un petardo le fastidió la mano) y a Jaime Ruso (el de Santa Pola era el mejor jugador de fútbol del colegio - junto con Pedro Aguado - y de la selección de la UNI de aquella generación, selección que ganó en Alicante la final del campeonato escolar de la Comunidad Valenciana, cosa que nosotros no pudimos hacer en balonmano (no sé si recordáis que yo era el portero de la selección y quedamos eliminados en la liguilla de cuartos por el Colegio Jaime I de Valencia por tan sólo un gol de diferencia).
    El BUP y el COU lo hice en la Laboral de Alcalá de Henares, y sigo viviendo en Mejorada del Campo (Madrid).
    Por cierto, creo recordar que Pedro y otro compañero de la habitación (puede que fuera Dani), eran de pueblos muy cercanos, pues uno era de Tremor de Arriba y otro de Brime de Sog.
    Me ha alegrado enormemente ver esta publicación y saber de vosotros. Si queréis contactar conmigo, mi número de teléfono es el 916762750 y mis email: adan@icam.es (el profesional) y alvaroadangil@gmail.com (el personal).
    Un fuerte abrazo de un alumno del Colegio Urogallo que recuerda gratamente su paso por la Laboral de Cheste pese al tiempo transcurrido, y no olvida ni a los compañeros con quienes convivió durante tres años (recuerdo otros nombres de alumnos y amigos en aquella época con los que compartí habitación en alguno de los cursos como Alberto Fraile, Manuel Ángel de Arriba Barragán, Arnedo Chavarri, Arocena Bergareche, Mario Arto, Artal, Berna, compañeros del equipo de balonmano del colegio como Rubio, Sánchez Valdelvira, etc., de la selección de la UNI, etc., etc.).

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  11. Hola Álvaro. Sí, yo era fui el Zorro en el campamento. Me ayudaron mucho los tutores, Don Gonzalo, Don Damián y Don José.
    Me acuerdo perfectamente de vosotros, pero yo tenía idea de que erais primos. Lo que sí me acuerdo es que erais totalmente distintos.
    De Arriba y Fraile son de Zamora, como yo y en la actualidad, tengo relación con el primero.
    Valdelvira era Sáez, no Sánchez. Era de la habitación de los Ruiz, Rojo, etc. Justo antes que la habitación de los Sánchez. Era un buen tipo.
    Yo era de la habitación 15. En esa habitación éramos 7 en origen, porque nunca se incorporó un tal Sánchez Arias y en 7º, se incorporó a nuestra habitación Alberto Fraile, que procedía del Búho.
    Un placer saber de ti. Uno más en contacto.

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  12. Hola compis de Cheste, tal vez me meta dónde no me llaman, pero me ha hecho gracia lo de los Adán, con la aclaración que ha dado Álvaro, tantas coincidencias para casi no conocerse. OS acordáis los del Urogallo al menos, que un día vino uno de la empresa Butano y allí en la sala de tv nos explicó cómo iban las bombonas de butano, los numeritos que llevan, que si el butano iba para arriba, el gas natural para abajo y así?. Y en 6º curso que en clase de dibujo al principio de todo, el profe nos hizo una primera prueba pintando con dacs en una cartulina negra, era un examen, y cuando volvimos a tener dibujo nos dió la calificación y resultó que nos suspendió a todos los del aula? Creo que fué el aula 4. Y el "acojone" que llevábamos en clase de música cuando había examen de flauta?, con aquellas partituras que eran una cuartilla, que habíamos copiado las notas de la pizarra?. Cuando nos tocaba el turno vaya "jiñe", parecía una peli de terror, con lo serio que era ese profe y nosotros con las flautas..fu fu fu fu, y un montón de cates?. Y las ganas que teníamos en 8º de ir a clase de cerámica allí en los talleres, porque nos tocaba esperar a todos en la puerta a qué salieran los/as de BUP? Que mayores que estaban ya esos eh? ja ja, bueno ya me entendéis. Y esa moda que se puso allí de ir con cazadoras tipo Travolta de la peli Grease? Vaya tiempos aquellos, quien pudiera volver a vivirlos! Venga, un abrazo!

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  13. 5 de Mayo del 21.
    Me acuerdo de todo lo que cuentas. En esa charla de Butano, entendí que una bobona jamás explota. A día de hoy, mucha gente no sabe eso.
    El Profesor de música era una figura en ese mundo. Era un tipo magnífico y era director de orquesta. Salía en la tele.
    Era propietario del primer Chrysler 150 que vi en mi vida. Año 1977. Yo creo que se llamaba Don Francisco. Era relativamente joven. Y por cierto, a mí no me daba acojone el examen de flauta. Yo era pareja de Sánchez Halcón, cuando había que tocar a dúo, marcándonos el compás con el pie. Y éramos muy buenos flauta.
    Aquello de dibujo, era el aula 4 del urogallo. El profesor era muy frio. Aquel día nos echó una bronca impresionante. De echo, algunos compañeros se quejaron al director del colegio por el trato recibido.
    En fin. Aquellos tiempos pasaron y ahora vivimos otros. Lo importante es no olvidar la suerte que tuvimos los que por allí pasamos.

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  14. En mi correo anterior, se me ha colado una fecha que no corresponde con el texto.

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  15. Hola Ricardo, menos mal que al menos contestas tu. He flipao cuando ví en este blog, que preguntas algo a Aguado el 19 de diciembre y él te contesta el 29 de abril, eso sí.. educadamente pide disculpas. Yo casi he estado a punto de felicitar las navidades ahora, con la esperanza de que alguien me las corresponda en diciembre, ja ja es broma. El de música si que era Don Francisco, estando en Cheste cuando fuí de vacaciones a casa, lo ví en la tele, cuando solo había dos canales, me dió un subidón verlo. También me dió un subidón que en el año 86, llamaron al timbre de mi casa, eran dos hombres ofreciendo vendernos mantelerías y cosas así de telas, uno de los dos, el que hacía de ayudante, era uno de mi habitación, era de otra provincia, en el 79 ya perdimos el contacto, hasta el 86 por lo que te cuento. Mi madre les compró, fuimos después a un pub a tomar algo, no recuerdo que habláramos nada de la uni, simplemente que estuvimos juntos. En Andorra también me crucé con uno, ni me fijé, se dió la vuelta, vino a mí y me preguntó por lo de Chesté, me reconoció, uno de Almería en Andorra que trabajaba en una tienda de perfumes. Tampoco se habló nada de la uni. Otro de mi pueblo que estuvo allí con nosotros, cuando nos vemos se alegra como si viera a dios, a veces hasta me siento incómodo, tampoco se habla de la uni. Has leído comentarios en el otro blog..? Hay uno que dice que recuerda con cariño, cuando con otro iban a estudiar por la noche en los pasillos de las habitaciones a la lumbre de las luces de emergencia. Otro que tiene muy buen recuerdo de cuando iban.. creo entender que se refiere debajo de docentes o de aquella explanada donde aparcaban los autocares.., a buscar bulbos de unas hierbas, para según dice "matar el hambre". Joer, y no sigo más, que lo hay. No sé si también estuvíste en taller de madera haciendo un velero que nos llevemos a casa, hicimos un junco chino también, pero se quedó allí. Para el velero el profe nos pidió dinero para comprar madera, se lo dimos, te acuerdas de eso? Hay un detalle que pasó allí en aquel momento del pago, que me arrepiento de lo que hice, es lo único que me arrepiento de Cheste, todavía ahora me atormenta cuando lo recuerdo. En fin, son cosas mías, y también pienso que deberían ser de aquel profe. Es un mal recuerdo. Hay gente que lo pasó magníficamente, pero las hay que no tanto. Bueno, seguimos en otro rato, veo que con todo esto, al menos Alzheimer no tenemos, nos acordamos, ja ja. Un abrazo.

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  16. Pues yo entré a trabajar en 1996 en La Casa de la Moneda, en Madrid y reconocí a un compañero del Urogallo. Dejé de verlo, como a ti, en Junio del 79, cuando sólo teníamos 14 años. No se creía que lo hubiera reconocido y le conté cosas de entonces para demostrarle que yo era de la habitación 15
    Tú eres Francisco Javier Sánchez Martín. Creo que era de la habitación 16. Era de un pueblo de Ciudad Real.
    Aquí en la Fábrica, era vigilante de seguridad. Y digo era, porque lamentablemente, murió a los 48 años de cáncer.
    Y también tengo contacto con Laureano Ruiz Rojas, que era de la habitación 13 ó 14, también del Urogallo.

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  17. Ok, no me extraña que lo reconocieras, con la memoria de elefante que tienes, tanto en datos como visualmente, hay que ver. Tal vez este chico fué un poco incrédulo, si le nombraste Cheste, ya le tenía "que saltar la alarma", en fin.. También es una pena lo de su muerte, algo que no pensamos, pero resulta claro que también nos morimos. Este Laureano creo que me acuerdo de él, quizás era alto y robusto, y de buen tratar también. Te acuerdas que en 8º hubo sustitución del profe de historia por unos que estudiaban magisterio allí? Fue tal vez durante un trimestre solo, pero creo que fué positivo para nosotros, un día nos invitó a su habitación a 3 de nosotros, estaba ubicada entre los comedores. No veas las diferencias que ví entre ellos y nosotros. Y aquella excursión un domingo a Onda? Fuimos con la profe, una tal Mª Dolores creo, la tuvimos los 3 años. Fué buena maestra y paciente, no como la de lengua a mi parecer, no le recuerdo el nombre pero había clases que no le entendía una palabra de lo que decía.

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