lunes, 24 de febrero de 2014

La (poca) gracia de Jordi Évole

Entre escuchar a Zapatero o conocer algo de la intrahistoria del golpe de Estado perpetrado el 23 de febrero de 1981 elegí lo segundo. Desde que anunciaron su emisión, tenía mucho interés en ver el programa especial que preparaba la Sexta. "Operación Palace" fue como lo anunciaron. El pasado domingo 23, coincidiendo con la efemérides del acontecimiento, puntual, a la hora señalada, me preparé para recibir una nueva visión de lo que ocurrió aquél fatídico día en el congreso de los diputados. A medida que avanzaba el programa, a la par que el asombro, crecía mi indignación. Llegó un momento en el que solicité la atención de uno de mis hijos. Yo quería que estuviese presente y conociese una nueva versión de los acontecimientos, radicalmente opuesta a la que él, como yo, conocía. Sí, por candidez o estulticia me lo estaba tragando, por más que algunas cosas "rechinaran".

Al final de la emisión, al conocer que todo había sido una burda farsa, me quedé perplejo. La distancia de los hechos, ocurridos hace ahora 33 años, debería permitirnos acercanos a ellos sin apasionamiento y con cierto sentido del humor. Las heridas ya están cicatrizadas y no debería existir razón alguna por la que no pudiéramos reirnos de nosotros mismos. Pero a mí no me hizo ninguna gracia. Respetando siempre la libertad de expresión, a mí me parece que esta performance llegó en un momento inoportuno. No como se ha dicho porque no estemos los españolitos preparados para conocer la verdad e incluso las consecuencias que de ella se derive. Creo que fue inoportuno porque nuestro sistema democrático no vive sus mejores horas. Los políticos que nos representan no gozan de mucho crédito. Las instituciones democráticas están francamente tocadas y en muchos puntos de mira. Lo mismo podríamos decir de la monarquía, los partidos políticos, etc. Es decir, no gozan de excesivo crédito de la ciudadanía. Lo que en mi opinión toca ahora es fortalecer el andamiaje y la estructura que soporta nuestras instituciones democráticas y no generar más ruido y desconcierto entorno a ellas. No hay porqué tener miedo a la libertad de expresión y a decir lo que a uno le plazca, siempre que se haga con respeto; pero tampoco es bueno generar dudas respecto a las pocas certezas que tenemos.

Posiblemente Jordi Évole no haya conseguido la información que precisaba para "montar" el programa que le hubiera gustado hacer, el de "verdad" y no esta pantomima. Posiblemente los archivos históricos oficiales no le hayan facilitado la documentación todavía clasificada que demandaba para esclarecer los aspectos más oscuros de aquella trama golpista. ¿Pero esto es suficiente razón para tejer y extender un manto de duda sobre las escasas certezas que teníamos? Yo creo que no. Pienso que la gracieta se la podía haber guardado para mejor momento. Por ejemplo para cuando las instituciones estén en condiciones de resistir un envite.

No se puede gritar en medio de una sala abarrotada de gente !!! fuego¡¡¡ para después de la espantada y la avalancha que le sucede disculparse y decir que todo era una broma. Hay bromas que pueden traer consecuencias trágicas.

Me imagino el provecho que en un futuro se le podrá sacar a esas imágenes hábilmente sacadas fuera de contexto, a los comentarios y las declaraciones de sus entrevistados, todos ellos reputados profesionales y políticos protagonistas indiscutibles de los acontecimientos que prestándose a la farsa narraron. Innecesario. Fue innecesario. Apesar de ello he visto hoy en la prensa que el programa fue todo un éxito de audiencia. También he visto que junto a esta noticia aparece otra, de carácter local, porque se produce en León, en la que se da cuenta de la expulsión del Consejo Superior de Deportes de dos jóvenes deportistas de élite (lanzadores de peso) que en una concentración, aunque en privado, en un encuentro para comer, se dejaron fotografiar con la mano en alto fingiendo el saludo Nazi. Ellos dijeron que todo había sido una broma. El CSD no lo entendió así y por eso, sólo unas horas después de aparecer la fotografía del grupo publicada en las redes sociales, los suspendió. Hay gente que tiene poco humor y hay gente que tiene poca gracia y hay gente "pa to".

sábado, 15 de febrero de 2014

Cuchipanda maragata

Si algún sentido tiene la expresión "cuchipanda" ese es precisamente el que hoy le hemos dado: una panda o pandilla entorno a un cocido. Y qué mejor lugar para degustarlo que Castrillo de los Polvazares. La elección no ha sido mía. Fue mi madre la que lo seleccionó porque nunca había estado. Había oído hablar tantas veces de este lugar que tenía mucho interés en conocerlo. Nos reunimos para celebrar algo. No sabemos muy bien el qué. Hace tiempo me hubiera gustado convocar a toda la familia para celebrar mi cincuenta cumpleaños. La cita se truncó por problemas de "agenda", por decir algo. Hace unos días fue el cumpleaños de uno de mis hermanos, y dentro de pocos días lo será el de otro. En las familias numerosas las razones para la celebración nunca faltan. Pero la felicidad no ha sido completa. A la cita faltó mi pequeña sobrina, perdón, rectifico, mi grande sobrina Marina, la mayor comedora de sopa del reino. Mi hermana me lo ha reprochado: ¿Cómo se puede convocar un "cocido maragato" el día en que Marina no puede asistir? Se lo debes, me ha dicho. Se lo debo, le reconocí. Algún día Marina hará el camino inverso de los arrieros maragatos y se desplazará desde Madrid a Castrillo a comer un buen cocido maragato, que, como todo el mundo sabe, se come al revés: se empieza por la carne, se continúa por los garbanzos y se termina por la sopa. Y yo estaré allí esperándola.

Yo ya conocía el pueblo. Una hermosa localidad que ha sido declarada conjunto histórico artístico. Una localidad que en su tiempo disfrutó de un gran auge comercial. En este pueblo maragato de Castrillo de los Polvazares todavía se conservan casi intactos aquellos viejos caserones de piedra del país, dotados con unas enormes puertas de acceso para las caballerías. Desde esta localidad partían los arrieros para cargar pescados salados en Galicia y distribuirlos por las dos Castillas. La llegada del ferrocarril a Astorga trajo el declive de esta actividad y con ello la ruina de la tradicional burguesía maragata. De aquellos esplendores hoy sólo quedan los viejos caserones rehabilitados para su nueva función como casa de comidas. ¿Quién diría que este hoy apacible y tranquilo lugar algún día fue el epicentro de una bulliciosa y frenética actividad? 

Hace exactamente cien años, en 1914, la escritora santanderina Concha Espina escribió una fantástica novela ambientada en este lugar. La tituló "La esfinge maragata". La descripción que hizo de la vida, las costumbres y de las rudas gentes del lugar, en su tiempo no gustó nada a los maragatos. Quizás esta sea justamente la razón por la que ninguna institución haya programado la celebración de la efemérides. A pesar de todo el pueblo recuerda la visita de la ilustre escritora a la que dedica una plaza con su nombre.

Comimos. Tomamos las tradicionales natillas y varios cafés. Hablamos. Y juro que no tomé ni gota de alcohol. De regreso a León, la Benemérita custodiaba la carretera a Astorga. Debe ser una buena fuente de recaudación. Un vehículo de la Guardia Civil me adelantó y me indicó que parase. El agente me preguntó si había bebido alcohol. Lo negué. Me hizo la prueba de alcoholemia (que salió negativa, como no podía ser de otra manera). Me pidió lo documentación y me dejó continuar camino. ¿El delito cometido?: circular demasiado despacio. Estuve a punto de confesarle, agente, yo bien sé los que han bebido y le aseguro que todos ellos me han adelantado igual que usted. Pero no lo hice, porque no hay ley que obligue a declarar contra un familiar.

Mañana espero levantarme temprano para llegar a desayunar en la churrería de siempre, en la avenida de España, en Ponferrada.

jueves, 6 de febrero de 2014

El rey ficha a la reina

No sería el primer dirigente político que tiene que dimitir por contratar a un familiar a su servicio con cargo al erario público; pero sin duda éste no será el caso. En este país todo lo relacionado con la monarquía es un excepción. La casa real, en un alarde de transparencia, acaba de anunciar que el rey ha fijado la remuneración de la reina, el príncipe de Asturias, su exposa y la de la infanta Elena. Si ya es mucha pérdida prescindir de los servicios de Marichalar, Urdangarin y Cristina, no me quiero ni imaginar los perjuicios que causaria a la marca España prescindir en los actos protocolarios de la infanta Elena. A partir de ahora las retribuciones de los miembros que quedan de la familia real, que son lo que han sido favorecidos con un "empleo", hecho que para los agraciados, me imagino que será muy de agraceder en estos tiempos de crisis, recibirán una remuneración fija y otra variable. Esta última en función de los actos de representación a los que se asista, siempre con un límite superior para que no se nos dispare el presupuesto.

Lo que no nos han aclarado es la modalidad de contrato elegida para regular la contraprestación ni el convenio colectivo que la ampara. Por la alta dignidad de los agraciados, cabe suponer que será un contrato de Alta Dirección, de esos que se regulan al margen del Estatuto de los Trabajadores. Si así fuera (que quede claro que yo no soy un especialista), además del salario fijo y del plus variable, el rey también debería pactar con los afectados las retribuciones en especie: casa, comidas, formación, etc. Porque esta retribución también forma parte del salario y debería tributarse por ella. De hecho, creo recordar, que en su día, el propio Aznar declaró como retribución en especie su vivienda en el Palacio de la Moncloa. Quizás el rey también lo haga y si conociésemos la declaración de la renta y del patrimonio de los miembros de la casa real se disiparían todas las dudas y cualquier malentendido al respecto.

Algunos medios de comunicación han destacado la decisión real como una medida de "profesionalización" del papel de la reina y del resto de los miembros de su familia. Ni por un momento se cuestiona que la familia del rey deba disponer de un salario procedente del erario público: ¿de qué otra manera podría ganarse sino la vida Cristina o Urdangarin, por ejemplo?. Parece ser que no se trata de una "burda" justificación de los "pagos" que ya se vienen realizando a estos miembros ante la inminente entrada en vigor de la ley de transparencia que pude provocar malas interpretaciones cuando se conozcan las cuantías y el destino de algunas cantidades. La casa del rey nos ha contado cómo se va a distribuir el plus variable, en función de la asistencia a los actos de representación; pero nada se ha dicho de qué actividades deben realizar los miembros de la familia del rey para recibir la retribución fija. ¿Qué trabajo deben realizar? ¿Cuáles son sus obligaciones? Puesto que se trata de profesionalizar la función, no estaría de más que nos dijeran qué función es esa, aparte de la representación, que como se nos ha dicho se retribuye con un plus variable. Esto nos permiría conocer con exactitud las tareas encomendadas a la reina y a los príncipes y valorar de forma autónoma si cumplen o no cumplen con su trabajo y si el salario que cobran es adecuado y proporcional al servicio que prestan.

Sabemos que el rey tiene atribuída la función constitucional de moderar y arbitrar en cuestiones de Estado. No estaría de más que alguien nos dijera también cuáles son las funciones del resto de miembros de la familia real que perciben retribuciones del Estado. La marca España ganaría mucho.