martes, 27 de septiembre de 2011

Ledo Ivo


Acabo de leer un magnífico poema de Ledo Ivo. No sé por qué me gusta tanto este poeta brasileño. El  poema que transcribo a continuación se titula "Los pobres en la estación de autobuses" y se puede encontrar en "La noche misteriosa". Hay que leerlo.

Los pobres viajan. En la estación de autobuses
levantan los pescuezos como gansos para
.........mirar
los letreros del autobús. Sus miradas
son de quien teme perder alguna cosa:
la maleta que guarda un radio de pilas y una 
.........chaqueta
que tiene el color del frío en un día sin 
.........sueños,
el sandwich de mortadela en el fondo de la
.........mochila,
y el sol del suburbio y polvo más allá de los
.........viaductos.
Entre el rumor de los alto-parlantes y el
.........traqueteo de los autobuses
temen perder su propio viaje
escondido en la neblina de los horarios.
Los que dormitan en las bancas despiertan
.........asustados,
aunque las pesadillas sean un privilegio
de los que abastecen los oídos y el tedio de 
.........los psicoanalistas
en consultorios asépticos como el algodón
.........que tapa
la nariz de los muertos.
En las filas los pobres asumen un aire grave
que une temor, impaciencia y sumisión.
¡Qué grotesco son los pobres! ¡Y cómo
.........molestan sus olores aun a la distancia!
No tienen la noción de los conveniente, no
.........saben portarse en público.
El dedo sucio de nicotina restriega el ojo
.........irritado
que del sueño retuvo apenas la legaña.
Del seno caído e hinchado un hilillo de leche
escurre hacia la pequeña boca habituada al
lloriqueo.
En los andenes van y vienen, saltan y
aseguran maletas y paquetes,
hacen preguntas impertinentes en las
.........ventanillas, susurran palabras misteriosas
y contemplan las portadas de las revistas con
aire espantado
de quien no sabe el camino del salón de la
.........vida.
¿Por qué ese ir y venir? ¿Y esas ropas
.........extravagantes,
esos amarillos de aceite de dendé que lastiman
.........la vista delicada
del viajero obligado a soportar tantos olores
.........incómodos,
y esos rojos chillantes de feria y parque de
.........diversiones?
Los pobres no saben viajar ni saben vestirse.
Tampoco saben vivir: no tienen noción del
.........confort
aunque algunos de ellos tengan hasta televisión.
Verdaderamente los pobres no saben ni morir.
(Tienen casi siempre una muerte fea y de mal 
.........gusto)
Y en cualquier lugar del mundo molestan,
viajeros inoportunos que ocupan nuestros
.........lugares
aun cuando vayamos sentados y ellos viajen
.........de pie

lunes, 26 de septiembre de 2011

El neutrino

La velocidad importa. Cuando éramos chavales, y en las pruebas físicas del cole fracasábamos o no obteníamos el resultado apetecido, en más de una ocasión encontrábamos una buena disculpa fantaseando con haber sido a lo largo de nuestra existencia al menos una vez los más rápidos entre todos los competidores. En esa ignota batalla de los espermatozoides por fecundar el óvulo, al menos todos y cada uno de nosotros la habíamos ganado una vez. De no haber sido así, de no haber sido los primeros en llegar no estaríamos aquí contándolo.

Ya habíamos asumido haber sido los más rápidos en una ocasión; pero también habíamos asumidos nuestras limitaciones al respecto. Desde Einstein para aquí sabemos que esa velocidad máxima tiene un límite: el de la luz. Es decir, por mucho que corramos nunca la igualaremos. A los físicos esto les hacía felices, entre otras cosas, porque en ese mar de dudas que es el conocimiento del cosmos había una isla rocosa que parecía  inamovible: no existe nada más rápido que un fotón de luz cabreado. A partir de esta verdad axiomática levantamos el edificio de la física.

Una de las consecuencias obvias e inmediatas es que nadie puede ser más rápido que su sombra. Si, como sabemos, la sombra es una proyección consecuencia de la luz, la velocidad a la que se forma debe ser la misma que la de la luz.

Ahora nos dicen que eso no es así. Nos dicen que en el barrio de las ideas físicas ha entrado un intruso que es más rápido que el fotón. El nombre del intrépido es el de Neutrino. Ya conocíamos de su existencia y sus andanzas, lo que no sabíamos es lo rápido de sus reflejos desenfundando su arma. Ni más ni menos que el más veloz de la comarca.

La noticia ha caído como un jarro de agua fría a los gerifaltes de la física. Si ya nos había costado mucho aceptar y entender las teorías de Einstein (conviene recordar que cuando las formuló nadie se las creyó, razón por la que no le dieron el Premio Nobel por ello, sino por el efecto fotoeléctrico), qué vamos a hacer ahora con la brecha que se abre. Por ejemplo, ¿si superamos la velocidad de la luz seremos capaces de retroceder en el tiempo?, ¿podremos anticiparnos a lo que sucederá en el futuro?, ¿podremos envejecer más despacio?. Inquietantes cuestiones, cuya respuesta no me aventuro a dar.

Sin embargo, de todo este asunto, en mi opinión, sólo subyace una realidad incontestable. Y esta es que el famoso CERN, el acelerador de partículas y todos los ingenios que llevan asociados, se han dejado ver y en esta crisis económica galopante, en la que peligran primeramente las inversiones en investigación y en la que se anuncian un día si y otro también recortes en personal, esta comunidad prestigiosa de científicos nos ha dicho, así por lo bajinis, "hombre, ahora que estamos a punto de descubrir algo grande no me recorte presupuesto usted".

A mí me parece bien. Cada uno se las ingenia como puede para salvar lo suyo y para que a él no le afecte ni la crisis ni los recortes. Hasta ahora no conocíamos que este centro hubiera obtenido algún resultado práctico en sus investigaciones. Ahora parece que se agolpan. Son científicos. Son las personas más eminentes de la ciencia quienes los suscriben, por tanto, también algo de ciencia habrán puesto en su anuncio para evitar los inevitables recortes presupuestarios a sus proyectos. La ciencia también vale para eso. Yo me alegro.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Pilar de Valderrama tomó café en casa de mi hermano

Esta mujer salió del anonimato en 1981 al publicar la obra autobiográfica "Sí, soy Guiomar". En este libro ella misma se desvelaba como el amor secreto del gran poeta Antonio Machado, al que según ella conoció en un hotel de la ciudad de Segovia. En los años 30 el mundillo intelectual andaba revolucionado con la posible noticia del nuevo estado de enamoramiento en el que de forma no declarada se podía encontrar Machado, reflejado en sus poemas a su amada Guiomar. Concha Espina estuvo durante muchos años detrás de la pista. Habló con Machado y tuvo acceso a algunas de sus cartas dirigidas a su anónima amada. En los años 50, Concha Espina publicó un extraño libro intitulado "De Antonio Machado a su grande y secreto amor". A falta de programas y televisión telebasura, todavía por inventar, publicó esta especie de novela rosa que generó un auténtico revuelo entre la intelectualidad de la época. El libro fue el pistoletazo de salida que dio inicio a la búsqueda y captura de la identidad y del rostro de la musa de Machado.

Como ya he dicho, Pilar de Valderrama, esposa del ingeniero Rafael Martínez Romarete y cuñada del gran escultor palentino Victorio Macho, desveló el secreto al afirmar que la musa y amada de Machado, es decir, Guiomar era ella. Y lo hizo cuando ya había fallecido su marido, sus hijos tenían una edad adulta y la sociedad española, según ella, estaba preparada para recibir esta información sin reproches hacia su persona, puesto que era muy recatada, casta y puritana.

Yo he leído con atención, hace ya tiempo, el libro y puedo afirmar con rotundidad que no me gusta nada su autora. Como me parece indecente que Pilar haya entregado los originales de las cartas de Machado manipuladas, suprimiendo párrafos enteros o corrigiendo expresiones que a ella le parecían impúdicas o muy fuertes o críticas hacia su actitud. Sin entrar en más detalles mantengo lo dicho: no me gusta un pelo Pilar de Valderrama.

Según los biógrafos de Machado, sobretodo Ian Jibson, y las manifestaciones realizadas por la propia Pilar, Machado y ella se encontraban secretamente en un café de la actual calle Pablo Iglesias, de Madrid, cerca de la confluencia con Reina Victoria. Ante la familia yo siempre he presumido de conocer perfectamente este barrio de la capital. Allí, en esa misma calle, en un edificio próximo a Reina Victoria, vivió un hermano y muy cerca mi hermana, por tanto he paseado con frecuencia por sus aceras. Y siempre que lo hago me gusta fantasear con la idea de ver paseando a Machado del brazo de su amada, pese a la hostilidad que le profeso (a la amada, no al poeta). Incluso Machado y Pilar pudieron tomar café en el mismo solar sobre el que hoy se levanta la casa de mi hermano.

Evoco todos estos recuerdos porque mi hijo mayor acaba de comenzar el curso de cuarto de la enseñanza secundaria. Ojeando su nuevo libro de lengua y literatura (Ed. Santillana), en la breve descripción que se hace de Antonio Machado dice que conoció a Pilar de Valderrama, su musa, en la localidad jienense de Baeza. Sin ser un experto en la cuestión, me inclino a pensar que todo ha sido un desliz o un error de los autores de la obra. Como he dicho este encuentro se produjo en Segovia. Por tanto debe corregirse porque a pesar de todo, una parte importante de la obra de Machado se debe a este encuentro con Pilar y a sus innumerables paseos y cafés de fin de semana en Madrid.

Yo he cumplido con mi obligación al ponerlo en conocimiento de mi hijo para que lo consulte con su profesor de instituto y se resuelva el conflicto de forma pacífica. Se lo he anotado en el propio libro para que no se le olvide cuando llegue ese capítulo; pero por la cara que me ha puesto al decírselo intuyo que llegado el momento reusará hacer comentario alguno: ¿Para qué?

Yo no insistiré más en el asunto por varias razones. La primera porque de Machado sólo me interesa su poesía no la novela rosa y la segunda porque no falta quien mantiene que Pilar de Valderrama, incluso, podría ser una impostora. Y esta opinión, aunque ciertamente algo improbable de que sea cierta y se mantenga con el tiempo, me hace feliz. Albergo la remota esperanza de que cuando mi hijo pequeño, dentro de un par de años, llegue a cuarto de la ESO en su libro de literatura aparezca: "Antonio Machado no conoció a Pilar de Valderrama, mujer pura y casta, casada con un "Donjuan", de profesión luminotécnico del teatro María Guerrero, cuñada del gran escultor Victorio Macho: por tanto, debemos seguir buscando a Guiomar". ¿Se me nota mucho la tiña que le tengo?

jueves, 8 de septiembre de 2011

Una reflexión a propósito de la exposición de meteoritos en Sabero

El Museo de la minería, ubicado en la localidad leonesa de Sabero, acaba de inaugurar una extraordinaria exposición de meteoritos. No es la primera vez que lo hace; pero sí la más completa y en la que más ejemplares expone. Debemos felicitar al director del establecimiento por esta brillante iniciativa, que entre otras virtudes tiene la de poner en valor una impresionante colección particular, propiedad de José Vicente Casado.

José Vicente, probablemente, él lo sabrá mejor que nadie, sea el individuo que dispone de la colección más amplia y más importante de meteoritos de España y me atrevo a decir que incluso de Europa. Su obsesión por estas raras piedras llega a límites insospechados. En una ocasión, en una visita que le hice en su casa, me mostró el dispositivo que había montado entorno a los canalones y las bajantes de aguas pluviales para retener el "polvo" sideral, procedente del espacio exterior. No hay duda de que José Vicente es un entendido y un enamorado de los meteoritos; pero también de los minerales, de los fósiles y de todo aquello que tiene que ver con la naturaleza.

Siempre me ha parecido un auténtico despropósito que las instituciones públicas no muestren interés por la impresionante colección de minerales, fósiles y meteoritos de este joven leonés que ha hecho de su búsqueda, clasificación y conservación su proyecto de vida.

La directora del Museo del IGME, Isabel Rábano, conoce la impresionante colección de José Vicente. De igual manera, muchas de las autoridades locales han visitado su casa y los almacenes en los que la alberga. Incluso, la iniciativa privada, a través de importantes empresarios mineros, se ha interesado en innumerables ocasiones por  la impresionante colección particular (de ello han surgidos proyectos de Museos en el Bierzo). No obstante, todas las iniciativas se han estrellado en el mismo muro: la insuficiencia de fondos y presupuesto para poner en valor las valiosas especies conservadas por José Vicente Casado. Y esto ha sucedido así tanto en tiempos de crisis como en tiempos de bonanza económica. Nunca se ha encontrado una partida presupuestaria adecuada sobre la que fundar un museo a la altura que merece la colección. Es una pena.

Yo particularmente considero que la razón de los múltiples fracasos, en los diversos intentos de formalizar un acuerdo con el propietario de las piezas para que puedan ser expuestas, exhibirlas y ponerlas a disposición de investigadores no depende de José Vicente, su propietario, quien siempre ha manifestado su buena disposición a la colaboración, ni tampoco de la falta de presupuesto, cosa que no deja de ser la habitual disculpa de las administraciones cuando algo no les interesa. Pienso que la razón fundamental radica en la desidia de las Autoridades locales a las que por pereza, por desconocimiento de la importancia y magnitud de la colección o por simple desinterés, cualquier inversión en estos asuntos les parece muy cara. Quizás porque no vean una repercusión directa en el voto. O eso creen ellos, claro.

Urge que desde la Dirección General de Minas, desde una institución museística o académica, universitaria o no. Desde una administración pública o desde cualquiera de los múltiples departamentos de cultura de las múltiples administraciones públicas leonesas: Diputación, ayuntamiento, Consejo Comarcal, delegación territorial de la Junta, etc., se muestre interés alguno y se adopten las medidas necesarias que conduzcan a la formación de una EXPOSICIÓN PERMANENTE de los ejemplares de meteoritos, minerales y fósiles recolectados por José Vicente Casado, de los que sólo una parte (los meteoritos) hoy de forma extraordinaria, como ya he dicho, muestra en una valiosa iniciativa el Museo de Minería de Sabero.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Dar

Dar: verbo transitivo que significa entregar, donar. Se pueden dar muchas cosas, tanto bienes materiales como inmateriales. Dar una limosna a quien lo necesita es una acto de generosidad poco practicado; pero muy valorado en la cultura cristiana. Para otros, más que un acto de generosidad es una obligación moral contraída con los más desfavorecidos. Los que dan son los buenos. Pero incluso, los hay que han hecho de este "dar" su profesión, y estos son los mejores.

Por ejemplo, dan los maestros. Los maestros de educación infantil, los de primaria. Los maestros de secundaria y de bachillerato. Son profesionales del desapego los profesores de la Universidad. El denominador común de todos ellos, es la dedicación de su vida a la entrega permanente, y sin contraprestación alguna, de sus conocimientos. Habrá quien objete que para eso se les paga un sueldo. Pero se equivoca. Ningún maestro ni profesor, desde las tempranas edades de educación infantil hasta la enseñanza universitaria superior, está unido a un contrato que le obligue a aportar ni un ápice más de lo que viene en el programa. Y si se ciñeran a ese exclusivo papel: dar el programa,  eso no es enseñar. Por tanto, todos los docentes saben muy bien que en cada clase que dan deben volcar todos los conocimientos adquiridos y la experiencia acumulada en años en la ingrata tarea de "enseñar". Esa acumulación de conocimientos y esa experiencia no se paga, aún siendo la que más vale.

Cuando un joven ingresa en la Universidad da por descontado que va a recibir de forma generosa una instrucción en la que como valor añadido se incorporará toda la experiencia acumulada del profesor. En no pocas ocasiones el alumno irá buscando el auxilio del profesor en asuntos que requieren una gran experiencia. Esta experiencia es especialmente apreciada cuando el alumno termina su etapa universitaria y comienza su nueva actividad profesional.

La generosidad es algo consustancial con la transferencia de conocimientos y por tanto con la enseñanza reglada.

En otros ámbitos de la vida, la transferencia de conocimientos y experiencias también tienen una importancia capital. Por ejemplo, ¿qué padre de familia negaría un consejo cimentado en la experiencia acumulada a un hijo, cuando éste lo precisa o lo requiere? Más aún cualquier sensato padre entiende como una de las ineludibles obligaciones del "cargo" aconsejar convenientemente a sus hijos.

Lo que a menudo se olvida es que esta transferencia de conocimientos y experiencias no es unívoca. Va en las dos direcciones: del padre al hijo y del hijo al padre. Del profesor al alumno y del alumno al profesor o al sistema educativo. Del sistema educativo a la empresa y de la empresa al sistema educativo.

Hoy he estado en la Universidad (en uno de los centros universitarios que la integran) y he quedado sorprendido al ver cómo profesionales que desde hace muchos años se han desentendido absolutamente de la institución académica, profesionales de una gran valía, que desarrollan puestos de relevancia en empresas importantes para la sociedad, acuden a protestar por el desconcierto actual con el sistema de doble o triple titulación de Grado, Máster, Doctor, etc., conviviendo las enseñanzas con las antiguas titulaciones. Ellos quieren saber cómo situarse lo más alto posible en el nuevo escalafón. Están en su derecho.

Estos personajes dicen: "¿Qué pasa, que la experiencia acumulada en años de ejercicio profesional no es mérito suficiente para acceder sin más trámite al grado de doctor? ¿El plan de Bolonia no se trata de eso, de que los nuevos titulados adquieran experiencia práctica en la empresa? Pues yo ya la tengo".

Estos individuos después de muchos años vuelven a las aulas a demandar lo suyo. Y a mostrar "su gran experiencia".

Yo pienso que tienen derecho, ya lo dije más arriba. Pienso que todo el mundo está en su pleno derecho a defender sus intereses como mejor le convenga. Pero también digo, ¿Estos ilustres individuos, dónde han estado escondidos todos estos años, agazapados en sus empresas, sin abrirlas a la sociedad ni al mundo universitario y del conocimiento? ¿Dónde ha estado su aportación al sistema educativo para que este mejore? ¿En qué cajón cerrado han guardo toda la experiencia acumulada? Estoy pensando en tantísimos profesionales en puestos de alta responsabilidad que una vez que han abandonado las aulas han vivido a espaldas del sistema educativo. Y me pregunto, ¿cuándo piensan devolver algo de lo que a ellos generosamente el sistema les ha dado?