sábado, 30 de mayo de 2015

Ten siempre en el corazón la idea de Ítaca

Cuando emprendas el viaje hacia Ítaca
desea que el camino sea largo,
pleno de aventuras, pleno de conocimientos.

A los Lestrigones y a los Cíclopes,
al irritado Poseidón no temas,
tales cosas en tu ruta nunca hallarás,
si elevado se mantiene tu pensamiento, si una selecta
emoción tu espíritu y tu cuerpo embarga.

A los Lestrigones y a los Cíclopes,
y al feroz Poseidón no encontrarás,
si dentro de tu alma no los llevas,
si tu alma no los yergue delante de ti.
Desea que el camino sea largo.

Que sean muchas las mañanas estivales
en que con cuánta dicha, con cuánta alegría
entres a puertos nunca vistos:
detente en mercados fenicios,
y adquiere las bellas mercancías,
ámbares y ébanos, marfiles y corales,
y perfumes voluptuosos de toda clase,
cuanto más abundantes puedas perfumes voluptuosos;
anda a muchas ciudades Egipcias
a aprender y aprender de los sabios.
Siempre en tu pensamiento ten a Ítaca.
Llegar hasta allí es tu destino.
Pero no apures tu viaje en absoluto.
Mejor que muchos años dure:
y viejo ya ancles en la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino,
sin esperar que riquezas te dé Ítaca.
Ítaca te dio el bello viaje.
Sin ella no hubieras salido al camino.
Otras cosas no tiene ya que darte.
Y si pobre la encuentras, Ítaca no te ha engañado.
Sabio así como llegaste a ser, con experiencia tanta,
ya habrás comprendido las Ítacas qué es lo que significan.

viernes, 29 de mayo de 2015

Lizania

Casi como si fuera una premonición, la entrada anterior en este post la dediqué a Jesús Lizano (10 de mayo de 2015). El poeta sobrepasaba los ochenta años y me preguntaba qué sería de él. Recordaba lo que me costó encontrar un libro suyo (tuve que esperar meses). Recordaba el regocijo y la felicidad de mis hijos cuando les leía-interpretaba alguno de sus poemas o "poemos". Alguna de sus composiciones las he reproducido y repartido por la oficina al resto de compañeros: "a mí me gustan las ideas curvas, las manos curvas, los culos...curvos". Jesús Lizano un poeta marxista, existencialista, anarquista, un pensador, un filósofo, un HUMANISTA, un escritor con mayúsculas, nos abandonó físicamente el pasado 26 de mayo de 2015. No tenía ni idea que estaba enfermo. A estas alturas todavía no sé de qué murió. De lo que estoy seguro es que su obra perdurará en el tiempo. También me gustaría que su creación póstuma, Lizania, viera más pronto que tarde la luz.

Sin meter ruido, este barbudo inconformista, este iconoclasta artista de la belleza nos ha dejado a todos un poco huérfanos. Se nos ha ido otro grande de la palabra. Ahora me lo imagino donde sea disfrutando de la compañía de Chicho Sánchez Ferlosio y de Agustín García Calvo. ¡Qué trío de poetas, de filósofos, de humanistas! ¡Qué grandes los tres!


Que descanse en paz. Que descansen en paz.

lunes, 11 de mayo de 2015

El circo vuelve a casa por Navidad

Soy de la generación que creció con los payasos de la tele: Gabi, Fofó y Miliki, a los que a no muy tardar se le unieron Milikito y Fofito. Cinco payasos que hicieron las delicias de todos los niños. Sin embargo, el escenario natural de trabajo de los payasos no es la tele. Es el circo. Para que el número tenga gracia, y el público disfrute verdaderamente, es necesario que actúen justos dos o tres. El dream team formado por la familia Aragón lo bordaba. El inconveniente, por ponerle alguno, es que la trama y el papel que juega cada uno de ellos en la comedia es conocido y por tanto previsible, igual que el desenlace final. Si uno de los tres, en plena actuación, se come un plátano, pocas dudas hay que la monda arrojada descuidadamente sobre el suelo, en breve tomará un protagonismo especial.
Pero debo reconocer que el número circense más espectacular es el que llevan a cabo los trapecistas. Pese a los arnés, el magnesio y las redes que garantizan la seguridad de los artistas, uno nunca sabe cómo terminará el número. El espectador observa con asombro el ágil balanceo de los trapecistas que van de extremo a extremo de la pista, saltando y volteándose en las alturas desafiando a la gravedad.
Hay tres tipos de piruetas: la voltereta simple, la voltereta y media, que consiste en que uno de los trapecistas sostiene por los talones al otro, y la acrobacia más espectacular de todas, la que a mí más me gusta: la doble voltereta, también conocida como doble salto mortal (lo del triple salto mortal, queda sólo para las películas).
Los trapecistas además de entretener mantienen el alma de los espectadores en vilo. Para que las acrobacias culminen con éxito resulta imprescindible la sincronización y la confianza mutua de los artistas, en caso contrario, la menor duda y la desconfianza proporcionará un resultado fatal.
El circo nos visita. Generalmente lo hace como complemento de las ferias más destacadas de cada localidad y lo hace en fechas señaladas: en verano, en Navidad o en Semana Santa. Es en estas fechas cuando más se nota y se aprecia su presencia. Es sorprendente lo rápido que montan y desmontan las lonas, casi sin darnos cuenta, y las estructuras que envuelven el coso del circo. Todo circo que se precie tiene varias pistas, una de ellas la central, en la que los trapecistas hacen las delicias del agradecido público. Como todo el mundo sabe, en las auxiliares se representan actuaciones menores.
Nada resulta gratuito, que esto quede claro. Este, además, es un espectáculo caro. Para sostenerlo es necesario abonar la correspondiente entrada. Algunos dirán que el espectáculo bien merece la pena pagar el precio, otros discreparán y lo encontrarán caro. En cualquier caso, cuando el circo nos visita a nadie nos deja indiferentes. No sé por qué creo que este año el circo nos visitará en varias ocasiones. Preparémonos para disfrutar del espectáculo, de los payasos y de los trapecistas. Gabi, Fofó, Miliki, Milikito y Fofito, ya están aquí, ¡bienvenidos! Esta es vuestra casa.