martes, 29 de marzo de 2011

Lo celebramos: se han cumplido los pronósticos

En las elecciones regionales alemanas celebradas ayer domingo, 27 de marzo, se cumplieron todos los pronósticos, con la misma precisión que exhibe la tecnología alemana. Merkel ha sufrido una "amarga derrota", según sus propias palabras. Lo anunciamos ayer en una de las entradas de este blog. Acertar no ha sido de gran mérito. Lo decían todos los analistas, lo publicaron todos los medios de comunicación sin excepción alguna. Pero esta circunstancia no ha mermado mi satisfacción al conocer el resultado final. El dejar registro de ello, incluso un día antes de que se produjera la anunciada derrota, nos ha producido un enorme placer. Para ser claros: Angela Merkel no me gusta. Siempre me pareció una oportunista.

Se educó entre algodones en Alemania del Este. No luchó contra el régimen dictatorial ni fue una disidente. Más bien todo lo contrario: aprovechó todas las oportunidades que le ofreció el régimen. Militó activamente en las Juventudes Comunistas en los tiempos que esto representaba una ventaja. A cambio recibió una esmerada educación. Cuando le pareció oportuno desapareció de la escena política y esperó pacientemente, sin mover un solo dedo, a que cayera, en 1989, el Muro de Berlín. Sólo entones emergió cual ave fénix y se despertó su ambición política. Se acordó que era hija de un pastor y se afilió al partido democristiano. Escaló posiciones en su partido. Traicionó con descaro y sin disimulo a todos sus mentores. Hizo una carrera política meteórica. Pronto alcanzó un ministerio y desde allí planificó el asalto, dicho en términos políticos, a la cancillería

De la política europea a Angela Merkel sólo le interesan dos cosas. La primera, cómo le puede afectar a Alemania las decisiones que se tomen. Y la segunda, qué dirá de ellas Estados Unidos de América. El resto de la política internacional sencillamente le aburre, le cansa, le hastía. Por eso no debe sorprender a nadie su posición sobre Libia y sobre otros conflictos de similares características. No van con ella.

Durante la crisis económica que ha azotado a todo occidente, también a Europa, la canciller no ha mostrado especial predisposición por encontrar una salida pactada común. Ha hecho en cada momento lo que le ha convenido. Primero a ella, luego a ella otra vez y después a su país. No es extraño que no haya mostrado mucho interés en la economía española. Según ella, la situación que padecemos, nos la merecemos, porque España es un país habitado por vagos, que durante muchos años ha vivido por encima de sus posibilidades. Para ella, las empresas alemanas y la banca alemana nada tienen que ver con nuestra situación económica. Así que dice  que nos las arreglemos como podamos. Lo mismo digo y lo mismo le deseo. Después de la derrota, que esperemos que se confirme en las próximas elecciones que se celebren a la Cámara Baja, que se las arregle como pueda. Y a ser posible, lo más lejos de nuestras vidas. 

domingo, 27 de marzo de 2011

Fukushima pasará factura electoral a Ángela Merkel

A Merkel se la va a llevar por delante Fukushima. El partido de Ángela Merkel, después de haberlo hecho durante 58 años consecutivos, hoy puede dejar de gobernar el estado de Baden Wüttermberg, un feudo electoral de la Unión Democrática Cristiana, CDU, hasta ahora inexpugnable. Esta más que previsible derrota, según todos los sondeos, en el estado federal, locomotora de la economía alemana, también conllevaría la pérdida de la mayoría absoluta del partido de la canciller Merkel en la Cámara Alta o Bundesrat. Y esta es la cuestión que ha encendido las alarmas en el partido de la canciller.

La campaña electoral prácticamente ha estado monopolizada por el giro radical que el Gobierno federal ha dado a su política nuclear. Lo que más ha indignado y desconcertado al electorado son los continuos vuelcos experimentados por la canciller, actitud que no ha gustado ni a la oposición ni a sus votantes y ni siquiera a los dirigentes de su propio partido. A estos últimos, a los dirigentes del CDU, les cuesta explicar a los ciudadanos de forma coherente las cambiantes posiciones de la "Jefa".

Es conocido el hecho de que Ángela Merkel procede del ámbito universitario y científico. Es doctora en ciencias Físicas, por tanto, puede asegurarse sin miedo a errar que dispone de avalados y suficientes conocimientos para valorar los riesgos que conlleva la producción de energía eléctrica mediante tecnología nuclear. No parece creíble que el desastre sufrido en la central de Fukushima I le haya abierto de repente los ojos a una realidad para ella desconocida. Más bien el electorado ha interpretado que su nueva posición, este nuevo giro, no es más que la consecuencia de un minucioso cálculo electoral. La canciller alemana había derogado la ley de su antecesor que limitaba la vida útil de las centrales nucleares y por la que se establecía un calendario para verificar su definitivo apagón. Como he dicho la Canciller prorrogó la vida útil de estas centrales y lo hizo de una forma valiente y decidida: llevó la prórroga en el programa electoral que votaron mayoritariamente los ciudadanos, gracias al cual accedió a la presidencia del Gobierno.

Ahora, con su nueva posición Merkel tan sólo pretende frenar el efecto electoral negativo que está provocando en su partido el contrataque de los grupos antinucleares. La canciller ha decidido no explicar o defender su opinión. Ha preferido acomodarse a los nuevos tiempos y adoptar una posición timorata: ni sí ni no ni todo lo contrario. Una actitud que ya en el pasado le dio buenos resultados. Doblemente lamentable. Lamentable que un estadista emplee cálculos electorales para fijar su posición en un asunto de esta trascendencia. Y lamentable que el país que aspira a seguir siendo un ejemplo de desarrollo económico, mantener el liderazgo político y económico en la Unión Europea  esté sometido a la voluntad cambiante de su primer representante. Qué decepción. Sólo espero que el electorado no lo olvide hoy y le mande un recado cuando introduzca su papeleta en las urnas. Con las cosas de comer no se juega.

Generación de perdedores

Si en su justo momento la naturaleza me hubiera otorgado algún talento artístico o literario, o, siquiera, Salamanca me los hubiera concedido en préstamo, hoy los estudiosos y teóricos de las nobles artes me hubieran encasillado en la denominada "Generación X", que es la que se corresponde con los que a finales de los años ochenta debíamos contar con una edad creativa fértil. De haberse dado esta situación, lo primero que hubiera solicitado al selecto club es el cambio de nombre. Habría propuesto retirar la enigmática equis y cambiarla por la denominación más ajustada a la realidad de "Generación de perdedores".

Mi generación es hija de otra que se puede llamar "Perdida", aquella que vivió la Guerra Civil española en su infancia. Creció en el peor y más duro período de la dictadura franquista y se vio privada del sufragio universal y de la participación en la reconstrucción del país. Le tocó oír, ver y callar. Sobrevivir fue su único objetivo.

Soy hijo, por tanto, de una generación a la que sencillamente se silenció o, lo que es peor, no se le dejo existir.

Crecimos en los estertores del franquismo. Entonces, éramos demasiado niños para ser conscientes del régimen en el que vivíamos y por supuesto para tratar de cambiarlo. Más tarde fuimos también demasiado jóvenes para participar de los cambios que operaban los protagonistas de la transición. Llegamos tarde a casi todo lo importante que nacía. Poco más tarde, sin darnos cuenta, nos encontramos con una recién estrenada democracia, conquistada para nosotros sin nuestra participación. Recibimos el regalo del sufragio universal a los 18 años, conocimos la libertad de afiliación política, nos acercamos a los quioscos a comprar revistas que hacía escasos años era inconcebible encontrar, y, menos aún, ver en un escaparate que se exhibe al público. Besamos apasionadamente en las calles y en las plazas a nuestras novias ante los ojos atónitos de nuestros mayores. Acudimos a las aulas acompañados del sexo opuesto y todo ello con la mayor naturalidad del mundo, como si siempre hubiera sido así. Como ya he dicho este estado de las cosas, esta democracia se nos fue concedida de forma graciosa. Sin coste alguno. La disfrutábamos sin haber soportado un sólo rasguño para conseguirla. 

A los de mi generación no se nos ocurría qué más podíamos reivindicar. Todo lo que nos habían concedido era más de lo que podíamos administrar. Estábamos desorientados y nos quedamos sin ideas. ¿Qué más podíamos pedir?

Eramos conscientes de esta situación. Nos preocupaba y buscamos respuestas. En nuestras vidas apareció el sociólogo José Luis Zárraga. Él fue el primero que nos explicó lo que ocurría. Nos dijo, sin tapujos y a las claras, que como generación íbamos a pintar poco en la nueva España que amanecía, tal y como ya había ocurrido con nuestros padres en el anterior régimen. En las estructuras del poder no habría sitio para nosotros. El papel que nos había reservado la Historia era el de ser sujetos pasivos de las iniciativas de nuestros gobernantes. Fue entonces, a finales de los ochenta, cuando José Luis Zárraga nos bautizó como la "Generación de Perdedores".

Nos revelamos contra esto; pero en realidad no sabíamos cómo hacerlo. Nadie nos había enseñado cómo mover los resortes que hacen girar el gozne de las puertas que abrían los salones en los que se administraba el poder. No teníamos maña, y nunca lo aprendimos. Desde entonces, desde siempre, vivimos de espaldas al poder.

Los que nos sucedieron generacionalmente reinventaron la democracia. La ensancharon. Incorporaron nuevos conceptos, nuevos valores y nuevas utopías: la igualdad entre sexos, el desarrollo sostenible, el medio ambiente, cosas que a nosotros en su momento ni siquiera se nos pasaron por la cabeza. Nos aturdió Bibiana Aído con su "jóvenes y jóvenas".

Hoy la crisis económica se ha cebado con esos jóvenes, que también son los más preparados, o como a algunos les gusta decir, de sobra preparados, la generación más preparada de la historia del país; pero curiosamente la que engrosa las largas colas que esperan la apertura de las oficinas públicas de empleo. También la crisis ha noqueado a nuestros mayores, a los que se les ha ofrecido jubilaciones anticipadas masivas. Así se han reducido las plantillas de las industrias en crisis, en la Universidad, en la minería, en las eléctricas, etc., y se han ajustado balances económicos y financieros.

A mi generación, situada entre una y otra, le ha tocado firmar el acta de recepción del acuerdo del Gobierno de retrasar la edad de jubilación, de recalcular las percepciones por aquélla y la de reducción de las prestaciones sociales asociadas. Se nos pide un sobre esfuerzo para sacar al país de la crisis. Este sobre esfuerzo, como ya se supondrá, no consiste en confiar en nuestro talento, sino en nuestra capacidad de sacrificio: pérdida de empleo, pérdida de prestaciones sociales, pérdida de salarios, pérdida de calidad de vida, etc.

Veintitantos años después de ser formulada la teoría, se confirman los peores augurios de nuestro sociólogo de cabecera: definitivamente, somos una generación de perdedores. ¿A alguien le cabe la menor duda?

miércoles, 23 de marzo de 2011

¡Indignaos!

¡Indignaos! es el sugerente título de un librito que acaba de publicar Stéphane Hessel. Me lo regaló hace unos días mi hermano. Creo que compró varios ejemplares. Uno como es lógico se lo quedó él. El resto los repartió con la finalidad de que alguno de ellos encendiese la llama. Uno, como ya he dicho, me tocó a mí. He sido un afortunado. La obra consta de 60 páginas, incluyendo el estupendo prólogo de José Luis Sampedro y las notas y el pospacio del editor. Hay que leerlo. Es como una refrescante ducha después de una agotadora jornada de trabajo en un día de verano. Ediciones Destino dice de él que es "Un alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica". Hessel es un superviviente del holocausto nazi. Tiene 93 años. Participó de la Resistencia francesa contra la ocupación alemana durante la segunda guerra mundial. Fue apresado y encerrado en un campo de concentración. Condenado a muerte. Un golpe de astucia a última hora le permitió burlar el fatal destino. Participó activamente en la redacción de la Declaración de los Derechos Humanos. Sólo 60 páginas. No sobra ninguna. No falta nada.

La pregunta es la siguiente: ¿qué razones puede tener un hombre que ha vivido y sobrevivido a semejante calvario para que con su biografía, a los 93 años de edad, considere necesario hoy hacer una invitación a la indignación colectiva? 

La respuesta es sencilla: ¡hay que leerlo! porque la peor actitud es la indiferencia. Hessel dixit.

martes, 22 de marzo de 2011

Cuatro ideas para una buena gobernanza

A pesar de estar ya en plena precampaña electoral, todavía es pronto para conocer las ofertas que nos harán los partidos políticos para la buena gobernanza de nuestras ciudades. Incluso es posible que, como ya ha ocurrido en otros procesos electorales, no lleguemos nunca a conocerlas. Siendo optimistas, si finalmente estas propuestas en algún momento afloran y nos llegan, ¿cuál es el valor de nuestro voto? A mi me gustaría poder elegir a quien me represente y el programa que deberá poner en marcha para mejorar la convivencia en la ciudad en la que vivo. ¿Qué condiciones se deberían dar para que la elección fuese más democrática y garantizase que nuestros gobernantes sean los que los electores deseamos? Ahí van algunas ideas.

1º.- Listas abiertas para que los electores podamos seleccionar las personas de un partido que nos merezcan mayor solvencia. La partitocracia, buena para unas cosas, porque es cierto que da cohesión social, cuando se trata de elegir representantes es una rémora. Nuestros concejales y diputados regionales, escondidos en listas cerradas, están más preocupados de ser simpáticos para su jefe político, que es quien le garantiza un puesto de salida en las listas, que de los electores a los que realmente deben servir.

2º.- Una ley electoral más justa, que corrija la desproporción actual. Es inconcebible que formaciones como IU, con el apoyo social que la sostiene, disponga de tan menguada representación institucional. El bipartidismo forzado por nuestra legislación electoral no beneficia ni a los ciudadanos ni a la democracia. Los monopolios no son buenos en ningún ámbito. En el electoral, tampoco.

3º.- Elección directa del alcalde y del presidente de la comunidad. Decir que el alcalde es un edil más, primus inter pares, es una falacia. El alcalde no es uno más ni tampoco es el primero entre los iguales. Ejerce una autoridad en la administración y entre sus compañeros de corporación y de partido que no está avalada por una legislación apropiada. El candidato a alcalde que se presente a los ciudadanos y que éstos lo elijan directamente. El que más votos obtenga que gobierne y responda de su gestión.

4º.- Responsabilidad administrativa para los malos gobernantes. No quiero yo que nadie vaya a la prisión. Ni tampoco soy de los que denosta la política hasta el extremos de desear a los que se dedican a ella sufran males indecibles. Pero sí soy un firme defensor de la transparencia en la gestión y de que ésta se ajuste a los reglamentos y leyes en vigor. Por eso creo que cuando un gobernante, al final de su mandato, deja la institución que recibió en unas condiciones económicas deplorables y al borde de la quiebra debería exigírseles responsabilidades administrativas. Y esto sólo hay una manera de hacerlo y es inhabilitarle para el ejercicio de cargo público durante una buena temporada.

Esto son sólo cuatro ideas. Su finalidad no es otra que la de oxigenar la instituciones democráticas para regenerarlas, regenerar tanto las instituciones como la democracia. De esta forma también se puede mitigar el actual desapego que sienten los ciudadanos con sus representantes y evitar que "políticos populistas" de ventaja, aprovechando la confusión,  impongan otras soluciones "parapolíticas". Todavía no he dicho ni palabra del programa electoral que me gustaría escuchar o leer. Eso lo dejo para otra ocasión. 

domingo, 20 de marzo de 2011

Es necesario desideologizar el debate sobre la energía nuclear

Soy un asiduo lector del diario Público. Lo cual no quiere decir que comparta siempre plenamente sus posiciones. Eso sí, comparto mi debilidad por aquél periódico con la misma que siento por El País, al que me resisto a relegar a un segundo plano entre mis preferencias. Una de esas escasas ocasiones en las que no estoy en absoluto de acuerdo con la línea marcada por el diario es en el tratamiento que Público vine dando estos días al asunto de la catástrofe nuclear sufrida por Japón.
  
Yo, supongo que como todo el mundo, estos días sigo las noticias sobre la catástrofe a través de diversos y múltiples medios. Entre estos, por lo dicho, también en Público.

El domingo, 20 de marzo, el periódico le dedica a este asunto nada menos que siete de sus páginas, más el iniciático titular de la primera. "Fukushima entierra el discurso de una energía nuclear segura y barata". La segunda página  abre con el sugerente título de "Nucleares: el fin de la energía segura y (casi) gratis. La tercera página ofrece una entrevista con Marcel Coderch, de la que destaca la opinión del doctor ingeniero: "La industria nuclear está liquidada". La cuarta página se antetitula: "Catástrofe en Asia: el discurso proatómico se debilita". El titular de esta misma página no puede ser más elocuente: "La izquierda ve posible una España sin nucleares" y se ilustra la información con una bella foto de un atardecer en un campo de molinos eólicos en Facinas (Cádiz). Las dos siguientes paginas las preside el titular "Una carrera marcada por dos desastres". El periódico dedica su sexta página del diario a suministrar información que titula a toda página: "La fuga radiactiva contamina ya el agua y los alimentos". Y cierra el abundante reportaje con un nuevo y definitivo titular apocalíptico, en su séptima página, "Lecciones desde Hiroshima". Esta última entrega sobre la catástrofe se ilustra con una imagen de la ciudad de Hiroshima, tomada el 6 de agosto de 1945, totalmente destruida. Los referidos titulares no dejan lugar a dudas de cuál es la posición de este importante medio de comunicación sobre la cuestión nuclear.

El uso partidista y la manipulación ideológica que hace Público sobre este controvertido asunto es proverbial. ¿Cómo sino puede interpretarse la comparación del desastre natural que ha provocado la cadena de fallos en la central de Fukushima I con el deliberado lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima? La posición del diario se puede resumir en la siguiente proposición: las energías renovables son la apuesta partidista de las izquierdas, la nuclear de la derecha.

Para sostener esta línea argumental, en el despliegue informativo que realiza el medio aparecen las opiniones de Greenpeace y Ecologistas en Acción, organizaciones cuya opinión contraria es de sobra conocida, quienes, además, sitúan el apagón de las nucleares en España de forma inminente, entre 2020 y 2050. El único "experto" entrevistado que considera que "la industria nuclear está liquidada", es un Ingeniero en Telecomunicaciones, eso sí del reputado Instituto Tecnológico de Massachusetts. Pero ni rastro de un sólo científico, un físico, un ingeniero o un experto de verdad relacionado con la tecnología nuclear. Parece mentira que en tantas páginas no haya cabida para una opinión serena y discrepante, cuando no la de un neutral profesor universitario, que desde su cátedra pueda aportar algo de luz a los desnaturalizados acontecimientos. No se trata de menospreciar la huérfana opinión del ingeniero de telecomunicaciones; pero en este caso sería más relevante la opinión, incluso, del primo de Rajoy, que si mal no recuerdo es profesor de física en la Universidad de Sevilla, que la de un doctor al que no se le conoce vinculación alguna con estas cuestiones.

En este reportaje Público cae en todos los tópicos y estereotipos posibles sobre las nucleares. Llamamos la atención sobre la fotografía del parque eólico en Cádiz que reproduce este medio. Uno de estos estereotipos consiste justamente en no comparar las centrales nucleares con las más contaminantes y controvertidas (cuando no puestas en cuestión por las asociaciones ecologistas) de combustibles fósiles. Se compara, de ahí la ilustración insertada, las perniciosas nucleares con las verdes Renovables. el mensaje, como más arriba indicábamos, es claro: las energías renovables son de izquierdas (¿alguien, desde las filas de la izquierda, se atrevería a refutarlo?, por tanto, en contraposición, las Nucleares son de derechas. El debate ideológico está servido.

Siguiendo el hilo argumental podríamos igualmente convenir que el gobernante que más impulsó las energías renovables, la hidráulica concretamente, fue Franco. De la misma manera que se puede asegurar que el mayor impulso de la energía nuclear en España se produjo bajo gobiernos socialistas, período en el que se construyeron el mayor número de ellas. ¿Cómo resolver estas contradicciones? En primer lugar, como ya he manifestado en otras ocasiones, desideologizando el debate: esto no es una cuestión de izquierdas ni de derechas. En segundo lugar, dando prioridad a las informaciones contrastadas procedentes de la comunidad científica sobre otras opiniones, algunas de las cuales adolecen de estar poco fundamentadas. Y, en tercer lugar, evitar en estos difíciles momentos hacer discursos catastrofistas y apocalípticos que no persiguen otra cosa que enredar.

¿Puede prescindir España de la energía nuclear?

El comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, ha descrito la situación tras el accidente nuclear en la central japonesa de Fukushima I de "apocalipsis". Poco después el político alemán ha matizado sus propias palabras. En cualquier caso, de lo que no hay duda es que se trata de una catástrofe que marcará un antes y un después en la visión que la sociedad tiene sobre la energía nuclear y de la tecnología que la hace posible. En el debate que se está librando en la calle, lo que se ventila es la necesidad de prescindir de este tipo de tecnología y, por lo tanto, buscar otras fuentes de energía alternativas. ¿Cuáles?

A pesar de todos los agoreros que continuamente vaticinan su agotamiento, los combustibles fósiles van a formar parte de nuestra vida durante muchos años. En un futuro inmediato, es decir, en las próximas dos o tres décadas, no será posible prescindir de ellos. En el transporte aéreo actualmente no se contempla ninguna otra alternativa que no pase por la propulsión de las aeronaves mediante combustibles fósiles. Y la aviación no se improvisa de un año para otro. Estos aparatos, a diferencia de los turismos, se fabrican para mantener períodos de vida de varias décadas. ¿Vamos a cambiar toda la flota aérea existente en los próximos 20 años? ¿Dónde están los prototipos que la sustituyan?

El transporte marítimo o terrestre también necesita cuantiosas cantidades de energía. Aquí los combustibles fósiles sí pueden ser sustituidos más fácilmente. Quizás, la única incógnita sobre esta cuestión se plantee en el tipo de combustible alternativo. En los últimos años se ha hablado mucho del hidrógeno. Los prototipos diseñados con este tipo de elemento no han funcionado. O dicho de otra manera, aportan pocas ventajas sobre los actuales y, por el contrario, muchos inconvenientes desde los puntos de vista tecnológico y de la seguridad. El hidrógeno, costes de producción aparte, tiene un punto de ebullición por debajo de los ¡250 ºC bajo cero! Las condiciones de trabajo con este elemento como puede imaginarse tiene enormes inconvenientes, que los ingenieros todavía no han conseguido resolver.

Lo que sí parece factible es que el actual coche de motor de combustión interna evolucione a otro eléctrico. Me inclino a pensar que será el coche eléctrico el que al final se consolide como alternativa al uso de combustibles fósiles. Pero para que esto sea así, en un futuro inmediato, se precisará mucha energía eléctrica. ¿De dónde saldrá?

Las energías renovables no van a poder suministrarla, con independencia de que se impulse decididamente la eólica o la solar térmica. La hidráulica está a su límite (en todo caso, se podrá explorar la mareomotriz, etc.) a no ser que alguien diga que en España, de aquí a unos años, se van a construir un buen número de presas. La baja eficiencia de la solar fotovoltaica la descarta como alternativa seria a tener en cuenta.

En definitiva, se precisará mucha energía y ésta debe proceder desde luego, y eso es lo deseable, de un incremento sustancial en el mix de las renovables, manteniendo los combustibles fósiles para algunas aplicaciones específicas. Pero con todo no será suficiente.

Con este panorama, la energía eléctrica producida con tecnología nuclear será imprescindible si en los próximos años queremos mantener el mismo nivel de desarrollo y bienestar. Hoy se están construyendo reactores de 6ª generación para la fisión y se están dando pasos de gigante para poner en marcha una experiencia a escala piloto de una central de fusión nuclear, que produce una cantidad inferior de residuos. La información que llega de la comunidad científica a este respecto es muy alentadora.

Sé que hablar hoy en estos términos, con la que está cayendo, cuando toda la población mundial tiene el alma en vilo, con la lógica preocupación por la situación de los reactores de Japón, que en cualquier caso exigirá una profunda revisión de las condiciones de seguridad de las plantas de energía nuclear existentes, pude parecer extemporáneo. Pero considero una obligación no esconderse y dar justamente ahora esta opinión, para que no se pierda la perspectiva y el calor de los acontecimientos precipite decisiones que mañana podamos lamentar.

sábado, 19 de marzo de 2011

Con los trabajadores del IGME

En este mismo mes de marzo, los trabajadores del IGME han hecho público un comunicado en el que piden una mayor atención de las administraciones públicas. Critican que el ministerio de Ciencia, del que dependen, les haya recortado hasta el 80% de su presupuesto de inversiones. Es llamativo que sean los propios trabajadores los que salgan a la palestra a denunciar la situación. Me da la impresión que esto no es una cuestión que se haya producido por una decisión de última hora. El Geológico viene soportando desde hace ya muchos años el desprecio de nuestros [ciegos] gobernantes. Es lamentable.
Hubo una época en la que España no sólo descuidó la investigación geológica sino también las inversiones necesarias en suelo nacional de prospecciones mineras, que alumbraran nueva riqueza mineral. Y pagamos caras las consecuencias de ello. Hasta entonces, la despensa mineral de las colonias de Latinoamérica nos surtían de materias primas, sobre todo de oro y plata. La pérdida de las colonias hace 200 años obligó a Fernando VII a impulsar de forma precipitada los trabajos de estudio de viejos vestigios mineros. En 1848, la hija de este monarca, Isabel II creó el Instituto Geológico, con la finalidad de hacer el mapa geológico, inicialmente, de Madrid. Después vendrían otros muchos más. Desde entonces ésta es una venerable institución en la que han prestado servicio las mentes más preclaras de la investigación geológica de España. Una de estas autoridades, el ingeniero de Minas oscense, Lucas Mallada, escribió  una memorable obra intitulada "Los males de la patria". Resulta siempre gratificante releer esta magnífica obra. A pesar de haber sido escrita a finales del siglo XIX, hoy resulta de rabiosa actualidad. En ella se pueden encontrar algunas respuestas a las denuncias de los trabajadores de su antigua Casa. El desprecio a la inteligencia, al trabajo bien hecho quizás sea el primer mal de la patria que es necesario desterrar. Pero, ¿a estas alturas es necesario recordar la importancia de los trabajos que produce esta institución? ¿Es necesario insistir en la aportación fundamental que sus trabajadores-investigadores han realizado al desarrollo económico de nuestro país?
Me resulta extraño ir a Madrid sin hacer un visita al Museo del IGME, en Ríos Rosas. Entrar en el bello edificio, réplica del que ocupa la Escuela de Minas, en la misma calle, inspirado en los planos originales de Ricardo Vázquez, me hace sentirme un poco más feliz. Es como entrar en el templo del saber geológico.
El comunicado de los trabajadores del geológico no puede ser más oportuno. Yo me sumo a su reivindicación. Ojalá ésta no caiga en saco roto.

jueves, 17 de marzo de 2011

Las lecciones de Fukushima

El comisario europeo de energía ha calificado la situación de la central nuclear de Fukushima de apocalíptica. Poco después el político alemán ha matizado sus propias palabras. En cualquier caso, de lo que no hay duda es que se trata de una catástrofe que marcará un antes y un después en la visión que la sociedad tiene de la energía nuclear y de la tecnología que la hace posible.

Para garantizar el abastecimiento energético y posibilitar el desarrollo económico, a mediados de los años 50, España tomó la decisión de importar cantidades importantes de combustible fósiles, sobretodo petróleo. La crisis mundial del petróleo de los años 70 provocó que el Gobierno de turno impulsara los estudios para la implantación de centrales nucleares en nuestro país. Desde el primer momento esta tecnología nació rodeada de polémica. En los últimos años, la información y sobre todo la necesidad de reducir las emisiones de CO2 han facilitado una visión más positiva de este tipo de energía por parte de la sociedad civil. De hecho, las encuestas demoscópicas, realizadas en los últimos años, ya evidenciaban una posición favorable de los ciudadanos al suministro de energía mediante la fisión nuclear. La mayor preocupación residía en la gestión de los residuos radiactivos.

El desastre de la central japonesa ha reavivado la polémica y ha hecho retroceder las posiciones de los sectores favorables a este tipo de energía. Todos los países se han apresurado a anunciar medidas de control adicionales para estas instalaciones. Bienvenidas sean todas ellas. Aunque este no sea el mejor momento para tomar decisiones que afecten a estrategias de futuro, es indudable que hay que mover ficha, aunque sólo sea para tranquilizar a la población. Considero que no se deben tomar de forma precipitada decisiones de alcance, porque a no mucho tardar, el que las tomare, tendrá que volver a rectificarlas con gran desgaste para toda la sociedad: estoy convencido que en los próximos años no podremos atender la demanda energética sin la colaboración de la tecnología nuclear. Hoy de fisión, porque es una tecnología madura; pero en un futuro próximo, también habrá que incorporar la fusión, en fase de desarrollo a escala piloto.

Hoy, espoleado por los acontecimientos, el debate nuclear se ha politizado en extremo. Grupos ecologistas, partidos de izquierdas y otros colectivos alternativos han avivado los debates y expresado con contundencia sus opiniones contrarias al desarrollo de aquella tecnología. Yo pienso que lo primero que hay que hacer es lo mismo que todos deseamos para los reactores japoneses dañados, es decir, enfriarlo. Lo segundo, es sacarlo de la presión mediática y en tercer lugar despolitizarlo. Para ello, se debería dar más protaginismo a la comunidad científica.

Personalmente no me parece preocupante la presión mediática, que en todo caso, lo que puede provocar es que se revisen los protocolos de actuación, las garantías de seguridad, etc. Todo eso me parece positivo. Lo realmente preocupante es el hecho, hasta ahora desconocido, de que para provocar una catástrofe basta con eliminar los suministros eléctricos que alimentan los sistemas de refrigeración de una central nuclear. Dicho de otra manera, se puede provocar más caos en un estado o país eliminando una torre de la red eléctrica que el que provocaría en esa misma comunidad un movimiento sísmico. Y eso obliga a revisar los sistemas de seguridad actuales. De ahí la necesidad de someterlos a pruebas de estrés. Cuando se enfríen los reactores dañados y el debate mediático será el momento de extraer las importantes lecciones que nos está dando, eso sí a un alto precio, la central japonesa de Fukushima.

lunes, 14 de marzo de 2011

Carpe diem

Recientemente mi hermana Montse, que es muy listilla, me ha regalado un libro y no por el hecho de su insistencia, sino porque no encuentro mejor forma de expresar mi agradecimiento, lo he leído.

Haruki Murakami, en «De qué hablo cuando hablo de correr», que es el título de la obra recomendada, entre otras cosas, narra su perplejidad al descubrir un buen día que su cuerpo ya no respondía a las solicitaciones de su mente.

A pesar de los duros entrenamientos a los que se sometía y a la atención y esmero con los que planificaba los maratones, el japonés ya no era capaz no sólo de reducir los tiempos que empleaba en hacer el recorrido, sino que ni tan siquiera los podía mantener. Descubrió que la edad había hecho mella en su cuerpo. Había envejecido. Es decir, en una dirección viajaba su mente y en otra su cuerpo, y cada una por su lado, que supongo yo que es lo más parecido a envejecer. En esos mismos instantes se dio cuenta que no cabía otra cosa que aprovechar las posibilidad que le ofrecía su organismo en cada instante, y olvidarse de lo que había sido. Se lo tomó como una lección de la vida, que yo de forma muy libre traduzco por la expresión latina «carpe diem».

Esta locución aparece traducida en todos los manuales como «aprovecha el día», o lo que es lo mismo «aprovecha cada uno de los instantes del día, no los malgastes». Dicen que esta frase fue acuñada hace más de 2000 años por el poeta Horacio.

Mi padre, que yo sepa, nunca leyó al poeta romano, y si lo hizo, debió ser, tal como Aznar hablaba el catalán, en su más absoluta intimidad. Sin embargo, habitualmente me espoleaba con una frase que guardo en el recuerdo, que puede considerarse una digna versión obrera del aforismo latino. Como digo, mi padre, no sólo a mí, sino al resto de hermanos nos perseguía frecuentemente con el latiguillo de «no dejéis para mañana lo que podáis hacer hoy», versión proletaria y más actual del carpe diem. Si se quiere, en su versión más actual, el no dejéis para mañana…es toda una oda a la productividad, hoy tan de moda.

La esperanza de vida desde los tiempos de Horacio hasta nuestros días, afortunadamente, ha crecido, no de forma exponencial, pero sí de manera significativa. Por tanto, en el centro de nuestras preocupaciones no se sitúa el hecho de envejecer prematuramente, sino de cómo pasar y a qué dedicar los largos años que el Gobierno nos augura de vejez, es decir los que pasaremos como gravosos pensionistas a cargo del Estado. La preocupación se ha desplazado del inicial «vive bien porque morirás pronto», al «vive bien porque envejecerás pronto», al definitivo «vive bien porque sino se te hará insoportable la existencia». Todas estas máximas también son traducciones no literales; pero empleadas en distintas épocas como versiones castellanas válidas del adagio latino, que como se ve ha ido transformando su significado con los tiempos. Para que luego digan que la lengua no es un cuerpo vivo.

A mi ésta es una expresión que me gusta emplear y sobre todo poner en práctica como una filosofía de vida, que en definitiva es de lo que trata el libro de Haruki Murakami, cuya lectura me ha recomendado mi hermana. Pero yo no me identifico con ninguna de las acepciones que he recogido hasta ahora para este término, sino con otra bien distinta, consistente en  una actitud positiva de la persona, comprometida con el hecho de vivir intensamente cada instante. Una actitud relacionada más con afrontar el ejercicio de incorporarse a la vida y a sus quehaceres diarios con optimismo y alegría. Nada puede producir mayor satisfacción a un padre que despedir a sus hijos cada mañana, antes de salir los unos al trabajo y los otros al cole, con un beso en la mejilla y un «Carpe diem, hijo».

Primum vivere, deinde filosofare

Se acercan inexorablemente los comicios municipales. La fiesta de la democracia, como le gustaba llamar a este día a Pablo Castellano. En esta ocasión la fiesta estará pasada por agua. La situación económica obligará a los partidos a recortar gastos. Los bancos ya no están para prestar dinero ni a los amigos. Ni tan siquiera el ave fénix de Ruiz Mateos consiguió ablandar el corazón de su amigo Botín para obtener fondos para "no dejar caer" el nuevo emporio. Según ha revelado el propio José María Ruiz Mateos, Botín no contestó a las misivas del marido de la jefa del Rayo Vallecano, a pesar de las misas ofrecidas por la familia en su honor. Lo que sí debió hacer el banquero fue pensar en el viejo adagio latino, PRIMUM VIVERE, DEINDE FILOSOFARE. Es decir, lo primero es comer y después los ideales.

En la política ocurre algo parecido. Los candidatos, como los estudiantes a principios de curso, en el mes de octubre, se proponen grandes proyectos, sustentados en honorables ideales. FILOSOFARE. La campaña electoral se envuelve en papel de colores de celofán. El altruismo, la entrega a los demás son el denominador común que define el carácter de todos los candidatos. FILOSOFARE. El día después al de las elecciones el cansancio del cuerpo  requiere restauración. VIVERE. Es el momento de reponer fuerzas. De recibir la composición por la dedicación a la causa pública. No existe cosa más noble que la dedicación a los demás. Y de igual manera estos desvelos deben compensarse adecuadamente. VIVERE. Lo que ocurre a partir de entonces es que muchos de nuestros representantes no encuentran la ocasión de colmar todas las ilusiones que depositaron en el ejercicio de su cargo. Las retribuciones no siempre son la compensación justa y nuestro modélico representante se ve expelido  a explorar otros procelosos territorios. En definitiva, VIVERE.

Lo malo del asunto es que nunca llega el tiempo del filosofare. Vivere, vivere y vivere. Siempre el vivere. A veces a este vivere algunos lo llaman pragmatismo. No corren buenos tiempos para los ideales. Por eso yo vindico ahora más que nunca la necesidad de que los partidos articulen sus campañas sobre ideas y principios. Los principios libremente expuestos nos permitirán a los ciudadanos ser partícipes de las decisiones que se tomen para sacarnos de la crisis. Es posible que no seamos de gran ayuda; pero servirá para que comprendamos mejor la situación. Cuando en la fiesta de la democracia nos pregunten quién queremos que gobierne nuestro ayuntamiento, escapemos del pragmatismo y pongamos al frente a alguien con ideales, con principios. ¡Huyamos de la corrupción como de la peste! Ahora estamos a tiempo, después no nos quejemos.

domingo, 13 de marzo de 2011

La seguridad de los reactores nucleares a prueba

Japón es el tercer país del mundo con mayor número de reactores nucleares activos. Si la memoria no me falla el país nipón dispone de 54 reactores, un número  que tan sólo lo sitúa por detrás de Francia (58) y Estados Unidos (104). Con la potencia instalada en sus centrales nucleares produce del orden del 25% de la energía eléctrica que necesita. Si comparamos esta situación con la que se produce en España, veremos que los 8 reactores españoles aportan poco más del 18% de la energía consumida. Francia, primera potencia nuclear mundial, produce con tecnología nuclear del orden del 76% de la energía eléctrica total que consume. Estos datos, que han quedado retenidos en mi cabeza, pueden haber variado en los últimos años, pero no creo que ello haya afectado al panorama mundial del sector nuclear descrito.

En Japón nunca se ha producido una incidencia ambiental relacionada con su centrales nucleares. Sin embargo, la desgracia natural se ha cebado en estos días con ellos. Las ondas sísmicas han provocado, según los medios, la mayor catástrofe natural en este país en los últimos 150 años. Todas las noticias que nos llegan son terribles; pero hasta ahora no ha trascendido grave incidencia alguna en sus reactores nucleares. Se ha dicho que se produjo una fuga en uno de los reactores (quizás provocada para aliviar la presión en el reactor), que fue controlada inmediatamente.

En estos momentos lo importante es atender a las personas afectadas por la catástrofe, pero en los próximos días podremos analizar con más detalle cómo se han comportado las centrales nucleares y las consecuencias de la sacudida de la tierra sobre estas instalaciones, lo que servirá para realizar un importante test sobre la seguridad del uso de esta energía limpia.

Desde hace ya algunos años estamos inmersos de lleno en un debate sobre el consumo energético en España y en Europa, que si cabe el conflicto libio ha traído a primera página. Sería bueno que extrajésemos las lecciones que esta lamentable catástrofe nos pueda proporcionar para que esto nos ayude a impulsar un debate sereno sobre la necesidad de usar tecnología nuclear para generar energía eléctrica en España.

sábado, 12 de marzo de 2011

El pie que calza Angela Merkel

Un dictador de un país no muy remoto en un ocasión reunió a su Consejo privado para comunicarle una importante decisión: había resuelto iniciar un proceso irreversible para que a partir de esa fecha todos sus súbditos fueran iguales, accediendo de esta manera a una vieja aspiración de su pueblo. Decidió comenzar el proceso de "igualación" decretando que todos deberían emplear el mismo número de calzado. Asombrado por la brillante iniciativa de su líder, uno de sus consejeros le preguntó por la talla del calzado que debían emplear. El dictador, seguro de sí mismo, como no podía ser de otra manera, le dijo, "desde luego la de un pie del número 40, que es el que gasto yo".

Al protagonista de este relato ficticio no se le puede criticar su afán por que todos sus conciudadanos alcanzasen   las mismas cotas de igualdad, quizás lo que no está tan claro es que el método elegido sea el más adecuado.

Alemania está preocupada por el Medio Ambiente que disfrutan sus ciudadanos y por ello promueve normas, reglamentos y leyes que lo protejan. En materia de gestión de residuos promovió la creación de los Sistemas Integrados de Gestión para el reciclado de los envases; promulgó importantes normas protectoras de los suelos sobre los que se depositaban los residuos para su eliminación y diseñó tecnologías innovadoras para el tratamiento biológico de las basuras. Todas ellas forman un conjunto de decisiones importantes y favorables para el medio ambiente. De estas medidas destacamos un solo inconveniente: las nuevas reglas de producción reducen la competitividad de las empresas alemanas frente a la de los otros estados limítrofes. La solución es que todos juguemos con las mismas reglas de juego. Esta razón lleva a la Unión Europea a dictar Directivas que recojan unas exigencias en la gestión de los residuos urbanos similares a las reguladas por las normas alemanas. Así todos competiremos en "igualdad" de condiciones.

España, allá por finales de los años noventa, hubo de enfrentarse a la Primera Revolución de la Basura impulsada por la locomotora alemana comprando tecnología a este país. Las ayudas europeas a la innovación tecnológica reducía las posibilidades de adquirir tecnología japonesa o americana, por poner sólo dos ejemplos.
Ahora nos encontramos a las puertas de la Segunda Revolución de las basuras y la historia se repite, solo que en este caso la tecnología que España ha tenido que adaptar con mucho sacrificio a partir de la diseñada por la industria alemana, no sirve. Por ejemplo, los tratamientos biológicos o no sirven o no serán suficientes para garantizar los objetivos de valorización propuestos (hay que tener en cuenta que los equipos diseñados por los alemanes para el tratamiento de sus residuos no siempre son fáciles de adaptar a nuestros hábitos y costumbres, requiriendo en ocasiones costosas inversiones en adaptaciones).

¿Qué es lo que queremos decir?: ¿que no es importante avanzar en la mejora de los sistemas de gestión de los residuos y en la protección del medio ambiente? En absoluto. La cuestión que planteamos es que una simple lectura de la directiva europea nos descubrirá que los límites de emisiones de las incineradoras, por ejemplo, coinciden exactamente con las establecidas por la legislación alemana. Es decir, se pretende que todos calcemos el mismo número de pie y que este sea justamente el de Ángela Merkel. Planteamos que lo que Alemania hace al elaborar su derecho interno es defender sin duda el medio ambiente; pero cuando lo impone en el ámbito europeo lo hace por estrictas razones de defensa de su economía. Sin duda, España también debería defender con ahínco la preservación del medio ambiente, y en eso quizás coincidamos con Alemania; pero también debemos defender nuestra economía y en eso es posible que no coincidamos con nuestros vecinos ricos del norte ni en los tiempos ni en los procedimientos ni en las formas. Nuestros representantes en Europa no pueden seguir por más tiempo en silencio.

viernes, 11 de marzo de 2011

Ante las próximas elecciones municipales

No cabe esperar muchas sorpresas. Los partidos están a lo suyo. Esto es a conformar sus listas de candidatos y si se puede, de paso, a desgastar a su adversario. Hasta ahora propuestas, pocas. Relativas al Medio Ambiente, ninguna. Lo cual, dependiendo por donde se mire, a lo mejor es la mejor noticia que nos pueden dar. La resignación nos lleva a suscribir el popular refrán "Madrecita, que me quede como estoy". Hace unos días un amigo me decía que el plan de inversiones impulsado por el Gobierno, el denominado Plan E, había servido para aliviar, en parte, las penurias económicas de las empresas consultoras y de ingeniería; pero no había servido para invertir ni un solo euro en proyectos de plantas de reciclado de residuos de construcción y demolición, RCD´s, que es el sector que él conocía. Cuando le preguntó a un alcalde por esta circunstancia, el conspicuo corregidor le dijo algo así como: ¡Hombre con la que está cayendo como para pedirle a las empresas que se gasten dinero en reciclar sus residuos! Hay otras prioridades, concluiría diciéndole el munícipe. Yo no tengo medio alguno de comprobar la certeza de la información, aunque el informante es de absoluta solvencia. Lo que sí sabemos es que con la crisis se han producido recortes en todas las administraciones y donde más ha afectado la merma de recursos es justamente en las políticas ambientales. Para ahorrar, se han suprimido departamentos e incluso se han fusionado  ministerios; pero rara es la administración que no ha tocado su servicio de Medio Ambiente, hasta reducirlo a la mínima expresión. Hoy se puede afirmar más que nunca que el derecho constitucional a disfrutar de un ambiente sano y saludable es cosa de las clases pudientes, de las que se lo pueden pagar. El resto deberá conformarse con la Ley antitabaco.
La crisis económica ha hecho aflorar el verdadero rostro de nuestra conciencia ecológica: llegado este mal momento para las economías domésticas, debemos prescindir de todo lo superfluo, nos dicen desde todos los frentes. Aparentemente el argumento parece impecable. Lo terrible es que el medio ambiente ha resultado ser una vez más el gran damnificado, lo que demuestra que no hemos sido capaces de integrar el discurso de la sostenibilidad, que tanto hemos cacareado a los cuatro vientos, en la arquitectura básica que sostiene el  desarrollo económico del país. Qué lástima que no hayamos aprendido nada. ¿Habrá algún partido que, pese a la que está cayendo que decía aquél primer edil, defienda sin dobleces ni ambages la máxima de," en Medio Ambiente, hay que pensar globalmente y actuar localmente". ¿No estamos en un mundo globalizado? y ¿no se trata de unos comicios locales? Pues la ocasión la pintan parda: que se retraten, los unos y los otros.

jueves, 10 de marzo de 2011

El dinero de la basura

Recientemente el diario El País daba cuenta de una singular noticia. El periódico hacía referencia a la sustracción de más de un millón y medio de euros de una apacible comunidad de monjas, en Zaragoza.¡Pobrecicas!, dicho esto en toda la extensión del término. Hay quien ve en la noticia la demostración palpable de que, después de las millonarias y poco claras inversiones de algunos obispados en Afinsa, siempre llueve sobre mojado. Algunos, arrimando el ascua a su sardina, dicen que no está nada claro el destino de las suculentas recaudaciones que estas cristianas congregaciones atesoran. Yo, arrimando el ascua a la mía, digo que estas pobrecicas monjas mañas, de pobres que eran debían guardar su pequeños tesoro (pequeño por el tamaño, dado que en la noticia se dice que el botín estaba en billetes de 500 euros) en BOLSAS DE BASURA. Ni para una diminuta caja fuerte tenían. Ahorradoras que son ellas.

Yo participo de la idea de que en la basura siempre hay mucho dinero (a veces, como ya se ha verificado en algún sumario abierto, también sucio). En una extraordinaria novela: "La busca" de Pío Baroja, publicada en 1904, Custodio, uno de los protagonistas de la novela, le dice a otro: "Te imaginas, Manuel todo el dinero que se puede sacar de la basura de Madrid". Como se puede deducir, el oficio del juicioso Custodio no era otro que el de segregar y recuperar los materiales aprovechables que los madrileños arrojaban al vertedero. Un oficio éste lucrativo que le daba dinero para mantener a su mujer, una hermosa hija e incluso disponer de un empleado.

Un día con más tiempo, para los más curiosos, elaboraremos una lista con los artilugios, utensilios y cosas curiosas de las que nos desprendemos en algunas ocasiones arrojándolas al cubo de la basura. Debo decir que este desprenderse no siempre es voluntario. En el caso de las monjas de Zaragoza, la bolsa de la basura con los caudales, se dice que fue robada; en otros casos, el descuido ha llevado a desprenderse del viejo colchón sin reparar que en él se guardaban importantes sumas de dinero, vamos ahorrillos por si algún día pasaba algo, por si "da la vuelta la tortilla", que decían nuestros mayores temerosos y poco optimista respecto al futuro de la joven democracia española. La muñecas hinchables, (supongo yo que con fines terapéuticos. No se me ocurren otras utilidades...) o las urnas con las cenizas del familiar que hemos heredado, son otros ejemplos de artículos que aparecen en las cintas de las plantas de tratamiento de residuos.

Lo que ya no tengo tan claro es que en estos procesos de reciclado aparezcan las bolsas negras que "extraviaron" las dulces monjas de Zaragoza y no porque aquéllas hayan escarmentado, sino porque la nueva Ley de Residuos que prepara el Gobierno va a prohibir su uso. ¿Cómo resolverá esta cuestión el obispado, las comunidades cristianas, los socios de la operación malaya y demás precavidos ahorradores con dineros ajenos que pueblan este territorio llamado España? Debería promoverse un concurso de ideas, no vaya a ser que por culpa de Zapatero y la Ley de Residuos de repente nos quedemos sin chorizos por falta de medios en los que porner a buen recaudo y, en su caso, transportar el botín.

martes, 8 de marzo de 2011

La segunda revolución de las basuras

En el año 1998, la Universidad Complutense de Madrid convocó en El Escorial un curso de verano con el sugerente título de "La revolución de las basuras". Un año antes el Gobierno había aprobado la ley de envases y sólo unos meses antes de la celebración de este curso se acababa de publicar la ley de residuos (Ley 10/98, de 21 de abril). El pasado viernes, día 4 de marzo, el Consejo de Ministros (y ministras, por Dios que no se enfade nadie por este lapsus calami) estudió el proyecto de ley que enviará a las Cortes sobre residuos. El borrador que circula por el ministerio (el que yo dispongo tiene fecha de 10 de junio de 2010), Rosa Aguilar lo ha intitulado Anteproyecto de ley de residuos y suelos contaminados. La primera lectura de este documento nos sugiere dos cosas: la primera, que llega tarde, porque la Directiva europea Marco tenía que haberse traspuesto al derecho interno español, a más tardar, el 12 de diciembre del pasado año 2010. La segunda cuestión que nos sugiere es que estamos a las puertas o ante "LA SEGUNDA REVOLUCIÓN DE LA BASURA". A partir de la aprobación de esta importante Ley se deberán empezar a modificar otras muchas normas: Ley de envases, Plan Nacional de Residuos y los planes sectoriales que lo integran, planes autonómicos, etc. Pero la cuestión verdaderamente relevante es el nuevo diseño de la arquitectura de la gestión de los residuos, los objetivos de valorización, reciclado, etc., que se contemplan en el borrador. Las sanciones previstas por incumplimiento: la Directiva Marco ya adelantó algunos principios para garantizar que aquellas fueran efectivas. Otra cuestión importante son los plazos establecidos para alcanzar los objetivos que se marca la nueva ley. Nos surge una pregunta: ¿las entidades locales, que son las que tienen la competencia administrativa para el tratamiento de los residuos de origen domiciliario, tendrán recursos económicos para afrontar las inversiones que exigirá el cumplimiento de esta norma? Debemos tener en cuenta la pasada experiencia en la adaptación a las directivas europeas en materia de residuos. Por ejemplo, ¿Cuánto se ha tardado en cumplir (si es que se cumple de forma generalizada) el real decreto 1481 sobre vertederos? Por ahora, vamos a dejarlo ahí. Cuando el parlamento estudie y apruebe el proyecto de Ley tendremos ocasión de volver sobre esta cuestión, que promete ser muy interesante.

lunes, 7 de marzo de 2011

Saludos iniciales

Saludos iniciales es una expresión que me parece más adecuada para intitular esta primera entrada en el blog que "En construcción"; porque, en realidad, este espacio acaba de abrir su primera página y todavía no he decidido ni el contenido ni el aspecto con el que aparecerá ante todos vosotros. Espero que en unos días, si el tiempo y la autoridad lo permiten, se vayan definiendo esos pequeños; pero importantes detalles.

En cualquier caso, el que lea estas páginas debe saber que no he sido yo quien le ha ido a buscar, sino que ha sido el azar, la curiosidad o probablemente la casualidad quien le haya traído hasta aquí. Por eso, si no le gusta lo que lee, la solución es muy sencilla: basta con cambiar de dirección. La red es muy amplia y seguramente encontrará otras entradas, otras opiniones que le resulten de mayor interés.

Como antes decía todavía no he decido los contenidos que aparecerán en estas páginas; pero para quien le interese ya le adelanto una de las peculiaridades de esta página y de su autor: la improvisación. En contraposición a la mentalidad alemana, dicen que los españoles somos muy dados a esperar a última hora para resolver todas las cuestiones. Frente a los alemanes, los españoles tenemos fama de ser poco planificadores. Quizás esto sea cierto, no lo voy a discutir. Lo que que sí puede resultar una ventaja es que la improvisación, en este espacio que hoy se abre, puede suponer una bocanada de aire fresco. Diré lo que pienso, sin molestar a nadie o, en todo caso, intentando molestar lo menos posible. De lo que se trata es de dar una opinión genuina, una visión de las cosas propias. En unos casos podrá coincidir con la del paciente lector. En otros casos será discrepante; pero el objetivo final es aportar un granito de arena para fortalecer el entendimiento entre individuos de la misma especie (me refiero a la humana).

No sólo me propongo dar mi punto de vista sobre algunas cuestiones que pasan en la vida cotidiana, sino también aportar cosas relacionadas con mi trabajo, con mis lecturas, con mis pequeños descubrimientos de hechos hermosos que nos ofrece la vida en el día a día. A mí al menos me ha ocurrido que, en algunas ocasiones, desearía comunicar a otras personas pequeñas vivencias, descubrimientos y hechos que por su relevancia no dan para escribir un artículo en una revista especializada o en un medio; pero que el hecho de no compartirlo la mayor parte de las veces lo condena al obstracismo y al olvido.

Esto me ocurrió hace poco con el fallecimiento de un profesor universitario. Se trataba de una excelente persona, también de un buen profesor. Se trataba de un amigo. A petición de los interesados, los medios de comunicación suelen publicar escuetas notas necrológicas, nunca artículos largos, a no ser que se trate de una persona de una RELEVANCIA especial. Lógicamente, de la relevancia que se le antoje al director del medio. En estas ocasiones muchas de las vivencias que uno recuerdo en esos dolorosos momentos quedan perdidas, no expresadas, no compartidas. Pienso que con pequeños trocitos de estas vivencias podríamos hacer un homenaje a esas personas. En este espacio siempre habrá tiempo para recordar a esos pequeños Héroes del silencio que han sido tan importantes para el desarrollo de nuestra comunidad.

A veces los trabajos que realizo fruto de una enfermiza inquietud que desde pequeño padezco por el saber quedan también en el olvido. No tengo la menor intención de publicar en la imprenta todas aquellas cosas que he escrito como consecuencia de esta afición; pero me parece interesante compartirlas con los demás para que si a alguien le interesa tome nota de otros puntos de vista y a su vez contribuya a una obra más robusta.

En fin, esta es la primera entrega, mi saluda, la primera entrada en este blog de suerte incierta, que nace hoy, día 7 de marzo de 2011, porque a su autor así se le ha antojado.

Un saludo.